Laura miraba a sus compañeros asustada, Tania lloraba del miedo muestras ambos chicos mantenían la cabeza caliente debido a la profunda ira que tenían con ellos mismos de no haber hecho lo debido por liberarse a tiempo.

Christopher respira profundamente y deja todo en las manos de los guardias que le había impuesto su padre, tenía el conocimiento de su presencia desde hace mucho pero no quiso interferir porque al final le pareció una excelente idea de su padre y ahora le daba toda la razón.

Luego de media hora sintieron que la camioneta se detuvo, habían llegado a una finca cerca de los límites de la ciudad y pudieron saberlo al ser bajados e intimidados nuevamente con las armas. Los llevaron a una habitación que solo estaba ocupada por un sofá dónde los sentaron a todos y esperaron la entrada del jefe Gregory. Uno de los hombres de Nicolás les quita la mordaza

— Sobra decirles que nadie los escuchará si gritan por eso se las quitamos — advier