Al entrar, me recibió una de las criadas, seguida de la señora Martha, que lucía demacrada. Ella me guió hasta el despacho donde aparentemente estaban los demás.
—Buenos días —saludé al entrar. Los únicos en responder fueron mi amigo Jovanny y el abogado. Valeria estaba absorta mirando el gran cuadro que colgaba en la pared.
—Alberth, toma asiento —me indicó Jovanny.
—Señor Sandoval, se requería su presencia —declaró el abogado. Los presentes estaban molestos.
—No entiendo por qué se requiere aquí a un desconocido en un momento familiar —protestó uno de los presentes, mirándome con desdén.
Lo miré seriamente. ¿Quién se creía que era?
—¿Y ustedes quiénes eran para mi padre? Nada. Así que no deberían ni siquiera estar sentados en su silla —mencionó Valeria, visiblemente molesta. Los presentes la miraban negando con la cabeza.
—Una jovencita como tú no debe meterse en estos asuntos —espetó un señor canoso. ¿Quién sería él?
—¿Por qué demonios...? —rugió Jovanny— Ella es la hija única heredera.
Nadie volvió a hablar.
—Podemos empezar —cuestionó el abogado. Negó con la cabeza, abrió su laptop, colocó una tarjeta USB, abrió los folders y luego miró a todos los presentes.
—Aquí debe estar presente la nana de la señorita Valeria, la señora Martha.
—¿Pero y ahora una empleada? ¿Qué le pasó a mi cuñado? —habló una señora morena.
—Señora, si no quiere salir de aquí, cállese —recalcó nuevamente Valeria—. Puede continuar, ya mandaré a buscar a mi nana.
Cuando todos estaban presentes, el abogado soltó un suspiro y empezó a leer el documento, mencionando nombres, sus empresas y las casas que tenían en los departamentos cercanos al país.
—Toda la herencia es para su única hija, Valeria Smith.
—¿Pero cómo? Mi cuñado tenía que dejarnos la parte de la fortuna de nuestra hermana. Llevamos años trabajando a su lado.
—No lo sé. Ya cumplí con mi deber, no me interrumpa. Ahora seguiré leyendo.
Los presentes estaban molestos y cuchicheaban entre sí.
—Jovanny Howard se hará cargo de una de las empresas y estará pagando a sus cuñados como empleados hasta que se jubilen. Cuando Valeria cumpla 25 años, se le pasará la empresa textilera y la ganadera.
—¡Qué clase de testamento es este! Me voy de aquí —gritó el señor canoso, saliendo del despacho.
—Prosiga —sugirió Valeria.
—Bien, la casa y todo lo demás son de su hija. Pero su hija Valeria deberá cumplir con ciertos requisitos para heredar.
—¿Qué? ¿De qué se trata? —cuestionó ella, levantándose de la silla.
—Querida sobrina, tu padre estaba loco, ¿no lo crees?
—¿Qué le pasa? —rugí molesto, y Jovanny igual.
—Mencionas algo más de mi padre y te saco a patadas de mi casa.
—Imagínate si no cumples, tampoco será tuyo —respondió uno de los tíos de Valeria—. Vamos, Rosa, mi cuñado no estaba bien cuando escribió su testamento.
Dicho eso, salió del despacho.
—Puede continuar, debo asistir a mi empresa —pedí desesperado. No tenía idea de por qué habían solicitado mi presencia.
—Señor Alberth, este video es para usted y la señorita Valeria.
—¿Qué? —dijimos los dos al unísono.
—Los demás pueden retirarse.
—Entonces, ¿estamos aquí por nada? —preguntaron dos señoras.
—Ustedes recibirán su pago mensual por cinco años. Pueden retirarse, señoras.
—Bueno, yo me retiro, te espero afuera Alberth —dijo Jovanny, dirigiéndose a mí. Asentí sin entender qué tenía que ver en todo esto—. Valeria, te veo luego, cariño.
—Está bien, padrino.
—Bien, solo escuchen sin interrupciones —dijo el abogado, reprodujo el primer video del difunto. Algo me decía que él estaba preparado por esa razón hasta ha dejado videos, me concentré en la gran pantalla.
El video comenzó a reproducirse y el rostro de Edwards apareció en la pantalla. Giré mi rostro hacia Valeria, quien empezó a llorar al mirar la pantalla.
—Quizás si están viendo este video, es porque estoy muerto y ni siquiera pude detener el mal de los que me perseguían. Creo que me confié —Edwards sonrió y luego continuó—. En fin, ya ni modo. Hija mía, princesa de mi reino, quizás todo lo que diré en este video no será de tu agrado. Sin embargo, debes cumplirlo o no podrás heredar lo que te pertenece. Por otro lado, tus tíos querrán hacer todo para llevarte lejos. Recuerda lo que te hablé cuando tenías quince años —giré los ojos hacia Valeria, quien lloraba sin parar—. Bueno, debes cumplir esto por tu bien y para que yo esté en paz, aunque muerto ya ni cuenta. No obstante, siempre deseo lo mejor para ti, y lo mejor para ti es casarte cuando cumplas diecinueve años.
—Pausa —pidió Valeria acercándose al abogado.
—Señorita, pedí que no interrumpiera, necesito acabar con esto.
—Entiendo, pero ¿por qué...?
—No lo sé, yo solo hago mi trabajo. Puede sentarse para continuar.
Dios, realmente tan joven y él deseaba que ella se casara. Negando, dirigí la mirada hacia la pantalla.
—Hija, sé que te negarás, pero lo hago por tu bien, para protegerte. No quiero que te pase nada malo, y sé que tu futuro marido te protegerá de aquellos que deseen hacerte daño, como lo hicieron con tu madre y ahora conmigo.
Esto es irracional. De verdad que la madre de Valeria tuvo una muerte repentina, y ahora él.
—Alberth —me concentro al escuchar mi nombre—, quizás pienses que estoy loco por este gran favor que te voy a pedir. Eres la única persona que sería capaz de hacer todo por querer verme bien. Por tal razón, te pido, no mejor dicho, te ruego que seas el tutor legal de mi hija Valeria Smith. —Abro los ojos sorprendido—. Sé que ambos están sorprendidos, pero es mi voluntad y quiero que se cumpla. Amigo mío, aquella promesa que me hiciste aquellos años, ese favor que un día te iba a cobrar, ahora quiero que me pagues casándote con mi hija cuando cumpla sus dieciocho años en noviembre. Los detalles se los dejaré en los videos privados que he dejado para ti, hija Valeria, y para tu futuro esposo, mi gran amigo Alberth. Los quiero mucho, cuídense y no confíen en nadie.
—¿De qué está hablando Edwards? ¡Qué locura!
—Mi papá no tenía que hacer esto.
—Se debe cumplir con ello para que ella herede. Usted entenderá en el próximo video, que solo usted verá.
—Yo no puedo casarme tan joven.
—Y yo no puedo casarme con una jovencita. Además, estoy comprometido. Edwards lo sabía, ¿con qué intención lo ha hecho?
—Señorita Valeria, su padre le dejó un video importante. Vea ese video cuando esté sola y luego me busca. Ahora debo irme.
Al salir el abogado, me quedé mirando la pantalla, aún procesando esa locura de Edwards. Casarme con su hija, una jovencita. ¡Qué locura!
—Finjamos un matrimonio falso —sugirió Valeria, sacándome de mis pensamientos.
—Esto es una locura. No sé qué hacer. Debo irme y luego veré ese video. No sé qué más sorpresa dejó dicho tu padre.
—Está bien, pero ¿qué haremos? —preguntó bajando la cabeza.
—No lo sé, me voy.
Salí de la mansión de Edwards. Jovanny estaba hablando por el móvil; al verme, colgó la llamada.
—Alberth, ¿todo bien? —negué, enojado.
—¿Tú sabías de esa locura de Edwards? —quise saber, a punto de ir a sacarlo de su tumba.
—Sí, varias veces mencionó que si algo malo le pasara y su hija quedara sin alguien que la protegiera, y ella no cumplía sus 25 años, te pediría un favor que tú le debías.
Vaya, él sabía todo y ni siquiera me lo comentó.
—Esto es una m****a. Yo no puedo casarme con una niña, para mí es una niña. Además, tengo a mi novia y hasta se me había olvidado ese favor que le debía. ¡Demonios!
—No sé qué decirte. Pero quizás puedes hacer algo, llegar a un arreglo.
—Me voy, pensaré qué hacer.
Entré a mi camioneta y salí acelerando. Reí negando, ¿acaso Edwards estaba loco?
AlberthReproducía en mi cabeza una y otra vez el video que me dejó mi amigo. Era algo sorprendente; su hermano era peligroso y sus cuñados harían todo por meter a su hija en un hospital de jóvenes con problemas de drogadicción. Su única salida era casarse conmigo. Es decir, yo tenía que ser el héroe. Qué cosas, ¿no? Una joven con problemas depresivos, unos tíos locos y un tío que casi abusa de ella. Cuando él quiso demandar, no sirvió de nada porque no había pruebas. Yo estoy a punto de volverme loco con algo que no tengo idea de cómo resolver. Tengo que casarme porque le debo un favor: cuando estuve a punto de morir en ese río, él me salvó. En aquel entonces solo tenía 12 años y le prometí que le pagaría como fuera. Era un suicidio que yo mismo provoqué. Qué locura. Necesito saber qué haré. Aunque podría casarme con un contrato que dure cinco años y luego nos divorciamos. Le explico a mi novia y Valeria, cuando cumpla los veinticinco años, puede hacer lo que quiera. Esa idea no está
Estacioné mi camioneta en la entrada del hospital, bajé rápidamente y entré apresurado. Vi a la señora Martha con la cabeza baja y a Jovanny dando vueltas, visiblemente nervioso.—Señora Martha, ¿qué sucedió? —pregunté con urgencia.—Mi niña estaba en la sala cuando empezó el fuego... la casa explotó —respondió ella con la voz quebrada.Jovanny añadió, con el rostro pálido de preocupación:—Alberth, Valeria casi muere en ese incendio. Siento que fue provocado, aunque los empleados no vieron nada raro. Hablan de una mala conexión, pero no creo nada de eso.Apreté los puños, sintiendo una mezcla de rabia e impotencia. ¿Quién podría ser tan cruel con esta familia?—Necesitamos alejarla cuanto antes. ¿Cómo está? —pregunté, cada vez más angustiado.—Su estado es reservado. Inhaló mucho humo, no tiene quemaduras graves, solo algunas en la espalda —respondió Martha—La están practicando una cirugía.Pobre chica.Comencé a caminar de un lado a otro en el pasillo. La incertidumbre me estaba mat
Carajos, ahora sí estoy en problemas. ¿Cómo es posible que Joselyn ya esté de regreso? Pienso sin poder articular palabra alguna.—Amor, ¿estás ahí? —preguntó Joselyn al teléfono.—Sí, estoy aquí. Bueno, iré a verte al Penthouse —respondí.—No, te aviso, eh... me vine donde unas amigas. Cuando esté en mi casa te escribo.Fruncí el ceño, dudoso.—¿Viniste a quedarte o regresarás a Miami?—Vamos a hablar cuando nos veamos, ¿te parece?—Sí, de hecho, necesito conversar contigo sobre un asunto...—Amor, te hablo luego, bye.No me dio tiempo a terminar de hablar y ella ya había colgado. Suspiré, resignado; era normal en Joselyn ser así de impaciente.Marqué el número de Jovanny mientras salía del hospital.—Dime, hermano —respondió Jovanny.—Jovanny, Joselyn regresó y no tengo idea de cómo hablar con ella sobre mi matrimonio sin amor.Jovanny soltó una risa.—¿Por qué mierda te ríes de mi situación?—Calma, caramba. Es que tu situación es complicada. Sé que te casarás con Valeria para prot
"La verdadera fuerza no se mide por lo que puedes cargar, sino por la capacidad de cuidar y proteger a quienes amas."******ALBERTH —¡Qué mierda! —exclamó Joselyn, levantándose de la cama, visiblemente furiosa y a punto de explotar.— Alberth, me estás cargando una broma de mal gusto.—Cálmate. Y no, le hice una promesa a mi amigo Edwards y debo cumplirla. Me casaré con su hija, pero será por un contrato de cinco a seis años.Joselyn estaba claramente molesta. Se puso su ropa interior apresuradamente y se sirvió una copa de coñac. Negué con la cabeza al ver eso; no me agradaba ver a una mujer bebiendo en estas circunstancias.—¡Qué locura! O sea, ni siquiera me has pedido que sea tu esposa y tienes que casarte por una maldita promesa que le hiciste a un estúpido muerto.—Joselyn, ese vocabulario no te lo conocía —dije mirándola severamente.—Pues lo siento. Explícame bien, necesito aclarar la cabeza.Le expliqué todo sobre la supuesta boda y los motivos detrás de ella, pero ella inte
"Entre el tumulto de mis pensamientos, anhelo encontrar el sosiego que mi alma tanto necesita."ALBERTH Estacioné mi coche en la entrada de la mansión. Al vernos llegar, los guardias se acercaron para ayudar. Bajé a Valeria en mis brazos y la llevé dentro de la casa. Martha y los demás empleados se apresuraron a bajar para ocuparse del equipaje.Mi tía Gloria, al vernos entrar, no pudo ocultar su sorpresa. Con Valeria en brazos, subí las escaleras hasta su nueva habitación y la deposité suavemente sobre la alcoba.—Espero que te sientas cómoda, cualquier cosa que necesites no dudes en llamarme—expresé mientras Valeria miraba hacia el jardín. —Debo irme.—Gracias, espero no darte tantos dolores de cabeza—dijo ella, y yo esperaba lo mismo.—Trata de no darme dolores de cabeza. Cuando te sientas recuperada, debemos ver lo de la boda.—¿Crees que una boda resolverá todo? Mi padre no estaba en sus cinco sentidos cuando grabó esos videos.—Puede que resuelva algunos problemas, no todos. Y
Valeria.No dejaba de pensar en todo lo que había sucedido en las últimas semanas. Mi padre había muerto, casi muero calcinada en mi propia mansión, y ahora vivo en la casa de un hombre a quien apenas conozco, pero en quien mi padre confiaba plenamente. Pronto seré su esposa, no una boda por amor, sino un pacto. El aire se vuelve espeso cuando está cerca de mí. Actúa como si nada, pero se nota que no quiere esto, y la verdad, yo tampoco lo deseo. Mi padre no estaba en su sano juicio cuando dejó ese estúpido video, y resulta que hay más videos que podremos ver después de un año de casados.Pobre Alberth, casarse conmigo será como entrar en el infierno. Espero no causarle problemas; trataré de no perderme en mis arranques de desesperación y seré una buena chica hasta que expire el contrato.Miro hacia el jardín, la mañana se ve melancolía, recuerdo mi vida de hace unos meses. Papá siempre estaba preocupado, decía que tenía que estar preparado para lo que viniera. Últimamente no comía bie
Alberth Salí corriendo de mi mansión, todavía sorprendido por lo que había visto. "¿Qué era eso?", me preguntaba una y otra vez. La vi desnuda y me puse nervioso. Es una jovencita de apenas dieciocho años, aunque pronto cumplirá diecinueve. Pero para mí, sigue siendo una pequeña. Mientras manejo hacia la empresa, sigo pensando en mi boda, que se llevará a cabo la primera semana del mes siguiente, y aún no puedo creerlo. Por otro lado, Joselyn sigue molesta porque ni siquiera respondo a sus llamadas. Le dejé un mensaje en la mañana, pero aún no está en línea. Debería ir a su penthouse, pero no me atrevo; no soy de esos. Mejor dejo todo tal y como está hasta que las aguas se calmen.Llego a la empresa y empiezo la reunión junto a los accionistas y congresista de las diferentes empresas en las que estamos fusionados. Dentro de poco me tomaré unas vacaciones, lo cual será lo mejor; estoy estresado. Ser dueño de una empresa y una clínica privada no es nada bonito. Es cansado y aburrido, a
Valeria.Eran más de las diez de la mañana y él no había regresado. Al parecer, no durmió aquí; era de esperarse, quizás no toleraba verme, ya que se siente con obligaciones. Bajé al salón con pasos lentos; el encierro me estaba volviendo loca.─Buenos días, mi señorita, ¿se siente mejor? ─ preguntó Martha, a lo que asentí, dirigiéndome al jardín. Quería apreciar el aroma de las flores que decoraban el inmenso propiedad. Había inmensa alberca y varios columpios; parecía una parque de niños.─ Martha, quisiera desayunar aquí. Adentro me agobio. ─ Martha asintió y se dirigió dentro de la mansión. Absorbí el olor de las rosas; varias aves estaban sobre un hermoso árbol de corteza. El color de las plantas era de un hermoso tono amarillento junto con una mezcla de colores celeste y blanco.─ Buenos días, ¿vas a desayunar aquí, querida?─ Buenos días, tía Gloria. Sí, espero no molestar. ─ La tía de Alberth negó y luego se sentó, mirando su móvil una y otra vez.─ ¿Sucedió algo? ─ quise sabe