Los cuatro jóvenes se quedaron pasmados al ver a los individuos que los rodeaban, ahora eran cinco, tres de ellos eran los que habían peleado con Clyde y los otros dos les resultaban desconocidos por completo.—Veo que eres duro de pelar —le dijo a Clyde con una sonrisa torcida en los labios— Creo que tendré que pincharte un poco más fuerte —dijo mientras blandía un puñal en la mano. Clyde no sabía si era el mismo con el que lo había apuñalado.—Ahora eres más valiente porque tienes un par de amigos armados, ¿no? —le dijo con rabia.—Eres muy gallito, ya veremos si sigues tan valiente después de daros una paliza —dijo el flaco con la maldad latiendo en su voz— Luego les haremos los honores al par de golfas con las que andan.Clyde pensaba con rapidez, necesitaba encontrar una manera que las muchachas no fueran “testigos” de su cambio. Miró hacia más allá del vehículo donde se habían escondido los forajidos, era una calle larga y llena de gruesos árboles, allí podría estar a salvo de l
Como había gritado cuando Clyde lo tomó por el cabello, tanto el flaco como el otro individuo voltearon para ver qué ocurría, apenas podían medio ver las siluetas a esa distancia, uno era muy alto y el otro se debatía en el aire.—¡Pero qué diablos! —dijo el flaco— Charlie, ¿eres tú? gritó hacia ellos.Pero el llamado Charlie no contestó sino que salió corriendo como una gacela, entonces el flaco vio como la figura alta corría a una velocidad impresionante hacia ellos. Adam lo vio y sonrió con disimulo para que las chicas no lo notaran, pero estas sólo veían a la borrosa figura que corría hacia ellos.Ambas se volvieron como para protegerse y Adam se puso delante para que no vieran.Clyde golpeó con su cuerpo a los dos hombres y estos salieron rodando como si fueran bolos derribados en una cancha. En ese momento Clyde se volvió hacia Adam y le gritó—¡Corran! —les dijo, y el grito pareció salir del suelo mismo.Al escucharlo Megan levantó la cabeza y trató de ver por un costado, porqu
Adam y las muchachas corrían lo más rápido que daban sus piernas, al poco rato Susan sentía que se le iba a romper una costilla por el flato que sentía en el costado derecho.Habían salido corriendo hacia la avenida casi sin pensar en más nada que en huir de los malhechores, pero Megan iba muy inquieta, a pesar del cansancio no dejaba de pensar en la voz que había escuchado.«Es imposible que sea otra persona —pensó mientras corría toda marcha— Es la misma voz del sujeto que me llevó al hospital»Cuando llegaron a la avenida se detuvieron jadeando, Addam tenía las manos sobre las rodillas y parecía incapaz de hablar, sólo hacía gestos con los brazos tratando de decir algo por señas mientras procuraba recobrar el aliento. Susan estaba recostada en un poste de electricidad mientras cogía el costado con la otra mano tratando de mitigar el dolor que sentía. Megan era la que estaba en mejores condiciones, porque a ella le encantaba trotar y hacer ejercicios, aunque no era muy formal con e
El detective Peter Reynolds estacionó su auto detrás de una patrulla que estaba aparcada en la entrada de la calle donde los paramédicos atendían a los heridos y los del equipo forense analizaban la escena y levantaban los cadáveres después de tomarles fotografías.Después de saludar a los muchachos del equipo forense se dirigió para hablar con el doctor Duncan, quería informarse de primera mano sobre lo sucedido allí.—Hola, doc —lo saludó al llegar a su lado, se conocían desde hacía más de diez años, por lo que se tenían una amplia confianza el uno en el otro, y cada uno respetaba las opiniones del otro— ¿Qué me tienes?—Detective —dijo el doctor volteando hacia Reynolds— Hay dos hombres muertos por politraumatismos y tres heridos.—Bonito resumen, doc —le dijo el detective con una sonrisa torcida en la boca— Pero sabes a lo que me refiero.El doctor dejó caer la cabeza del cadáver que revisaba en esos momentos y lanzó un tenue suspiro al ponerse de pie, quedando de frente al vetera
—¿Y qué rayos es un lobo del norte, Morton? —preguntó el detective sorprendido— ¿Puedes decírmelo?—So - son huargos, jefe —dijo Morton un tanto intimidado por el tono de voz del teniente, cogió un poco de aire antes de seguir— Son animales que viven muy al norte de este continente y también tienen su contraparte europea, en especial al norte de Escocia.—¿Pero realmente existen? —dijo con cara de incredulidad, Reynolds— Había escuchado algo de eso en libros.—Sí, jefe, pero lo cierto es que los grandes lobos de Canadá, en especial de la región del Yukón son descendientes directos de ellos y los mismo pasa con los lobos europeos, aunque estos están extinguidos en su mayoría —terminó el técnico casi sin aliento al tratar de explicarse lo mejor posible.—¿Y cómo demonios se pudo contaminar esa sangre con la de estos animales? —preguntó, ahora más curioso que enojado.—Pues ese es el misterio, teniente —dijo Morton— No sabemos cómo ha podido suceder, nosotros nunca hemos tomado muestras
Clyde estaba leyendo el diario de su abuelo Angus, había leído lo suficiente para saber que el legado era al mismo tiempo una bendición y una maldición, porque no había manera de librarse de las obligaciones que traía consigo.Él siempre había sido un joven tranquilo y se podría decir que no le gustaba la injusticia ni el maltrato a las personas, pero no más allá de lo razonable, pero ahora sentía hervir su sangre en las venas cuando por casualidad presenciaba una injusticia ante sus ojos.Pero eso no era la peor parte, lo más complicado del asunto era que a su mente venían pensamientos sobre las personas que sufrían por culpa de otros y sentía la necesidad de enfrentarse a todos aquellos que hacían daño a las demás personas.En particular pensaba en los hombres que los habían atacado la última vez, parecía que esos ataques eran perpetrados por la misma banda en diferentes partes de la ciudad. Y a pesar de que los índices de delincuencia eran bajos, las pandillas sobresalían en daños
Clyde sentía cómo la boca de Meghan se abría para recibir su lengua, el calor que sentía se fue incrementando exponencialmente mientras ambos jugaban a explorar la intimidad de sus bocas.Megan disfrutaba como nunca de un beso, por supuesto que había tenido novios e incluso había perdido la virginidad con uno de ellos, aunque no fue muy placentero porque ambos eran muy jovencitos y el muchacho era un completo inexperto, por eso ella había decidido no volver a estar con un hombre hasta que se sintiera preparada y segura.Pero la verdad, como le había dicho crudamente Sandra una vez, era que no había conocido a un chico que le gustara en realidad, y ella hacía todo lo posible para mantenerlos a raya en el contacto físico.—Nunca les das ni una oportunidad —le había dicho su amiga— Siempre pones barreras Megan, eso lo sabes.Y era verdad.Pero ahora las emociones, aunadas a la pasión le estaban haciendo perder la compostura en estos momentos, sólo quería que Clyde la besara una y otra ve
Esta vez Clyde se esforzó con toda su alma porque el beso fuera intenso pero muchísimo más breve. Aún sentía que la piel le vibraba a una velocidad fantástica y rogaba que Megan no se diera cuenta.—Voy a acompañarte hasta tu residencia, amor —le dijo después de separarse— Después voy a regresar para tomar un descanso, creo que ha sido por los exámenes que tuvimos esta semana pasada, ha sido muy agotador.—Sí, pero también debes contar con lo que nos pasó en la disco —le dijo Megan mirándolo algo preocupada todavía— Mejor acompáñame abajo y yo me voy en un taxi.—Está bien —concedió Clyde de mala gana, en esos momentos deseaba que él hubiera sido “normal”, pero al mismo tiempo sabía que no podía despreciar su legado, sin él quizás hubiera muerto… y más de una vez.Sin decir nada más la tomó del brazo y se dirigieron a la puerta.Cuando Clyde subió, unos minutos más tarde, Adam lo estaba esperando en la sala bebiendo una taza de buen chocolate. Al ver que entraba se enderezó en el mueb