Capítulo 8
Fermín no se movió ni un paso, y tan tranquilo como le recordaba, se puso furioso de repente.

Agarró con rabia a Samuel por el cuello de la camisa y le dio un puñetazo.

—¡Lárgate! ¡Es asunto de mi familia, quién eres tú para echarme!

No pude aguantar más al ver que se volvía loco.

Le di una bofetada y el aire se silenció.

Fermín se tapó la cara y me miró estupefacto.

Me adelanté y cogí la mano de Samuel.

Sonreí a Fermín.

—Olvidé presentártelo, es mi novio, Samuel Santos.

—Así que está en posición de echarte.

Fermín levantó la mano para taparse los ojos y lloró como un niño delante de mí.

Cuando nos divorciamos, me lo imaginaba arrepentido.

Ahora que lo veía hecho un lío, no me sentía tan feliz como esperaba.

Tal vez fuera porque ya no me importaba, así que no sentía nada.

Antes de irse, me tendió la mano para abrazarme.

Lo evité.

—Fermín, no vuelvas a venir nunca más, déjame en paz, ¿vale?

Fermín asintió en silencio y se fue con Daniel.

Al marcharse, Daniel abrazó a mi pierna y me supl
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