CAPÍTULO 1 Callum

Helena Ramírez.

Una semana había pasado desde que sucedió aquello, el susto que tuve gracias al sonido de la escopeta y el raro sentimiento que sentí al mirar aquel lobo ojos rojos como si ya lo conociera de hace años me dejaron procesando toda la mañana de ese día pero lo más extraño que pasó es que realmente sentí todo real y que no lo había soñado a pesar de no saber cómo llegue esa noche a mi apartamento.

— Debo estar volviéndome loca — susurro para mí.

— ¿Por qué lo dices? — la pregunta hace que brinque en mi asiento, no la había escuchado venir a pesar de conocer su olor que es lo que me tiene confundida desde hace un tiempo. — Has estado extraña estos días aunque también puedo suponer que es porque el lunes es la semana de la moda en parís y hoy es miércoles y no hemos comido ni dormido bien — comienza a suponer, solo asiento para no verme rara.

— Si, debe ser eso — digo vagamente mirando el reloj de la pantalla, me levanto — Comamos mientras se pueda — sugiero y asiente, salimos del gran salón y entramos al cafetín que tiene el estudio. Suspiro y siente ese olor dulce que juro que no es del cafetín pero simplemente lo ignoro para centrarme en elegir lo que quiero comer.

“Voltea, está detrás de nosotras”

Otra vez esa fastidiosa voz, la ignoro mirando el cartel en la pared, siento a Jazmín tocar mi brazo y la miro confundida por su reacción, miro hacia donde mira, un lobo sentando frente al ventanal del cafetín, no deja de mirarme, es el mismo de aquella madrugada en el río del bosque.

— Te sigue desde hace unos días, es raro que tengas un lobo salvaje de mascota — la miro y río negando — ¿No es tuyo? Seguro lo salvaste y por eso te sigue como un fiel perro — le doy la espalda.

— Un café americano y una media luna, por favor — digo tratando de ignorar al lobo de ojos rojos.

“Mírame”

Logro escuchar pero no es esa voz fastidiosa, sino una voz masculina, me volteo y miro al lobo.

¿Me habló?, ¿Es posible eso?, ¿No estoy soñando?

Mis preguntas me tienen dando vueltas sin respuesta, el lobo se va, por suerte no es tan grande como lo vi en el río pero sé que es el mismo pero ¿Y si estoy loca?

— Dios, quiero terminar esta semana de estrés — camino a sentarme en una mesa junto a la morena de Jazmín y comemos pero sigo con la mente en otra parte.

(…)

Han dado la 2 de la mañana, me estiro en mi puesto y me levanto recogiendo todo para irme, me despido y salgo del estudio, una vez afuera siento que me siguen, puede oler que ese esa dulce fragancia, olía a pino, hierba buena y limón, algo muy hogareño, algo que añoraba volver a tener hace 5 años pero no me puedo poner a recordar mientras me siguen, más cuando no sé qué hace un lobo siguiendo.

¿Y si es un hombre lobo? Pero tengo dudas de que lo sea aunque su olor no es como de los perros callejeros, tiene un buen olor que embriaga de alguna manera. Niego siguiendo caminando, cruzo a un callejón ya que mi edificio queda a 10 minutos de donde trabajo. Corro pero maldigo al ver un callejón sin salida, me volteo lista para encarar al lobo que se transforma en medio de la oscuridad.

Puedo notar unos ojos brillante en medio de ese callejón con poca luz, su olor es un poco más fuerte y mi corazón empieza a palpitar rápido, no sé si de miedo o de tranquilidad.

— ¿Quién eres? — es lo primero que pregunto al verlo acercarse, entrecierro un poco los ojos notando que está desnudo, no creí que tuviera tan buen visión y una buena vista, grito — ¡Estas desnudo! — chillo y se queda quieto cuando le tiro mi chaqueta que llevaba en el brazo y me tapo los ojos con mis manos sintiendo un calor en mis mejillas.

— Lo siento, mi luna — separo un poco mis dedos para mirarlo taparse con mi saco pero eso no es lo que me impresiona sino por lo que ha dicho.

— ¿Luna? — pregunto, recuerdo que la bruja me dijo que era luna de una manada, pero no entendí a que se debía o su significado — Primero, no sabía que eras un “hombre lobo”, segundo, no sé porque me dices luna o si es algún tipo de apodo para coquetear será mejor que se aleje — digo buscando fuerza de donde no sé.

No recuerdo en este preciso momento como es que se pelea ya que cuando era chica iba mucho a karate.

— No coqueteo o bueno si pero no es forma de faltarle el respeto, eres mi luna, mi alma gemela destinada — sus palabras me confunden mucho y frunzo el ceño negando.

— Lo siento pero de verdad no estoy entendiendo absolutamente nada de nada, no hace supe que podía transfórmame en una mujer lobo y es lo más extraño que me ha pasado para que venga ahora un loco que se desnuda delante de una y termine diciendo estupideces. — respiro profundo después de soltar lo que he tenido atorado toda la semana, camino alejándome.

Algo del callejón, miro a los lados notando que no hay ningún civil y corro hacia mi edificio, llego tan rápido que no me doy cuenta, hay muchas cosas de la que no me doy cuenta y no tienen sentido para mí.

(…)

Salgo del baño y me siento en mi cama secándome el cabello con una toalla, noto que dan las 4 de la mañana, el sueño se ha esfumado junto al baño que me he dado, miro mi laptop en donde se ve una pestaña abierta con “Alma gemela destinada lobos” investigado pero lo único que encuentro es cosas que ni se relaciona con lo que realmente quiero saber y eso me estresa aún más.

Bajo la tapa de la laptop y me acuesto en mi cama, miro el techo, hay muchas preguntas que me hubiera gustado preguntando al hombre al cual no pude detallarle bien la cara pero si el miembro y ahora no sale de mi bendita cabeza.

— Duérmete, Helena, duérmete — suplico cerrando los ojos, suplicando de no tener pesadillas pero me es imposible. Me siento y veo el sol aparecer por mi ventana, miro la hora y dan las 7 de la mañana, suspiro y comienzo a vestirme para irme a trabajar.

No sé de donde saco fuerzas para seguir yendo al trabajo pero ahí sigo, salgo de mi edificio, quiero tomar un taxis pero debo ahorra si quiero ir a parís a la semana de la moda, mi única preocupación ahora es la semana de la moda y más nada, solo por estos días fingiré que mi vida es normal como la que cualquier extranjero en Francia.

Sí, eso pensé cuando vi un carro muy elegante delante de mí a una cuadra del estudio, del carro sale un hombre de cabello negro y ojos verdosos y mirada perfilada.

— Señorita Ramírez — frunzo el ceño al mirarlo decir mi apellido con ese acento inglés, él me mira analizando mucho mi rostro.

— Se equivocó de persona, con permiso — digo enseguida, camino con paso rápido para cruzar la calle y llegar pero el olor de ese hombre aparece y me volteo mirando mi chaqueta, la que le tire al hombre esta madrugada pero sé que este hombre que parece estar muy bien vestido con traje no es ese hombre lobo porque su olor es un tanto agrio.

— Sé que tiene muchas preguntas en su mente, así que permíteme responderla mientras tomamos el té — habla y señala que entre al carro. Miro a todos lados, a mí me han dicho mucho que no entre a carro de extraños pero mi vida ha dejado de ser normal hace unos años, no creo que me pase nada malo si subo, ¿No?

(…)

Observo que no hemos ido muy lejos, desde este café puedo ver mi trabajo, solo espero que no me despidan por llegar tarde, ya Jazmín me anda cubriendo la espalda, no dejo la taza que calienta mis manos frías mientras sigo moviendo mi pierna de la ansiedad. Si mi abuela estuviera viva me hubiera echado el regaño de mi vida por irme con un extraño que ni conozco.

— Esto es suyo — pone mi chaqueta dentro de una bolsa y sobre la silla, asiento sintiendo su olor — Esta lavada por si duda — explica mientras miro la bolsa, miro al hombre que debe rodar unos años más que yo.

— ¿De qué quería hablar conmigo, señor…? — pregunto esperando saber su nombre y él porque me pidió que me subiera al carro.

— Alexandre Gardernes, beta del alfa Callum de Rufus — muestra una tarjeta que dice que es secretario del nombrado pero lo miro confundido por los términos que ha usado y más confundida de no saber quién rayos es Callum de Rufus como para que tenga secretario.

— Disculpe… señor Gardernes, ¿no? — este asiente — No comprendo los términos que usó y tampoco sé quién es Callum ese de Refus  — me explico confundida, su cara cambió por primera vez en todo el rato en el que estamos sentados.

— Rufus — corrige, intento no voltear los ojos pero me es inevitable no hacerlo pero me aguando — ¿Acaso, eres una salvaje? — pregunta, siento que me va a enredar con sus términos sin lógica para mí, me levanto mirándolo ya en mi limite.

— Supongo que usted también es un “hombre lobo” por así decirlo, le diré con le dije a su “señor Alfa”, no sé nada, apenas hace unos días supe que podía transformarme por así decirlo y no soy una salvaje, soy un intento de persona normal — me largo de ahí tomando la bolsa con mi chaqueta, salgo de la cafetería, corre hacia el estudio, al entrar camino hacia mi escritorio, me siento en la silla y respiro profundo.

El mundo está loco.

— Helena, no lo vas a creer — mi cabeza palpita pero la miro esperando que siga con su cotilleo — El príncipe Callum vendrá a parís al desfile de la semana de la moda, ¿Puedes creerlo? — frunzo el ceño mirándola.

— ¿Qué príncipe? — pregunto confundida, me mira indignada y me muestra la foto del sujeto, alto, ojos ámbar casi como la miel, su cabello rubio, trago saliva sintiendo una puntada en mi corazón que no deja de bombardear contra mi pecho.

— Este príncipe, ¿Verdad que es guapo? — pregunta mirándome y asiento, se va y miro hacia afuera mirando el mismo carro.

¿Un hombre lobo príncipe?, ¿Eso existe?

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