La comida de Selig, es a otro nivel y no puedo parar de comer el guiso de cordero (Cawl). Los chicos están peleando porque los dejé sin porción para repetir. Lo convertiré en mi chef personal, la carne salteada y el guiso saben a gloria. Todos refunfuñan, excepto Selig, está con los codos en la mesa recostado de su puño y me mira gustoso. —Conviértete en fantasma en lo que comemos —propuso Reuben y da un mordisco de su carne. —Selig cocinas increíble, el sabor a otro nivel —con la boca llena lo alabo. —No la molesten, que por ella cocino las veces que sean necesarias —sonríe de oreja a oreja, es lindo ver al serio de Selig mostrando sus dientes—. Bellicienta se ha devorado mi comida con una inmensa alegría y me alimenta el corazón —me pasó su porción de carne y se me humedecen los ojos, por vergüenza agaché la mirada. La vida es demasiado corta y me estoy permitiendo esta grandiosa oportunidad que se me ha concebido. Mi silla es arrastrada por Berwin, estoy entre medio de sus pie
Levanté en mis brazos a Bellicienta, después de la visión se desplomó y la acosté en mi cama. El dolor de ella me llegó en olas embravecidas, me costó respirar y más sin poder hacer nada para sosegar su dolor. Ella se debió ir a ese plano que me contó apenas, se refugió en las nubes y el cielo de color. Hubiera querido que se aferrara a mí, pero la entiendo y beso su frente. Los chicos están preocupados pero los tranquilicé, ella está bien dentro de lo posible. —Vamos al hospital, ¿en dónde queda ubicado? —Les pregunto al cuarteto. —En Flintshire, a tres horas —dijo Meir y entró Craig a la habitación.Todos nos quedamos pasmados, caminó como zombie arrastrando los pies. —Ve que la cuidaré —susurró con su voz rasposa y miró el cuerpo de Belli. —Vamos los llevaré al hospital, mientras Craig cuida a nuestra chica fantasma. —Se ofreció Reuben, sin aceptar un no con la mirada.Craig se acomodó al lado de Belli y Takeo está sentado en el borde de la cama callado. —Cuando se despierte
El cielo de colores se deleita y al mirar tanta belleza me da esperanza para un nuevo mañana. He logrado calmar el llanto. No sé, si han pasado días o horas, pero realmente soltar todo me ha ayudado. Sentado en una nube rosada con sus piernas cruzadas el hombre dorado juega con una bola de cristal transparente (su tamaño es más grande que una de ping pong, pero siguen siendo pequeña) y por dentro se ven movimientos fugaces. —¿Qué es eso? —logro articular y la sostiene en alto.—Es mi artículo mágico, con el puedo estar en muchos sitios, sin estarlo —sus ojos miraban la bola, era tanta su concentración que pareciera que estaba dentro—. Prepárate —su voz bajó dos decibeles y no ayudó el movimiento veloz de sus ojos dorados de un lado a otro.Le iba a discutir que fuera menos espeluznante y me hablara más claro, pero sentí un inmenso dolor en mi pecho. Los ojos como pozos de Berwin fue en lo primero que pensé y en que corría peligro. Sin ninguna respuesta mi corazón me indicaba que debí
No esperé a los chicos, me fui corriendo hacia la manada del sur. Los chicos gritaban que los esperara o no sé qué, pero los ignoré. Al correr me sentí más veloz, tiene razón mi Lobito todo va cambiando. Algunos de los que huyen han trepado la verja, pero uno está a mi alcance. Por instinto natural he dado un salto que me sorprendió, fue uno lobuno y caí encima del tipo. Lo volteo, intentó empujarme pero le di pelea. Al no estar quieto lo golpeé en su cara y cuando lo despisté me convertí en fantasma e introduje mi mano en su pecho. —¡Traidora, déjame! —con su mano intentó sacarme los ojos, al ver su expresión asumo que ha visto mis ojos de fantasía. El tipo quitó sus manos asombrado—. ¡Joder! Eres… —tiro su espíritu maligno fuera del cuerpo cortando con sus palabras. El hombre sin espíritu brinca y me pongo en pie con el fantasma. He liberado y ahora queda el alma de este ser despreciable. Es un fantasma arrogante y tiene una cicatriz en su mejilla. Al ver su pecho murió por un dis
Estoy soñando con Belli y su sonrisa, sin embargo, algo me grita que despierte y abro mis pesados párpados. El auto está volcado, la sangre sube a mi cerebro y el zumbido en mi oído me tiene desesperado. Todo me duele, específicamente la cabeza, siento que me va a explotar. Suelto el cinturón y caigo de golpe, golpeando la costilla con la palanca de emergencia. —¡Maldición, ouch! —bramo y gravitó la mamá de Belli a mi lado. —¡Muévete, chico bonito! —me apuraba Dilys—. Estaban los tres inconsciente y no sé si este auto explotará, para colmo esos hombres se están tomando su tiempo hablando por el celular. Han dicho que el trabajo está hecho —no deja hablar y aumenta mi dolor. —Te puedes calmar, Dilys, me duele todo —toco mi frente tiene un gran charco de sangre. A mi lado Reuben está inconsciente, toco su pulso del cuello y es lento, pero sigue vivo. Suelto su cinturón de seguridad y lo sostengo para que no se golpee tanto al caer. Salgo por la ventana, el vidrio incrustándose e
En mi mente se repite eres un espanto de alfa, una tras de otra vez, intento sostener la mano de Reuben y cada vez que creía estar por agarrarlo más lejos estaba. El goteo del suero me despierta junto con el odioso ruido de las máquinas y lentamente abro los ojos. Lo primero que veo es mi pierna enyesada y amarrada arriba. —La dejaré con su hijo, pero la doctora pidió cuando llegarán los parientes, sobre todo el de Meir Jones que necesitaba tener una conversación. —Ese chico no es mi hijo, no me importa lo que suceda con él —la voz despectiva de mi madre me enojó. Necesitando calmarme, pienso en los ojos manantiales, en su olor a abeto mezclado con avellana y su sonrisa de arcoiris. La sentí, el grito que ha pegado mi madre me hizo abrir de golpe los ojos. Bellicienta está de pie llorando, mi mamá la ve con sus ojos enormes. —¿Cómo entraste? —mamá susurró y puso seguro a la puerta. —Cariño, ven —extendí mis brazos y sin importar que mi madre estuviera presente, Belli corrió a mi
En la habitación podíamos tirar un alfiler y se escuchaba el repiqueteo. Los chicos aún no asimilan que se llevaron a su amigo. Incluso Clarise, se quedó callada al ver la reacción de ellos. Tengo que solucionar de alguna forma este lío, Reuben tiene que volver con sus amigos y quiero mi canción por el cuarteto. —Mamá —le habló a mi madre fantasma, está frizada viendo a todos. He conseguido que Clarise, me de una mirada de soslayo—, llévame a tu habitación. —Me puedo imaginar lo que pasará por la mente de Clarise en este momento. En eso entró una doctora mayor, cabello corto rubio y al ver tantas personas en el cuarto nos reprochó con la mirada. —Necesitaba hablar con los familiares de Meir Jones.—Somos nosotros —comentó Selig y Takeo se apoyó a su lado.—En fin, Meir Jones llegó con el bazo roto según la tomografía y cuando estábamos en la cirugía estaba bien, es algo… —la doctora se quedó callada y nos miró a todos—. ¿Por qué les cuento y todos se han quedado normales? —Es un m
Estoy sentado en la silla de rueda con el yeso, pero tengo que fingir y soy llevado por Craig. Selig me puso al tanto de todo y Meir está muy preocupado por Reuben. Soy subido con la ayuda de Meir al asiento de atrás. Takeo me espera y sube mi pierna encima de su regazo. Selig espera en el volante y no para de tamborilear los dedos. Meir se acomodó en el baúl y se recuesta del espaldar, ya que ocupo todo el asiento. Dilys, gravita nerviosa al lado de Meir, está preocupada por Belli, cree que tal vez no vuelva a verla. Sé que ella volverá antes, solo necesita pensar con claridad. Mi madre se subió de mal humor en el asiento.—Poner distancia, que esa doctora me ha dado un gran dolor de cabeza —se tocó la melena y recostó de la ventanilla.—Es bueno que le den de su propia medicina señora —susurró Takeo y al mirarlo levantó los hombros hacia arriba.—Takeo si no me doliera demasiado me giraba y te golpeaba —murmuró mamá y luego sonrió.Takeo me golpeó el yeso y levanté las cejas confund