Estoy sentado en la silla de rueda con el yeso, pero tengo que fingir y soy llevado por Craig. Selig me puso al tanto de todo y Meir está muy preocupado por Reuben. Soy subido con la ayuda de Meir al asiento de atrás. Takeo me espera y sube mi pierna encima de su regazo. Selig espera en el volante y no para de tamborilear los dedos. Meir se acomodó en el baúl y se recuesta del espaldar, ya que ocupo todo el asiento. Dilys, gravita nerviosa al lado de Meir, está preocupada por Belli, cree que tal vez no vuelva a verla. Sé que ella volverá antes, solo necesita pensar con claridad. Mi madre se subió de mal humor en el asiento.—Poner distancia, que esa doctora me ha dado un gran dolor de cabeza —se tocó la melena y recostó de la ventanilla.—Es bueno que le den de su propia medicina señora —susurró Takeo y al mirarlo levantó los hombros hacia arriba.—Takeo si no me doliera demasiado me giraba y te golpeaba —murmuró mamá y luego sonrió.Takeo me golpeó el yeso y levanté las cejas confund
La voz de este hombre la aborrezco, los chicos se han reagrupado a mi alrededor y mi madre vaga por la habitación. La mamá de Berwin está sentada en la cama y se ve preocupada.—Ve al grano, no es una llamada amistosa —le respondo y soltó una sonora carcajada. —Recordaste a tu mamá. Dime, ¿y a mí? ¿He vuelto a tu corazón? —aprieto el celular y no tolero haber querido a alguien de esa calaña.—No eres tan importante, aparentemente. —Los ojos de Berwin se ven alarmantes. —Te afecté, no tuve opción eras parte de plan, pero aún podemos tener una vida. Elige ir conmigo y te aseguro que tendrás todo. —El único sitio al que irás es al piso como polvo. —Prometo. —Lamento decirte que este cuerpo es mío, suprimí al lobo. —Tienes cuerpo, puedes morir igual —se ha quedado callado—. Te hice pensar —me burlo. —Por ahora lo veo muy lejano. Te daré una pista para que no pienses que soy muy malo, el chico si estaba enamorado de ti. Mi corazón me duele y cierro los ojos furiosa.—¡Alinor, Alinor
Han aparecido fantasmas alrededor y escucho a los lobos aullar. No suelto el alma y decidida logré sacarlo. Reuben cayó al río y sostengo en alto al fantasma de cabello rubio.—¡Chicos, Reuben cayó al agua vayan por él! —Observo que el tipo tiene un golpe en la frente.—Un mo…mento esta…bas lejos y luego en mi cara… —habló con dificultad y su cara apretada.—Lo que importa es que tú serás polvo —aprieto cada vez más y su rostro hinchado.Lo hice polvo, sacudí mis manos. Me volteo y los lobos están bien, sellando almas y en el pasto Meir desnudo logró sacar a Reuben. Vagando retirado puedo vislumbrar a Luke y no puedo evitarlo, lo seguí. Está retirándose, lo veo que se detiene a hablar con Kara y no me han visto.—¿Dónde está el rubio? —Cuestiona nerviosa Kara.«Si es el que hice polvo, lo siento» pensé.—Lo desvaneció Belli —susurró asustado Luke.—No puede ser, es mentira —se ve histérica—. Era sencillo, antes de salir del cuerpo lo mataba y se desvanecía. En medio de la confusión de
Estoy con mi madre y su sermón de la vida me tiene algo aburrido. Le permito que se exprese, se ha portado bien con mis amigos. Además, selló espíritus y se ve cansada. Ha sido un largo día con altas y muchas bajas. Reuben quedó afectado y no habla. Los chicos están preocupados y quieren volver a Cardiff. No le he comentado a Belli, no sé qué piensa hacer con lo del cuerpo de su mamá y si quiere volver. Ella no es de compartir y aunque me duele, la intento comprender. —Berwin, no estás escuchando nada —mamá se dio cuenta y viró los ojos para atrás.—Por supuesto mamá, soy todo oídos. —Justamente después de mentir, siento una punzada en el pecho y me inclino hacia adelante.—Berwin, ¿qué te sucede? —Mamá toca mi hombro y cierro los ojos con una mano en mi pecho, haciendo presión.Es Belli, lo sé. Logro enderezarme y doy respiraciones cortas. La veo retirada con su madre y Belli está de espalda, me percato que sus hombros tiemblan. Sin ninguna duda, sé que es ella. Mi mamá me habla, pe
Encima de la camioneta gravitaban dos fantasmas y todo por tratar mal al lobo. No quiero perderlo y está muy bravo. El ambiente se siente tan caliente y nadie le habla. Las palabras de Abe antes de irse fueron: Un gracias. En ese momento no me importó. Cuando pueda hablaré con Abe y seré mejor persona con él. Tras tres horas de viaje, el carro en completo silencio, siento que estoy drenado. Al pasar la muralla del castillo, no se siente mi casa. Llegamos en la madrugada, todos se suponen que están durmiendo y veo corriendo un grupo de encapuchados. Me dejo llevar por el impulso freno de golpe y salgo corriendo del auto. —¡Berwin! —escucho que me llaman y no me importa. Voy furioso, siguen atacando nuestro castillo y sienten mis pisadas. Se giraron de golpe y siento que están detrás de mí los chicos.—¡Selig, soy yo! —Su voz es de chica y levantó las manos en rendición.Selig se adelantó y caminó hacia la chica.—¡Rhonda! —su voz es de asombro y ella se quitó la capucha mostrando su
Nos encontramos en el cuarto de Berwin, con el hombre sospechoso de la risa espeluznante. Nos cercioramos de que Reuben está durmiendo y los chicos registraron la habitación de arriba abajo. Supuestamente tenemos un espía según ellos. No les he dicho del libro que encontré, pues no he tenido tiempo y aún no sé qué hacer con este secreto. —¿Cómo te llamas? —Selig fue directo hacia el hombre en el medio de la habitación. Mi mamá gravitaba alrededor de todos y estaba sentada en la cama junto a Berwin. —Saith, era guardián de la línea. —Su voz es gloriosa con razón. Todos lo miramos asombrados. Puedo imaginar la pregunta que ronda en la cabeza pelona de Selig: ¿Por qué es un fantasma sin alas? —No me miren de esa manera, no estoy tan mal. Sus rostros me juzgan como si hubiera caído muy bajo. —Nos mira a todos supuestamente ofendido. —Karamat consiguió culparte cuando el que sacó los libros y se los robó fue Jason —dije lo que había asumido. —Algo parecido. —Las palabras cortas y pr
He aprovechado leyendo unas páginas de licántropo en el libro más deseado por todos y voy tomando anotaciones. No permitiré que me quiten a mi compañera de vida, haré lo que esté a mi alcance, más lo imposible por ella. Sigo buscando por las páginas, porque esto es lo que ya sabemos y cuando pensaba entregar el libro, al final en letra cursiva hay una pequeña nota. La memorizo y guardaré por si tengo que usarla en algún momento. Al levantar la vista me encuentro con los ojos grisáceos de Zetes, mi suegro. Puedo darme cuenta que su idea era que lo viera a solas, le entregué el libro y él asintió. —¿Encontraste algo fuera de lo normal Berwin? —Curiosea Belli. Ella se encuentra brincando en las nubes con esa chaqueta llamativa de gamuza en rojo, que se me había olvidado comentarle lo bien que resaltaba con su piel. Una mirada a Zetes me hace entender que dejemos ese pequeño dato al azar. —Nada de otro mundo, no has dormido nada y tienes tantas energías. —Me recuesto en la cómoda nube.
—Por mi parte no tengo nada que contarle nuevo, bueno que la amo y adoro —susurro y Zetes me dio una mirada altanera. —Déjalo papá, es un lindo lobito y todo mío —comentó Belli y me tiró una guiñada. —Pónganse serios. —Nos apresuró Zetes. Belli sacó una bola de papel y la desenrolló. —Toma Berwin, lo había olvidado. —Me pasó el papel arrugado. —La próxima vez, no lo hagas bola. —Le doy una mirada y solo espera que lo lea. —En ese momento fue buena idea —dijo levantando sus hombros Belli. La tarjeta verde, es de un detective llamado Argel Baker y no me cuenta nada. —¿Por qué un Dios y una semidiosa querrían los servicios de un detective? —Ponte serio —murmuró Belli y me golpeó la cabeza. Me alejé de su lado y volví mire la tarjeta, nada. —Es que si no te explicas —respondí en mi defensa. —Esa tarjeta estaba en la camioneta de tu madre, cuando íbamos al hospital a verte. —¿Le preguntaste a ella? —interrogo para ver si logro llegar a su punto y negó. —Tuve una visión, tu pap