Aun era muy temprano, apenas el sol amenazaba con salir de su escondite. Las heladas montañas de Transilvania parecían haber llegado al pueblo para arrazar con el poco calor que les quedaba, estás estaban cubierta por la nieve que muy pronto caería sobre las casas. Y no solo eran las casas, también los alrededores, bosques, árboles, colinas, carretera. Era un crudo invierno el que se avecinaba, Elizabeth contemplaba aquella maravilla desde la ventana de su habitación, le fascinaba ver los amaneceres desde lo alto de su castillo. Se abrazo asi misma, no es que sintiera mucho frío pero necesitaba a una persona a su lado en ese instante.
Claro después de tener ese pensamiento no tardó mucho en sentir unos fuertes brazos alrededor de su cuerpo y, por decirlo así su "calor" la envolvió haciéndola estremecer en lo más profundo de su ser. Amaba a su esposo, era su compañero eterno, su guerrero en las batallas, su amigo... Y él lo sabía perfectamente...
—¡Hola, hermosa!
Axel caminaba por el bosque cubierto por la nieve, le encantaba ese ambiente frío y blanco. Explorar el bosque se había vuelto una escape para el, estar encerrado en casa lo volvía loco. Ya contaba con dieciocho años y al menos sus padres lo habían inscrito en el colegio. Justamente ese día había terminado sus clases, al fin, no es que le molestara su escuela pero su padre había elegido un colegio de estudiantes "especiales" no quería enviarlo a uno lleno de humanos para ser un estudiante promedio normal. Bueno ya no importaba eso, había terminado con éxito logrando ser un estudiante de elite. Pero algo más le faltaba en su vida ¿pero el que?Sus padres le habían otorgado un poco más de libertad en el transcurso del tiempo, su prima Vannesa lo visitaba con frecuencia, era buena onda, pero no era lo mismo, ya que su tío no era muy permisivo con ella. De pronto escuchó unos pasos detras de él y supo de quien se trataba.—Hola padre, ¿me estas siguiendo?
Unas horas antes...Elizabeth, su esposo, Axel y Brenda contemplaban a la joven moribunda que yacía en la cama de invitados. Los hombres de Eduard habían encontrado a la joven tirada en el suelo de la verja de la entrada bañada en sangre y con grandes cortes y hematomas en su delicado cuerpo.El doctor le había hecho una revisión y descarto la sospecha de todos, la chica no había sido mordida. Simplemente había recibido una gran paliza. Ninguno se pudo explicar como una humana pudo haber llegado hasta lo alto de la mansión, ya que para poder llegar se necesitaba utilizar un coche.Pero allí estaba, casi al filo de la muerte. El doctor no le había dado esperanza alguna, ya que sus heridas eran profundas y la cantidad de sangre que había perdido era descomunal. Era un milagro que aun siguiera con vida. Como ya no podía hacer nada mas por ella, se retiro.—Hijo, Brenda se quedara con ella, no hay nada más
—Lamentamos mucho por lo que tuviste que pasar. Le dijo en tono consolador Elizabeth. Sabía lo que era perder a un familiar.—¿Puedo quedarme aquí con ustedes? Pregunta la joven.—Bueno… Dice Eduard dudoso.—Tendríamos que…—Puedes quedarte Darla, eres bienvenida a nuestra casa.Eduard mira a su esposa de una forma que no aprobaba su decisión, pero discutir con ella delante de todos no era lo ideal. Elizabeth siempre ganaba todas las batallas, literalmente. En eso el doctor hizo entrada en el cuarto. Mirando muy sorprendido a la chica que hacia unas pocas horas estaba al filo de la muerte.Este miro con reproche a Eduard, podía ser el líder de todos los clanes pero eso no le daba derecho de convertir a alguien sin consultarlo con un anciano primero. Las leyes eran claras, y estaban hechas para ser cumplidas no quebradas. Eduard entendió porque el Williams lo miraba de esa manera, y no le gusto para nada se
El doctor abandono el despacho de Eduard dejando con dudas y preocupación a la familia que se encontraba allí. Ya tenían suficientes problemas sin resolver a raíz de la elección del consejo dejando a Eduard como lider y ahora eso… su hijo con nuevos poderes ilimitados y una niña vampiro renacida.—Quizás tenga razón, en cuanto esto se sepa todos esos viejos vendrán aquí. Hablo Eduard pellizcándose el puente de la nariz.—Siempre han estado molestando, y siempre terminamos venciendo. Esta vez no será diferente amor.—Lamento haberlos metido en tantos problemas.—No es tu culpa hijo, todo comenzó desde lo que ahora soy. Así que no te culpes, son esos viejos que nos tienen miedo. Es todo.—Pero si esto se convierte en una guerra...—¡Entonces pelearemos! Dijo el padre al fin levantando la vista.Madre e hijo asintieron en señal que lo apoyarían hasta el final. Si se
Al final, todos estuvieron de acuerdo aunque Axel no tanto, pero después de todo sabía que la chica era peligrosa en esa etapa vampirezca de su vida. Porque podría atacar a cualquier humano sin piedad hasta saciarse por completo. Ya que los crímenes de los vampiros habían cesado en el pueblo gracias a Eduard.Axel subía las escaleras en silencio y con calma, el sol se había puesto hace media hora y eso significaba que Darla ya podía salir de su habitación a dar una vuelta. Quizás le podía enseñar a cazar. Toco la puerta suavemente y al segundo toque ella abrió la puerta.—¿Estás lista para salir de aquí? Pregunta con una sonrisa.—Más que lista.—¡Genial! Entonces vamos de caza._¿Caza? Eso significa ¿Salir del castillo? ¿Qué vamos a cazar? Abrió mucho los ojos.—Si saldremos, no muy lejos. Y pues, cualquier animal que veamos en el bosque. debes aprender a cazar tu c
—¡Eres muy fuerte, hijo! Dice Elizabeth.—Aun no doy todo mi poder.—Entonces debemos practicar mucho más.El chico asiente mientras madre e hijo detienen la lucha, sonrientes.—Eh logrado rasgar tu ropa, ma.—Eso es buena señal. Tu padre aun no lo ha logrado.—Entonces, debo luchar con papá también.—Si debes hacerlo, entrenar con él. Le sonrió. —Vamos a por algo que tomar.—Sí, eso suena bien.Después de esa noche Axel entrenaba con su madre muy a menudo, pero antes de eso, iba en busca de Darla como todas las noches para entrenarla también. Pero ella se negaba a verlo y le dolía saber que ella no le quería ver. No pensó que su declaración podría incomodarle tanto.—Debes practicar Darla, por favor.—Esta noche no quiero hacerlo, Axel.—Llevas así varias noches, no está bien que te quedes
Después de unos minutos a su mente le vino como un torbellino aquel beso compartido con Axel, la delicadeza con que se lo dio. La dulzura de sus palabras al decir que le gustaba. Se toco los labios y cerró los ojos. Quería probar más de ese chico, pero no quería involucrarlo en sus planes.Se merecía a una buena mujer, y ella, al parecer estaba frita. Después de todo lo que había pasado, le habían atrofiado el cerebro y el corazón. Sin saber porque, abandono la comodidad de la cama saliendo al exterior. ¿Qué buscaba? Su mente sabía bien que buscaba. Guiada por su instinto dio con él.No se podía creer que Darla estuviera parada frente de su habitación ataviada solo con un camisón de seda rosa. Todas sus alertas se activaron al instante.—Hola, ¿estas ocupado?—No. ¿sucede algo?—¿Puedo pasar?—¡Claro!Ella así lo hizo, la observo mirar su habitación con mucho detenimien
Podía sentir las uñas de Darla encajarse sobre su espalda, rasgando su carne mientras era invadida seguidamente por su amante nocturno. Lo disfrutaban, cada vez el ritmo de sus embestidas era más de prisa dentro de ella. Sin dejar tiempo para respirar o hablar. Solo sentir, tocar y amar. Porque después de haberla hecho suya, definitivamente se había dado cuenta que estaba enamorado de Darla y no pensaba dejarla escapar de su lado, a menos que ella así lo quisiera...No conto las veces que le había hecho el amor a Darla. Pero si conto con que ella lo disfruto al máximo, era insaciable y eso lo mataba. Porque no había nada más que darle placer a esa mujer hambrienta. Estaba ya por amanecer y ambos permanecían juntos bajo las sabanas de seda.Ella no dijo nada, al poco tiempo se levanto de la cama para recoger su camisón. Estaba claro que estaba bajo la atenta mirada de Axel, pero aun así no le importo. Comenzó a vestirse y este se extraño, su habitaci