Ariel se encontraba de pie frente al joven y Darla observando lo que estaba pasando. El chico levanto la mirada para enfocarla en Ariel quien abrió los ojos tan grandes como un plato.
—¿Tu?
Y fue lo último que pudo decir, la mano de Axel habría atravesado su tráquea con los dedos, salpicando grande gotas de sangre por todos lados. Al retirar la mano arranco la carne junto con todo lo que pudo tomar de su interior.
Ariel se ahogaba con sus fluidos mientras caía en el suelo, su herida jamás cerraría y por ende no sobreviviría por muy anciana y poderosa que fuese. Axel arrojo el pedazo de piel muerta que tenía en la mano se levanto y se dio la vuelta para enfrentar a su próximo enemigo.
Aarón y Eduard al verlo de frente quedaron sorprendidos, los ojos de Axel eran de diferentes colores. Uno violeta y otro color rojo. Nunca se había visto a un vampiro adsorber los poderes de sus padres y expresarlo en forma física de es
Tomo del cuello al hombre elevándolo en lo alto, lo acerco hasta la ventana cual rayos del amanecer amenazaban con salir. Aarón vio las intenciones del chico y tomo su brazo con fuerza. Pero estaba tan débil que no tenía la fortaleza de siquiera empujarlo.—Veras tu primer amanecer.—¡Eres un asesino chico! Sonrió.La luz se hizo más fuerte llegando el cuerpo de Aarón cual comenzaba a volverse cenizas. Era como un cigarrillo encendido, esparciendo cenizas al viento. Cuando todo el cuerpo desapareció entre sus manos, Axel se sacudió las manos respirando con normalidad. Escucho pasos a sus espaldas y giro.—Hijo, ¿estás bien? Eduard con cautela pregunto.—Si padre.—¡Oh! Has regresado a tu estado normal.—Así parece.—Tu madre está afuera muerta del susto.—Y ¿Vannesa?—En su habitación con Vince.—Ent
—¡Axel! Más, quiero más… Por favor. Decía Vannesa con la respiración entre cortada.—Todo lo que quieras pecosa.—¡Oh si! Amo cuando me llamas así.Acelero las embestidas sintiendo como las paredes del sexo de Vannesa se contraían sobre su erección. Alcanzaría el orgasmo muy pronto, continuo entrando y saliendo de ella rápidamente hasta provocarle alcanzar las estrellas del cielo.—¡Aaaaaa! ¡Siiiiii! Axel siiii. Decía Vannesa.Al escucharla gemir de esa manera, se corrió dentro de ella sin ninguna cohibición. Agotado, exhausto se desplomo sobre el cuerpo sudoroso de Vannesa quien también se encontraba a un suspiro por quedarse dormida. Se acostó a un lado de ella, tomándola por la cintura.—¡Eres mía! Le dijo con tono posesivo.—Y tú eres mío.—Por toda la eternidad pecosa. Ella rio.Unos días después…Toda la familia de
Esa noche se celebraría la ceremonia de Axel y Vannesa quienes se estaban preparando en sus respectivas habitaciones. La unión se llevaría a cabo en el jardín, todo estaba decorado con luces y muchas flores. Pocas sillas, era una boda intima porque así lo desearon los novios.—¡Increíble! existiendo tantos buenos partidos lo elegiste a él.—Mama, ya para el rollo sí.—Vannesa hija, de verdad ¿Axel? El hijo de mi enemiga.—Mama por favor, deja eso a un lado. Somos familia.—¡Me niego! Elizabeth es una perra.—¡MAMA! Reclama su hija.Victoria ayudaba a Vannesa a vestirse para la boda que en una hora daría comienzo. Pero antes intentaba conversarla de que desistiera del matrimonio pero ninguna de sus técnicas funcionaba. Lo que menos deseaba era esa unión pero al parecer no había vuelta atrás.Resignación…No podía hacer otra cosa que aceptar
—Piensas quedarte toda la mañana allí admirandome, o ¿Me acompañaras a tomar el sol? Ella voltea dedicándole una sonrisa angelical.—¿Ya te he dicho lo hermosa que eres?—Especialmente está Mañana no.—Pues, estás realmente bellísima pecosa. ¿Porque no me lo dijiste? Axel se sentó a su lado pasando un brazo por la cintura de su mujer.—Queria darte una sorpresa. ¿Te gusta?—¡Me encanta! Es maravilloso que podamos estar los dos aquí compartiendo este momento. El besa la mejilla de Vannesa.—Es extraño… es extraño sertir el sol en la piel. Es una sensación que no puedo explicar. Pero me gusta.—Pronto te acostumbraras a el, has pasado toda tu vida escondida en la oscuridad. A veces cuesta
Elizabeth soltó el cuello de Eduard para concentrarse en los labios de su amante, estaba sujeta por las caderas mientras Eduard llevaba el ritmo del ritual amoroso.—¡Oh Eduard! Necesitaba esto.—Y yo amor.Ambos jadeaban, se besaban, se amaban… todo lo demás no existía. Solo ellos dos en esa habitación. Elizabeth sintió su orgasmo muy cerca así que cabalgó a Eduard sosteniéndose de sus hombros, movía la cadera a su ritmo lo que ocasionó que su clímax la llenará mucho antes rompiendo todo a su paso… gritó el nombre de Eduard, las paredes de la recámara fueron testigos de su ardiente pasión.Pasados tres meses en la mansión de los Dracmantis, la familia esperaba impaciente en la parte de afuera de la habitación de Axel y Vannesa. El joven vampiro no paraba de dar vueltas en el estrecho corredor.—Vamos hijo, deja de dar tantas vueltas.—No puedo… ¿Porque tarda tanto?—Esto tom
Un mes después… dejando a un lado las diferencias familiares, bueno de hecho los malos entendidos entre la rubia y la secretaria. Aunque para Victoria jamás se resolvería su problema, estaba decidida a no dar marcha atrás con respecto a no tratar más a Elizabeth. Ella pensaba que la unión familiar se podía ir a la mierda, solo le importaba el bienestar de su hija y bueno, su esposo... así era su naturaleza, ser fría y cruel con los demás. Y no cambiaría.Mientras que Vannesa se encontraba encerrada con el doctor dentro de la habitación, ya estaba de parto. Sus gritos se escuchaban en el corredor atormentando a todos los que esperaban afuera. Sobre todo a Axel, se le notaba nervioso no paraba de dar vueltas mareando a los que se encontraban sentados. Afortunadamente ninguno hizo ningún comentario sobre su estado tan inquietante, al menos aquello suavizaba la tensión en el ambiente.Los nacimientos de bebés vampiros era un poco tardío… debían se
Era una noche fría, oscura y nublada. La luna estaba escondida por las densas nubes. Mientras que la noche permanecía helada una joven de unos veinti tantos años caminaba por la calle apresuradamente, los tacones altos alertaban sus pasos. Se sentía temerosa, pero prosiguió su camino a casa calándose un poco mas su espeso y pesado abrigo. El frio era descomunal en Transilvania, el vapor que salía de su boca le confirmaba que se aproximaba una gran ventisca y si no apuraba el paso la pillaría en medio de ella.Había escuchado rumores sobre las chicas jóvenes que desaparecían cuando estas caminaban solas a altas horas de la noche, ella era nueva en el pueblo, desde luego le parecieron solo rumores de viejos. Pensaba que aun estaba a buena hora para regresar a casa andando, lastimosamente había perdido el transporte del trabajo
—Puede llamarme Brenda. Ella le dice.—Está bien, es bueno saberlo ¿Por dónde debo ir? Ya que aquello parecía un laberinto por dentro.—Deje las maletas aquí, alguien las llevara hasta su habitación y sígame por favor.—De acuerdo. Este castillo es enorme, ya me veo perdida muchas veces.—Si eso pasa, solo me llama y la ayudare a moverse por el lugar.Supo que habían llegado al despacho porque se levantaban unas puertas enormes, pasaron por una serie de pasillos que estaba segura que no recordaría nunca. La mujer a su lado se movía ágilmente por el lugar, se notaba que llevaba años trabajando allí. Abrió la pesada puerta, pero