Patrick, en medio de sus propios sentimientos que aún no estaban claros ni en control total, tuvo un atisbo de lucidez sobre lo que el doctor estaba diciendo. ¿Rachel Anderson? ¿¡Pero en qué rayos estaba pensando el doctor!?—¿Rachel Anderson?, ¿la vicepresidente ejecutiva? —preguntó cuando pudo por fin articular las palabras.El doctor Morris se limitaba a mover la cabeza de arriba a abajo en señal de afirmación.—Pero, ¿Ella por qué?—A ver, necesito que respires, Patrick, tu cerebro no se está oxigenando apropiadamente. Respira profundo, vamos.Ante la imperativa sugerencia Patrick comenzó a respirar profundamente hasta que se sintió mejor, menos confuso.—Como puedes ver por ti mismo, el salir de una depresión como la que tú tenías es un asunto complejo, y aunque ya estás casi curado por completo aún hay algunas barreras que debes tirar.—Gracias, doc. Tiene usted razón, ya me siento mejor.—Ahora podemos hablar de la idea que te propuse. ¿Qué piensas de ello?—Estoy sorprendido,
Patrick se levantó esa mañana pensando, como si sus pensamientos estuvieran siguiendo el hilo, y lo que pensaba era lo mismo en que había estado pensando toda la tarde y noche del día anterior: ¿Cómo decirle a la joven y talentosa, Rachel Andreson que se casara con él por contrato?Esto no hubiera sido tan malo si el contrato no involucrara el hecho de tener un hijo, Patrick no estaba seguro, pero por lo que podía intuir, y estaba casi seguro de ello, Rachel era virgen, una joven de su casa criada a la antigua.Cuando estaba para salir hacia la oficina aún su mente trabajaba en buscar una manera de hacer las cosas.Tres semanas después…«Hoy sí se lo diré»Era la centésima vez que se lo repetía después de salir de su lujoso y exclusivo apartamento en Park Avenue, pero cuando llegaba al majestuoso edificio donde estaban las oficinas del consorcio parecía que la resolución de Patrick flaqueaba, así que cuando llegaba hasta su oficina en lugar de buscar un acercamiento con Rachel, lo evi
Cuando llegó a la reunión en las oficinas de J.P. Morgan fue recibida con la deferencia acostumbrada en estos casos, la mayoría de los que estaban en la reunión eran altos ejecutivos que no la conocieron personalmente cuando trabajaba allí, y el señor Haynes, quien era el gerente general no estaba, él le había dado la carta de recomendación personalmente cuando se retiró de la empresa.Antes de que ellos comenzaran a requerir y solicitar las explicaciones ella pidió la palabra y cuando comenzó a hablar entró una secretaria con las que había trabajado en el adjunto a la gerencia general, ésta se le quedó mirando por unos momentos, se imaginó que le parecía conocida, de pronto abrió los ojos asombrada al reconocerla, pero se sentó al lado de uno de los ejecutivos y no dijo nada aunque hizo un breve gesto de saludo que ella contestó con un breve movimiento de cabeza y una pequeña sonrisa.Sus oyentes quedaron cautivados por el poder de su palabra, la fluidez con la que hablaba, sin equiv
A Rachel no le pareció tan extraña la solicitud porque eso era algo frecuente, a veces tenía que pedir autorización para algunas transacciones que sobrepasaban su nivel de autoridad y tenía que ir a ver al señor Hamilton para ello, generalmente él las firmaba sin decir ni preguntar nada.Pero aprovechó la coyuntura para interrogar a Roberts, algunas cosas estaban un tanto extrañas, con respecto a su jefe y ella quería saber.—Entiendo, se las llevaré en un rato —le dijo al señor Roberts— ¿Puedo preguntarle algo, señor Roberts?—Por supuesto, mi niña —le dijo mirándola a los ojos con franqueza.—¿Sabe usted si el señor Roberts está enfermo o ha recibido alguna noticia extraña de su familia?Roberts la miraba un poco divertido, por la solemnidad de ella al preguntar, y cuando ella terminó de formular la pregunta una suave risa le hizo vibrar sus carnes.—¿Lo dice por los cambios que se han implementado en la empresa? —preguntó sin dejar de sonreír.—Así es. ¿Eso le parece a usted normal
La pregunta había salido atropelladamente de la boca de Patrick Hamilton, se notaba que estaba un poco nervioso y tenso, como si lo hubiera estado pensando rápidamente mientras ella llegaba desde su oficina a la suya Aunque Rachel no tuvo mucho tiempo de valorar cómo se sentía su jefe porque ella misma fue objeto de una conmoción que la dejó sin habla por varios minutos. Rachel se había quedado congelada apenas entró a la oficina de Patrick y éste le hizo la propuesta. Por su lado Patrick había estado pensando como decirle las cosas a Rachel para que no fuera tan sorpresivo (aunque esto no se podía evitar) y de la mejor manera posible. Mientras pensaba a toda velocidad tratando de conseguir una idea que fuera plausible, se le ocurrió que lo mejor era hacerlo en un lugar que no fueran las oficinas de Hamilton 's. Así quizás podrían relajarse un poco, aunque por la forma en que lo hizo parecía que jamás había salido con una mujer, sin embargo, había que decir en defensa de él que era
Eso no era posible, De seguro estaba fantaseando, a veces cuando no era más que una niña y aun en la adolescencia, inventaba historias para distraerse mientras estaba aburrida en su cuarto. Eso era lo que le estaba pasando ahora, la admiración que sentía por Patrick Hamilton la estaba confundiendo.Respiró varias veces y luego se levantó de su escritorio para caminar un poco por la amplia oficina. Se alegró de no sentir ningún mareo ni nada parecido, lo más probable es que se le había bajado un poco el azúcar, pero ya se sentía mejor.En eso estaba cuando se abrió la puerta y entró Ada, cargada de una torta, jugo y varias golosinas dulces. A Rachwel le dieron ganas de reír.—Por favor, Ada —le dijo poniéndose la mano sobre la boca para contener la risa— Te dije algo dulce, no que me trajeras todos los dulces de la cafetería, ¡Me va a dar un coma diabético!Ada la miró con cara de confusión para luego verse a sí misma y sus brazos cargados de cosas, entonces rió y puso todo sobre el es
Esa experiencia fue tan emocionante que Rachel se había relajado por completo y cuando él se cambió al asiento del piloto ella disfrutó mucho el verlo conducir con tanta seguridad por las calles de la ciudad.Y al ella relajarse permitió que el mismo Patrick aflojara un poco su tensión interna, de pronto se había conseguido con alguien que parecía una niña, pero grande, con inocencia suficiente para no temerle, pero al mismo tiempo con una madurez lo suficientemente alta como para llevar a cabo responsabilidades de alto nivel.Estuvieron conversando de varios temas, pero en especial de autos, a ambos les gustaban los coches deportivos, los de carreras y cuánto auto extraño había en el mundo. Rachel tenía una enciclopedia sobre autos, desde su diseño hasta su fabricación, que le había costado casi una cuarta parte de su sueldo durante varios mesesCuando llegaron al restaurante ambos estaban relajados y tranquilos, al menos Patrick estaba mucho menos tenso, se había imaginado que la co
—No tienes que pedirme disculpas, Rachel —dijo Patrick con un suave tono de voz, muy diferente al que estaba acostumbrado a utilizar, especialmente con el sexo femenino —No has hecho nada incorrecto, ¿Por qué pides disculpas?Por supuesto que no se había fijado que ella se había quedado congelada por que él le había tomado de la mano, ese gesto la dejó bastante sorprendida, pero no por el gesto en sí, sino por todo lo que le hacía sentir. Esa extraña sensación de ardor en su pecho que no había sentido nunca.Rachel hizo un esfuerzo y recuperó su mano mientras trataba de ponerse más erguida en su silla, el movimiento se vio natural, pero lo que quería era rescatar su mano, porque sentía que el contacto de la mano masculina le quemaba la piel.—Porque me cuesta tutearlo, Señ.. Hamilton… Patrick —se atropellaron un poco las palabras en su boca.—No hay problema, poco a poco lo irás logrando, además, ¿no ves que tenemos muchas cosas en común? —se odió un poco por utilizar esa técnica empá