—No tienes que pedirme disculpas, Rachel —dijo Patrick con un suave tono de voz, muy diferente al que estaba acostumbrado a utilizar, especialmente con el sexo femenino —No has hecho nada incorrecto, ¿Por qué pides disculpas?Por supuesto que no se había fijado que ella se había quedado congelada por que él le había tomado de la mano, ese gesto la dejó bastante sorprendida, pero no por el gesto en sí, sino por todo lo que le hacía sentir. Esa extraña sensación de ardor en su pecho que no había sentido nunca.Rachel hizo un esfuerzo y recuperó su mano mientras trataba de ponerse más erguida en su silla, el movimiento se vio natural, pero lo que quería era rescatar su mano, porque sentía que el contacto de la mano masculina le quemaba la piel.—Porque me cuesta tutearlo, Señ.. Hamilton… Patrick —se atropellaron un poco las palabras en su boca.—No hay problema, poco a poco lo irás logrando, además, ¿no ves que tenemos muchas cosas en común? —se odió un poco por utilizar esa técnica empá
Rachel se ruborizó más, pero ésta vez no trató de disimularlo, se sentía ligera y agradecida por estar disfrutando de este momento. Una de las mejores características era su naturaleza adaptable. pasó de ser una aventajada estudiante a ser una pasante excelente y ahora se había adaptado con total naturalidad a llevar el peso de una vicepresidencia que había ganado por méritos propios.Y ahora se estaba adaptando bastante rápidamente a disfrutar una velada tranquila con un hombre de la talla de Patrick Hamilton. Le parecía tan increíble que fuera tan agradable compartir con él, en particular que pudiera ver esta cara de su personalidad que no se notaba para nada en el “ogro” que presidía el consorcio Hamilton’s Corp.—Creo que el señor Haynes fue bastante amable al decir esas cosas de mí —dijo con cierta satisfacción en el cuerpo.—Yo por el contrario creo que solo hizo justicia a una realidad palpable —al decir esto se le quedó mirando fijamente, como si estuviera viendo algo que no h
Rachel esperó hasta que Patrick terminó de decir todo lo que tenía que decir, pero intuía que eso no era todo, aún habían varias cosas que no tenían una explicación plausible. Y eso era algo que ella no quería dejar pasar por alto.—Puedo entender todo lo que me has contado, Patrick. Y lamento profundamente la situación en que te encuentras, bueno, tú y tu padre —al oírla, Patrick se puso tieso esperando escuchar el rechazo. Rachel se dió cuenta de eso y sin pararse a pensarlo mucho le puso una mano sobre las de él, que las tenía apretadas fuertemente sobre la mesa— Espera que aún no termino. ¿Está bien?—Sí, Rachel —Lo dijo al sentir que ella no lo iba a rechazar de plano, pero aparte de eso la suave calidez de esa mano joven sobre las suyas lo hizo sentir tan bien. Y se sintió tan reconfortado que le bajó en varios niveles el estrés que estaba experimentando al contar algo tan íntimo a una desconocida.— Gracias.—Pero hay algo que no puedo entender, al menos no todavía —lo miraba a
Patrick cerró los ojos y dos nuevas lágrimas rodaron por sus tensas mejillas, el sentimiento de agradecimiento que llenó su pecho fue algo que no había sentido en años, y no estaba seguro si alguna vez lo había sentido en realidad.Soltó ambas manos y las sacó de debajo de las de Rachel para luego tomar las de ella y apretarlas con calidez.—Gracias, Rachel —las palabras no acudían a su boca, se sintió extraño, pero hizo acopio de valor y siguió con la idea de pensamiento que había tenido.— Aunque aún hay algunas cosas que debo decirte y entonces podrás decidir con absoluta libertad. Ya lo que has hecho conforta mi corazón y me hace apreciarte muchísimo.—¿Qué quieres decir? —musitó ella.—Pues, está el hecho de que yo soy un hombre marcado emocionalmente —procuró expresar con claridad las cosas, porque no era fácil, en parte porque ella podía cambiar de opinión. Aún no estaba todo dicho— Y quiero decirte que nada malo va a ocurrir contigo.—Entiendo en parte lo que dices, pero, ¿Hay
Patrick escuchó la pregunta y se maravilló porque eso era precisamente lo que él estaba pensando.—Me sorprendes, Rachel. Porque eso era justamente lo que estaba pensando —lo dijo sonriendo satisfecho, porque lo estaba, en particular del maravilloso cerebro de la chica.—¿Y pensaste en algo?—Solo en que debería haberte dicho que usaras un elegante vestido para salir a bailar o algo así para celebrar.—¿Y, deberíamos celebrar este compromiso que es más un contrato?—Al menos yo quiero hacerlo, Rachel. A pesar de que esto no es lo normal, para mi es una gran felicidad que hayas aceptado y creo que mi padre te adorará. Y eso sin hablar de la nana, creo que te ganarás su corazón con relativa facilidad —dijo pensando con orgullo en su querida nana.—Por como lo dices ya me están dando ganas de conocerla, y a tu padre también —completó la frase después de unos segundos.—Gracias, Rachel —le dijo— Me encanta tu disposición de hacer las cosas y de la manera que aceptas los hechos.—Bueno, mi
Patrick se echó a reír de nuevo y usando el mismo tono de ella le dijo:—Por supuesto, cariño. Será un placer —le dijo para luego hacer una seña al camarero para que le trajera la cuenta.—¿Puedo llevarme la botella de vino? —dijo Rachel en un arranque— Me encantó su bouquet y sabor. Y eso que es la primera vez que tomo licor, al menos uno tan fino.—Pues debe serlo, la botella cuesta unos cinco mil dólares más o menos.Rachel se sorprendió un poco, aunque no mucho, todo el ambiente se respiraba caro.—Pues tendré que ir acostumbrándome a estos lujos —al levantarse se agarró rápidamente del borde de la mesa, se había mareado un poco.—Tranquila, eso es efecto del vino —Le dijo acercándose y tomándola del brazo para que se estabilizara un poco.—¿Con que esto es de lo que hablan cuando dicen que el licor “se te subió a la cabeza''? ¿Eh? —Parpadeaba rápidamente para tratar de enfocar bien la mirada, luego recordó algo y comenzó a respirar profundamente, al cabo de varios segundos comenz
Rachel no lo podía creer, si antes era un sueño, ahora se había transformado en una increíble fantasía.—¡Setecientos cincuenta millones de dólares! —dijo Rachel cuando pudo volver a hablar y aún así, la voz le salió como estrangulada.—Ni un dólar más ni uno menos, eso es lo que pasará a tu cuenta personal, Rachel.Rachel creyó que se desmayaría, ella ni siquiera había soñado que esa cantidad de dinero pudiera estar junta en una cuenta de banco y mucho menos podía imaginarse los billetes uno arriba del otro, ¡Eso sería una montaña de billetes verdes!Estuvo un buen rato sin hablar porque la cabeza le daba vueltas, y tuvo que recurrir a las técnicas Zen que conocía tan bien para poder serenarse y volver a la normalidad. La noticia era en realidad bastante increíble ya cualquiera eso podría dejarlo anonadado.—Eso es mucho dinero, Patrick —lo dijo después de un buen rato, no era que le sorprendiera el hecho de que la familia Hamilton tuviera esa cantidad de dinero, lo asombroso era que
Rachel sintió algo abrasador cuando puso sus labios sobre los de él, pudo sentir que él se puso un poco tenso, pero luego él se relajó y colocó su mano detrás de su cabeza para apretarla un poco contra sí.El beso duró menos de medio minuto, pero era mucho más de lo que quizás ellos habían pensado, de hecho, Patrick no siquiera lo había pensado, y Rachel creyó que iba a ser un beso rápido, como cuando unse despide de alguien con un beso en la mejilla, solo que éste era en la boca.Ella movió sus labios torpemente sobre los masculinos imaginando cómo sería besarlo de verdad, podía sentir el cálido y agradable aliento masculino cerca de su propia cara y sus labios firmes y viriles contra los de ella. La sensación que tenía en su cuerpo era diferente, sentía un calor como nunca lo había sentido y de pronto se dio cuenta que le estaba sucediendo.«¡Estoy excitándome!» —se repitió en su mente y eso hizo que se separase de pronto de él.Ella lo miró un poco nerviosa, pero notó que él estaba