Patrick escuchó la pregunta y se maravilló porque eso era precisamente lo que él estaba pensando.—Me sorprendes, Rachel. Porque eso era justamente lo que estaba pensando —lo dijo sonriendo satisfecho, porque lo estaba, en particular del maravilloso cerebro de la chica.—¿Y pensaste en algo?—Solo en que debería haberte dicho que usaras un elegante vestido para salir a bailar o algo así para celebrar.—¿Y, deberíamos celebrar este compromiso que es más un contrato?—Al menos yo quiero hacerlo, Rachel. A pesar de que esto no es lo normal, para mi es una gran felicidad que hayas aceptado y creo que mi padre te adorará. Y eso sin hablar de la nana, creo que te ganarás su corazón con relativa facilidad —dijo pensando con orgullo en su querida nana.—Por como lo dices ya me están dando ganas de conocerla, y a tu padre también —completó la frase después de unos segundos.—Gracias, Rachel —le dijo— Me encanta tu disposición de hacer las cosas y de la manera que aceptas los hechos.—Bueno, mi
Patrick se echó a reír de nuevo y usando el mismo tono de ella le dijo:—Por supuesto, cariño. Será un placer —le dijo para luego hacer una seña al camarero para que le trajera la cuenta.—¿Puedo llevarme la botella de vino? —dijo Rachel en un arranque— Me encantó su bouquet y sabor. Y eso que es la primera vez que tomo licor, al menos uno tan fino.—Pues debe serlo, la botella cuesta unos cinco mil dólares más o menos.Rachel se sorprendió un poco, aunque no mucho, todo el ambiente se respiraba caro.—Pues tendré que ir acostumbrándome a estos lujos —al levantarse se agarró rápidamente del borde de la mesa, se había mareado un poco.—Tranquila, eso es efecto del vino —Le dijo acercándose y tomándola del brazo para que se estabilizara un poco.—¿Con que esto es de lo que hablan cuando dicen que el licor “se te subió a la cabeza''? ¿Eh? —Parpadeaba rápidamente para tratar de enfocar bien la mirada, luego recordó algo y comenzó a respirar profundamente, al cabo de varios segundos comenz
Rachel no lo podía creer, si antes era un sueño, ahora se había transformado en una increíble fantasía.—¡Setecientos cincuenta millones de dólares! —dijo Rachel cuando pudo volver a hablar y aún así, la voz le salió como estrangulada.—Ni un dólar más ni uno menos, eso es lo que pasará a tu cuenta personal, Rachel.Rachel creyó que se desmayaría, ella ni siquiera había soñado que esa cantidad de dinero pudiera estar junta en una cuenta de banco y mucho menos podía imaginarse los billetes uno arriba del otro, ¡Eso sería una montaña de billetes verdes!Estuvo un buen rato sin hablar porque la cabeza le daba vueltas, y tuvo que recurrir a las técnicas Zen que conocía tan bien para poder serenarse y volver a la normalidad. La noticia era en realidad bastante increíble ya cualquiera eso podría dejarlo anonadado.—Eso es mucho dinero, Patrick —lo dijo después de un buen rato, no era que le sorprendiera el hecho de que la familia Hamilton tuviera esa cantidad de dinero, lo asombroso era que
Rachel sintió algo abrasador cuando puso sus labios sobre los de él, pudo sentir que él se puso un poco tenso, pero luego él se relajó y colocó su mano detrás de su cabeza para apretarla un poco contra sí.El beso duró menos de medio minuto, pero era mucho más de lo que quizás ellos habían pensado, de hecho, Patrick no siquiera lo había pensado, y Rachel creyó que iba a ser un beso rápido, como cuando unse despide de alguien con un beso en la mejilla, solo que éste era en la boca.Ella movió sus labios torpemente sobre los masculinos imaginando cómo sería besarlo de verdad, podía sentir el cálido y agradable aliento masculino cerca de su propia cara y sus labios firmes y viriles contra los de ella. La sensación que tenía en su cuerpo era diferente, sentía un calor como nunca lo había sentido y de pronto se dio cuenta que le estaba sucediendo.«¡Estoy excitándome!» —se repitió en su mente y eso hizo que se separase de pronto de él.Ella lo miró un poco nerviosa, pero notó que él estaba
Después de calmar a todos Rachel les pidió que la escucharan, ahora todos estaban sentados en la mesa del comedor, el abuelo fumaba su pipa y la miraba casi sin pestañear, la abuela también la miraba, pero al contrario del abuelo sus ojos parpadeaban rápidamente mientras unas lágrimas mojaban sus suaves y arrugadas mejillas. Y Ercik también la miraba pero con una expresión de desconcierto, y con la boca medio abierta que no conseguía volver a cerrar por completo.—¿Y bien? —comenzó diciendo el abuelo— ¿Puedes explicarnos de qué se trata toda esta locura de tu noviazgo y compromiso?Rachel suspiró una vez más esa noche, pero se veía completamente calmada. Sólo tenía que canalizar la información de manera que ellos no tuvieran nada que objetar.—En realidad es simple, abuelo —dijo mirándolo directamente a los ojos y sin quitar ni abatir la mirada— El señor Patrick Hamilton y yo estamos saliendo, hemos trabajado codo a codo en la empresa resolviendo duros problemas y hemos descubierto qu
Rachel se acostó esa noche un poco tarde. De hecho todos en la casa se acostaron tarde, hasta los abuelos que generalmente a las nueve de la noche ya estaban dormidos, pero habían decidido celebrar juntos.Cuando se metió en su cama lo primero que pensó fue en Patrick Hamilton, y lo primero que recordó fue ese beso que se habían dado, bueno, que ella le había dado, en la boca. Al principio tuvo un poco de miedo de que él la encontrara inadecuada porque era una joven sin ninguna experiencia sexual.Pero cuando él le dijo que lo había hecho bien, su corazón se llenó de alegría. ¡Lo otro era que se había excitado besándolo! Era tan extraño, porque cuando le habían “enseñado” a besar, saliendo de la preparatoria no se había sentido así, la sensación en sí era agradable, pero nunca se había excitado de esa manera como ahora.Cuando entró en el baño para darse una ducha, descubrió que su bikini estaba húmedo allí abajo, lo tocó pensando que era otra cosa, pero al ver que era tan espeso y su
—¿No vamos a entrar, abuela? —la voz de Erick sacó a la abuela de su ensimismamiento, mientras que Rachel la miraba con orgullo y satisfacción, y el abuelo ponía tal cara de incredulidad que era gracioso contemplarlo.—¿Pero cómo es posible? —exclamó la abuela anonadada.—Seguro que es un regalo de tu nuevo novio —insinuó con desagrado Erick, como para molestarla.—Para que lo sepan, Patrick no tuvo nada que ver con esto, ni con el carro que vamos a buscar mas tarde, eso me lo gané por mérito propio —cuando dijo esto su mirada recorrió cada rostro y luego su mirada quedó fija en el rostro de su hermano— Y tú, Erick, si no cuidas tu lengua no te dejaré el auto cuando me case, porque mi “novio” me va a regalar uno cuando nos casemos —hizo énfasis en la palabra novio para que no se le olvidara.Erick decidióque era mejor pedir disculpas y luegop quedarse callado, al fin y al cabo era un tanto básico y tonto para algunas cosas, pero no tanto.—Lo siento, hermanita —su tono conciliador fu
Ivonne Coleman fumaba tranquilamente un cigarrillo que sostenía lánguidamente en sus blancas manos. Estaba sentada en la salita de estar del segundo piso de la elegante mansión Hamilton, era un lugar donde se sentía tranquila porque nadie venía hasta allí a menos que se le llamara.Ni siquiera su esposo se dignaba a ir para allí, a él no le gustaba esa salita, pasaba más tiempo en el estudio de la planta baja o sino, en la inmensa biblioteca que también estaba en la planta baja. Y su dormitorio quedaba en la otra ala de la casa por lo que era innecesario que pasara cerca de allí siquiera.Ivonne meditaba sobre las posibilidades, qué tantas popsibilidaades popdría tener el tonto de su hijo. Hizo una mueca de desprecio al recordarlo, ella nunca había querido tener hijo, pero su padre le había exigido que tuviera al menos uno, para él tener un nieto que lo llamara abuelo y por eso había utilizado el testamento que había obligado a firmar a Randall para obligarla, si no la dejaría sin un