Eso no era posible, De seguro estaba fantaseando, a veces cuando no era más que una niña y aun en la adolescencia, inventaba historias para distraerse mientras estaba aburrida en su cuarto. Eso era lo que le estaba pasando ahora, la admiración que sentía por Patrick Hamilton la estaba confundiendo.Respiró varias veces y luego se levantó de su escritorio para caminar un poco por la amplia oficina. Se alegró de no sentir ningún mareo ni nada parecido, lo más probable es que se le había bajado un poco el azúcar, pero ya se sentía mejor.En eso estaba cuando se abrió la puerta y entró Ada, cargada de una torta, jugo y varias golosinas dulces. A Rachwel le dieron ganas de reír.—Por favor, Ada —le dijo poniéndose la mano sobre la boca para contener la risa— Te dije algo dulce, no que me trajeras todos los dulces de la cafetería, ¡Me va a dar un coma diabético!Ada la miró con cara de confusión para luego verse a sí misma y sus brazos cargados de cosas, entonces rió y puso todo sobre el es
Esa experiencia fue tan emocionante que Rachel se había relajado por completo y cuando él se cambió al asiento del piloto ella disfrutó mucho el verlo conducir con tanta seguridad por las calles de la ciudad.Y al ella relajarse permitió que el mismo Patrick aflojara un poco su tensión interna, de pronto se había conseguido con alguien que parecía una niña, pero grande, con inocencia suficiente para no temerle, pero al mismo tiempo con una madurez lo suficientemente alta como para llevar a cabo responsabilidades de alto nivel.Estuvieron conversando de varios temas, pero en especial de autos, a ambos les gustaban los coches deportivos, los de carreras y cuánto auto extraño había en el mundo. Rachel tenía una enciclopedia sobre autos, desde su diseño hasta su fabricación, que le había costado casi una cuarta parte de su sueldo durante varios mesesCuando llegaron al restaurante ambos estaban relajados y tranquilos, al menos Patrick estaba mucho menos tenso, se había imaginado que la co
—No tienes que pedirme disculpas, Rachel —dijo Patrick con un suave tono de voz, muy diferente al que estaba acostumbrado a utilizar, especialmente con el sexo femenino —No has hecho nada incorrecto, ¿Por qué pides disculpas?Por supuesto que no se había fijado que ella se había quedado congelada por que él le había tomado de la mano, ese gesto la dejó bastante sorprendida, pero no por el gesto en sí, sino por todo lo que le hacía sentir. Esa extraña sensación de ardor en su pecho que no había sentido nunca.Rachel hizo un esfuerzo y recuperó su mano mientras trataba de ponerse más erguida en su silla, el movimiento se vio natural, pero lo que quería era rescatar su mano, porque sentía que el contacto de la mano masculina le quemaba la piel.—Porque me cuesta tutearlo, Señ.. Hamilton… Patrick —se atropellaron un poco las palabras en su boca.—No hay problema, poco a poco lo irás logrando, además, ¿no ves que tenemos muchas cosas en común? —se odió un poco por utilizar esa técnica empá
Rachel se ruborizó más, pero ésta vez no trató de disimularlo, se sentía ligera y agradecida por estar disfrutando de este momento. Una de las mejores características era su naturaleza adaptable. pasó de ser una aventajada estudiante a ser una pasante excelente y ahora se había adaptado con total naturalidad a llevar el peso de una vicepresidencia que había ganado por méritos propios.Y ahora se estaba adaptando bastante rápidamente a disfrutar una velada tranquila con un hombre de la talla de Patrick Hamilton. Le parecía tan increíble que fuera tan agradable compartir con él, en particular que pudiera ver esta cara de su personalidad que no se notaba para nada en el “ogro” que presidía el consorcio Hamilton’s Corp.—Creo que el señor Haynes fue bastante amable al decir esas cosas de mí —dijo con cierta satisfacción en el cuerpo.—Yo por el contrario creo que solo hizo justicia a una realidad palpable —al decir esto se le quedó mirando fijamente, como si estuviera viendo algo que no h
Rachel esperó hasta que Patrick terminó de decir todo lo que tenía que decir, pero intuía que eso no era todo, aún habían varias cosas que no tenían una explicación plausible. Y eso era algo que ella no quería dejar pasar por alto.—Puedo entender todo lo que me has contado, Patrick. Y lamento profundamente la situación en que te encuentras, bueno, tú y tu padre —al oírla, Patrick se puso tieso esperando escuchar el rechazo. Rachel se dió cuenta de eso y sin pararse a pensarlo mucho le puso una mano sobre las de él, que las tenía apretadas fuertemente sobre la mesa— Espera que aún no termino. ¿Está bien?—Sí, Rachel —Lo dijo al sentir que ella no lo iba a rechazar de plano, pero aparte de eso la suave calidez de esa mano joven sobre las suyas lo hizo sentir tan bien. Y se sintió tan reconfortado que le bajó en varios niveles el estrés que estaba experimentando al contar algo tan íntimo a una desconocida.— Gracias.—Pero hay algo que no puedo entender, al menos no todavía —lo miraba a
Patrick cerró los ojos y dos nuevas lágrimas rodaron por sus tensas mejillas, el sentimiento de agradecimiento que llenó su pecho fue algo que no había sentido en años, y no estaba seguro si alguna vez lo había sentido en realidad.Soltó ambas manos y las sacó de debajo de las de Rachel para luego tomar las de ella y apretarlas con calidez.—Gracias, Rachel —las palabras no acudían a su boca, se sintió extraño, pero hizo acopio de valor y siguió con la idea de pensamiento que había tenido.— Aunque aún hay algunas cosas que debo decirte y entonces podrás decidir con absoluta libertad. Ya lo que has hecho conforta mi corazón y me hace apreciarte muchísimo.—¿Qué quieres decir? —musitó ella.—Pues, está el hecho de que yo soy un hombre marcado emocionalmente —procuró expresar con claridad las cosas, porque no era fácil, en parte porque ella podía cambiar de opinión. Aún no estaba todo dicho— Y quiero decirte que nada malo va a ocurrir contigo.—Entiendo en parte lo que dices, pero, ¿Hay
Patrick escuchó la pregunta y se maravilló porque eso era precisamente lo que él estaba pensando.—Me sorprendes, Rachel. Porque eso era justamente lo que estaba pensando —lo dijo sonriendo satisfecho, porque lo estaba, en particular del maravilloso cerebro de la chica.—¿Y pensaste en algo?—Solo en que debería haberte dicho que usaras un elegante vestido para salir a bailar o algo así para celebrar.—¿Y, deberíamos celebrar este compromiso que es más un contrato?—Al menos yo quiero hacerlo, Rachel. A pesar de que esto no es lo normal, para mi es una gran felicidad que hayas aceptado y creo que mi padre te adorará. Y eso sin hablar de la nana, creo que te ganarás su corazón con relativa facilidad —dijo pensando con orgullo en su querida nana.—Por como lo dices ya me están dando ganas de conocerla, y a tu padre también —completó la frase después de unos segundos.—Gracias, Rachel —le dijo— Me encanta tu disposición de hacer las cosas y de la manera que aceptas los hechos.—Bueno, mi
Patrick se echó a reír de nuevo y usando el mismo tono de ella le dijo:—Por supuesto, cariño. Será un placer —le dijo para luego hacer una seña al camarero para que le trajera la cuenta.—¿Puedo llevarme la botella de vino? —dijo Rachel en un arranque— Me encantó su bouquet y sabor. Y eso que es la primera vez que tomo licor, al menos uno tan fino.—Pues debe serlo, la botella cuesta unos cinco mil dólares más o menos.Rachel se sorprendió un poco, aunque no mucho, todo el ambiente se respiraba caro.—Pues tendré que ir acostumbrándome a estos lujos —al levantarse se agarró rápidamente del borde de la mesa, se había mareado un poco.—Tranquila, eso es efecto del vino —Le dijo acercándose y tomándola del brazo para que se estabilizara un poco.—¿Con que esto es de lo que hablan cuando dicen que el licor “se te subió a la cabeza''? ¿Eh? —Parpadeaba rápidamente para tratar de enfocar bien la mirada, luego recordó algo y comenzó a respirar profundamente, al cabo de varios segundos comenz