Rachel lo miró extrañada, pero eso no le impidió brindarle una sonrisa al amable señor que le hacía una leve reverencia.—Sí, soy yo —le dijo sonriendo.—Pues entonces bienvenida, señora Anderson —le dijo amablemente— Soy Albert, el guardia y conserje de este edificio. No dude en llamarme si necesita cualquier cosa, en su apartamento tiene los numero de emergencia en la cocina, allí también esta el mio.—Gracias, Albert. Lo tendré muy en cuenta.Estaba tan complacida del trato que le daban, quizás era algo a lo que tenía que acostumbrarse porque normalmente a ella, ni a nadie de clase media o menos, le daban un trato así.El conserje y guardián hizo otra reverencia y les indicó el camino. Llamaron al ascensor y subieron, el apartamento quedaba en el piso 25 y tenía una vista maravillosa desde allí, incluso se veía una parte del Parque Central.La chica de la inmobiliaria abrió la hermosa puerta de color blanco crema y entraron. Rachel se quedó de una pieza nada más al entrar, nunca se
Rachel se tambaleó un poco, pero solo fue un par de segundos, porque de inmediato se irguió, incluso antes de que Patrick terminara de alargar el brazo para tomarla antes de que pudiera caerse.—Estoy bien, solo fue algo que cada vez me da menos fuerte —dijo sonriendo ahora sin palidez en la tersa piel de su rostro— Creo que ya me estoy acostumbrando y lo disfruto.—Me alegra mucho, porque no me gustaría que mi prometida estuviera desmayándose cada vez que le hago un regalo, eso no es normal.—Quizás recibir regalos es normal, pero regalos de esta magnitud es otro nivel, Patrick —le dijo ella, reflexiva— Pero a todo se acostumbra el ser humano y mi mente es bastante práctica para hacer ajustes rápidamente.—¡Wow! Eres genial.—Es la segunda vez que me lo dices —dijo ella muy complacida.—Y tendrás que contar muchas veces más, porque realmente lo eres.—¡Uy! me vas a hacer ruborizar con tus alabanzas, eso sí que creo que me llevará mucho más tiempo que acostumbrarme a los regalos —dijo
Rachel se quedó esa noche en la nueva casa de sus abuelos, al fin y al cabo tenía toda su ropa allí todavía, ella también había considerado pasar alguna que otra noche con ellos para que no se sintieran tan extraños, sin embargo sabía que el hecho de estar en una cas nueva les haría adaptarse más rápido a que ella no dormiría allí todas las noches.Después de la cena, donde la abuela demostró lo satisfecha que estaba por la enorme y cómoda cocina, al hacer una cena super deliciosa, hasta el abuelo quedó tan satisfecho que no tuvo tiempo de protestar por nada.Esa noche Rachel les dijo que al día siguiente vendría Patrick para hablar con ellos para pedir su mano formalmente y anunciar la fecha de la boda. Después de decirlo sintió un calor que le recorría el pecho de nuevo, eso se estaba volviendo una costumbre con respecto a lo que pasaba con Patrick Hamilton.Esa noche se durmió como si fuera un sueño, se sentía como una princesa de cuento de hadas. Una sonrisa se asomaba en su rostr
Patrick se sintió confortado por la reacción de su padre, ya suponía que se iba a sentir contento con la noticia, pero su padre se veía sumamente interesado en conocer a su futura nuera.—Esta noche voy a casa de sus abuelos a pedir oficialmente su mano, así que el anuncio saldrá para mañana en la empresa, no estoy seguro si colocarlo en las páginas de sociales… Ya lo hice dos veces y me resiento en hacerlo de nuevo —dijo algo compungido.—Me alegro que vayas tan rápido, pero si quieres no lo publiques, eso no es obligatorio —le dijo su padre con tranquilidad— Haz aquello con lo que te sientas cómodo, Patrick.—Gracias, papá —le dijo a su padre con una gran sonrisa en su cara.Su padre se le quedó mirando unos momentos antes de hablar.—¿Y, cuándo piensas decírselo a tu madre?—Creo que me daré un tiempo en decirle, a la que sí se lo diré de inmediato, es a la nana.—Me parece bien —hizo una leve pausa antes de continuar— Patrick, estás consciente de que tu madre tratará de impedir, p
Cuando llegaron a la puerta principal, Erick volvió a adelantarse a Patrick y le abrió la puerta invitándolo a entrar, a éste le hizo gracias que el hermano de Rachel se pusiera rojo de satisfacción al igual que su hermana.—¡Rachel! —dijo en voz alta— Ya llegó Patrick.Ella estaba ayudando a la abuela en la cocina cortando algunas verduras para la ensalada, cuando oyó a Erick el rostro se le iluminó con una sonrisa, así que dejando todo lo que tenía en las manos se las limpió del delantal que tenía puesto y salió corriendo a recibirlo.Cuando llegó a su altura ni siquiera le dijo nada, simplemente se alzó en las puntas de los pies y le dió un suave beso sobre los labios.—Bienvenido a nuestra casa, amor —a Patrick le causó bastante sorpresa la manera en que ella se dirigió a él, aunque rápidamente comprendió que esa sería la manera correcta de recibir al hombre con el que piensas casarte.—Hola, cariño.Erick miró a su hermana con gesto soñador, indudablemente su flamante “cuñado” lo
La alegría en la casa de los abuelos de Rachel se podía medir por la cordialidad que reinaba en el ambiente. Rachel estaba sentada al lado de Patrick en el cómodo sofá de la casa y los abuelos estaban sentados en el otro sofá más grande, mientras que Erick estaba en una de las butacas individuales.Patrick sostenía la mano de Rachel entre las suyas mientras conversaba animadamente con sus abuelos y Erick, su conversación era tan fluida e interesante que si alguno de los empleados de la compañía pudiera verlo en esos momentos no lo hubiera podido creer, ¡se veía tan diferente!No había nada del acostumbrado gesto adusto que tenía los días en que lo conoció iniciando su trabajo en la corporación, si alguien le hubiera dicho en esa ocasión lo involucrada que iba a estar con el CEO de las poderosas empresas Hamilton no se lo hubiera creído.Rachel sentía el calor de la mano de Patrick estrechando la suya y casi que no podía creer que él se sintiera tan cómodo allí en su casa, sentado en e
Rachel no se sorprendió del beso, es más, lo esperaba. Desde que Patrick comenzó a despedirse de su familia, sabía que al despedirse, él le daría un beso, como acostumbraba ahora. Para ella era emocionante que alguien la quisiera besar, porque desde su adolescencia era tan ácida que casi ninguno de los muchachos la buscaba.Y menos después que le dió una soberana paliza a Walter Díaz, un muchacho de ascendencia puertorriqueña que le agarró uno de sus pechos en el campus de la preparatoria. El sujeto ni siquiera se esperaba la andanada de golpes que Rachel comenzó a propinarle en rápida sucesión. Y eso que en esos momentos solo era cinturón naranja en artes marciales mixtas, pero fue suficiente para el pobre Walter, de hecho le pasaron una amonestación porque el muchacho quedó bastante golpeado y la nariz fracturada.Desde allí en adelante se vio aislada de los chicos, aunque a las muchachas les gustaba andar con ella porque se sentían protegidas, pero los muchachos no se atrevían a ac
Estuvieron de compras casi hasta el mediodía. Primero Patrcik la había llevado a desayunar en un restaurante muy pintoresco de la ciudad, y mientras tomaban el desayuno estuvieron conversando como si se hubieran conocido desde hace mucho tiempo.—Gracias, Patrick —le dijo ella candorosamente.—No tienes porque darlas, Rachel, eres mi prometida y me gusta consentirte.Ella se ruborizó de gusto al escucharlo.—Ha sido maravilloso desayunar y compartir contigo —dijo y luego hizo una pausa— Creo que me podría acostumbrar a eso.—¿Ah, Sí? Pues entonces vámonos para terminar de consentirla.Salieron del restaurante como dos amigos que salen a divertirse. Patrick pensaba que era maravilloso que las cosas rodaran tan suavemente entre ellos, había creído que, cualquiera que fuera la mujer que aceptara el trato, se sentiría cohibida y temerosa de compartir con él, especialmente con su fama, y su terrible comportamiento anterior, por supuesto.También creyó que él mismo se iba a sentir incómodo