James“James, yo no quiero casarme contigo”.La frase se repite en mi cabeza sin parar. Todo este tiempo estuve seguro de que ella deseaba casarse, y que solo le daba vueltas al asunto con mi abuela para pretender que es una buena persona, y que de verdad está preocupada por lo que yo pueda pensar.Pero cuando la escuché decirme eso, algo en mi interior se encendió como árbol de navidad. ¡¿Cómo es posible que ella no quiera casarse conmigo?! No hay mujer en Nueva York, e incluso me atrevería a decir que en todo el país, que no sueñe con ser esposa de James King.Daphne me vuelve loco. No lo puedo entender. Lo más seguro es que esté pensando en el idiota de su ex. La idea de que ella sea tan ingenua que se meta con cualquier idiota que se le cruce por delante me hierve la sangre. No puedo permitir que enrede a mi futuro hijo con cualquiera.Es por eso que me veo obligado a decirle a mi abuela las siguientes palabras:—Nos casaremos —anuncio ante la mirada atónita de Daphne, su madre y
DaphneDebo estar en un sueño, un sueño donde consigo un bello príncipe de cuento de hadas, que tiene dinero y me ama sinceramente, estamos embarazados y seremos una gran familia feliz.Esto debe ser un sueño, o tal vez sí terminé por arrojarme al Hudson y morí. Ahora estoy navegando en una especie de alucinación antes de que mi alma se vaya a algún lugar muy lejos. No puedo estar segura de si iría al infierno o al cielo, pero donde sea, no creo que sea tan bueno como esto.James King, el mismo James King que me hizo el amor y me robó mi virginidad guardada para otro hombre, el que había jurado que nunca se casaría conmigo y que no me ama porque quiere a alguien más; ese mismo hombre ahora está de pie frente a mí en el altar, y está aceptando frente al padre de la pequeña iglesia de la isla Randall que se quiere casar conmigo para toda la vida.Siento que veo esta escena como en cámara lenta. Como si de alguna forma mi mente se hubiese separado de mi cuerpo. Observo todo desde la dist
JamesVoy con mi abuela en el auto, listos para salir de la isla. Esta se detiene en un semáforo justo a media cuadra de la casa de los dos idiotas que repartieron las fotos por toda la isla. Aprieto los puños de la ira, solo de recordarlo.—Abuela, ve yendo al ferri, yo tengo que hacer algo antes —aviso.Me bajo sin darle opción a que me lo niegue o me pregunte qué hare. Aun así, baja la ventanilla del carro y me grita:—¡Ey! ¿A dónde vas?—Te alcanzaré en el ferri antes de partir, esto es algo que tengo que hacer.Mi abuela se encoge de hombros y vuelve a cerrar la ventana. El semáforo cambia de color y ella arranca. Está tan complacida por el capricho que le acabo de cumplir que me dejará hacer lo que quiera; al menos por un tiempo, hasta que esa carta se me agote.Camino de prisa de nuevo hasta la casa de los dos sujetos. No quiero volver a enfrentarlos, es obvio que tienen más copias de esas fotografías, así que, si las destruyo, ya no tendrán más con qué chantajearme.Me meto po
DaphneVolver a Manhattan después de todo lo que pasó se siente irreal. Sé que debo renunciar a mi trabajo como asistente en la firma de abogados, sin embargo, todo eso se siente como un mal sabor de boca. Renunciar significa que estaré a merced de lo que sea que James disponga.Me tomo mi tiempo para entrar en el edificio. Estoy afuera y no sé si tengo ganas de entrar y realmente hacer esto. La gente de la empresa no está enterada de mi embarazo, ni mucho menos de mi matrimonio repentino el CEO del grupo Kingdom; algo me dice que James no querría que esta gente se enterara de nada de eso.Suspiro profundo y me preparo mentalmente para la peor humillación de mi vida. Tendré que renunciar y ni siquiera puedo darles una buena explicación, tendré que quedar como la fracasada que es incapaz de conservar un trabajo o hacer algo bien.Acaricio mi vientre e intento respirar profundo, no importa lo que pase conmigo ahora, debo pensar en mi bebé y lo que sea mejor para él, o ella.Saludo al gu
Daphne—¿Qué has dicho? —pregunto. No estoy del todo segura de haber escuchado bien lo que dijo.Noah clava su vista en el enorme anillo que llevo en el dedo, para él debe ser una sorpresa bastante grande.—¿Estás casada? —La entonación en su voz denota la obvia sorpresa que le he causado.—Ah, sí —admito con las mejillas sonrojadas—. Imagino que estás sorprendido.—Pues sí, no sabía que tenías novio, por lo que me contaste la última vez yo creí que…—Lo sé, fue algo… —dudo de la palabra que usaré—, ¿apresurado? No sé, es todo muy confuso.Noah cierra los documentos que tiene en la mano y me los devuelve.—¿Qué dijiste que era?—Oh, no nada. Seguramente leí mal —dice con una sonrisa incómoda—, es una gran casualidad encontrarte por aquí, ¿hacia dónde vas?—Estoy yendo hacia el pent-house de mi… mi esposo. —Se siente muy extraño llamarlo así, no me acostumbro a ello, pero no tengo otra forma para referirme a él.—¿Y por qué no vino él a buscarte? Casi te atropella ese auto.Le hago un
JamesEncontrarme a Daphne en la casa husmeando entre mis cosas me molesta mucho más de lo que pensé. Cuando encontré el sobre amarillo sobre la mesa sabía que ella estaría merodeando por algún lado, pero encontrarla viendo mis videos fallidos de pedida de mano a Gabriela me revienta a más no poder.No lo pienso demasiado, saco el convenio de divorcio y le canto las cosas claras:—En el momento en que nazca el bebé, este convenio entrará en vigencia.Sus ojos pasan de mí al contrato de divorcio que le pedí a Field que hiciera. La tomo del brazo sin importarme si estoy siendo brusco con ella, me cansé de tener contemplaciones con una mentirosa y traicionera, que lo único que ha hecho es manipularme y engañarme desde el primer momento en que la conocí. Si piensa que se saldrá con la suya, está muy equivocada.—¡James! ¿Qué haces? —jadea con la voz entrecortada.—Vamos a dejar las cosas claras, si quieres tener una convivencia medianamente soportable conmigo aquí mientras estás embarazad
DaphneJuro que lo pensé demasiado. Lo pensé una y otra vez antes de tomar la decisión de entregarle a mi bebé. Al principio me negué rotundamente a ello porque ¿cómo podría entregarle al ser que estoy gestando dentro de mí?El contrato dice, entre otras cosas que nos divorciaremos de inmediato luego de que el bebé nazca, que él me proporcionará todos los cuidados necesarios mientras esté embarazada; no habrá ningún tipo de contacto físico o de otro tipo entre nosotros; tengo prohibido decirle a nadie que estamos casados.Eso último me pone nerviosa, porque sin querer, ya se lo había dicho a varias personas. No sé cuánto más se pueda mantener algo así en secreto.También está estipulado que tengo prohibido hablar con su novia. Él es quien le dirá todo lo que pasó y solo puedo hablarle para corroborar su historia con ella y que le crea.Lo que más me duele de ese convenio es la parte en la que dice que yo acepto darle a mi bebé y renunciar a cualquier tipo de parentesco, lazo o contact
JamesNo me gustó para nada la forma en la que ese médico me habló. ¿Quién se cree para decirme que lo que digo está mal? Él no tiene idea de todo lo que he pasado. Suficiente tengo con tener que tolerar la convivencia con esa mentirosa durante nueve meses.Voy caminando con Daphne a mis espaldas, la verdad es que no tengo ganas ni de esperarla, pero acabo de recordar que no le di las indicaciones para cuidar a nieve.—Sube al auto —le ordeno.—Puedo volver a casa sola, no te preocupes.—Sube y no me lo discutas —insisto con mi voz grave. Ella se encoje de hombros y entra por la puerta del copiloto sin chistar. Le abrocho el cinturón de seguridad antes de darme la vuelta para entrar por el lado del conductor.—James, no es necesario, de verdad. Sé que tienes muchas cosas que hacer.—Daphne, no insistas. Debo cuidarte mientras estés en estado. Ya oíste al doctor. Todos los bebés son una bendición.—Está bien —acepta sin poner más resistencia.Arranco el auto de una vez. Todavía estoy a