Daphne—¿Qué has dicho? —pregunto. No estoy del todo segura de haber escuchado bien lo que dijo.Noah clava su vista en el enorme anillo que llevo en el dedo, para él debe ser una sorpresa bastante grande.—¿Estás casada? —La entonación en su voz denota la obvia sorpresa que le he causado.—Ah, sí —admito con las mejillas sonrojadas—. Imagino que estás sorprendido.—Pues sí, no sabía que tenías novio, por lo que me contaste la última vez yo creí que…—Lo sé, fue algo… —dudo de la palabra que usaré—, ¿apresurado? No sé, es todo muy confuso.Noah cierra los documentos que tiene en la mano y me los devuelve.—¿Qué dijiste que era?—Oh, no nada. Seguramente leí mal —dice con una sonrisa incómoda—, es una gran casualidad encontrarte por aquí, ¿hacia dónde vas?—Estoy yendo hacia el pent-house de mi… mi esposo. —Se siente muy extraño llamarlo así, no me acostumbro a ello, pero no tengo otra forma para referirme a él.—¿Y por qué no vino él a buscarte? Casi te atropella ese auto.Le hago un
JamesEncontrarme a Daphne en la casa husmeando entre mis cosas me molesta mucho más de lo que pensé. Cuando encontré el sobre amarillo sobre la mesa sabía que ella estaría merodeando por algún lado, pero encontrarla viendo mis videos fallidos de pedida de mano a Gabriela me revienta a más no poder.No lo pienso demasiado, saco el convenio de divorcio y le canto las cosas claras:—En el momento en que nazca el bebé, este convenio entrará en vigencia.Sus ojos pasan de mí al contrato de divorcio que le pedí a Field que hiciera. La tomo del brazo sin importarme si estoy siendo brusco con ella, me cansé de tener contemplaciones con una mentirosa y traicionera, que lo único que ha hecho es manipularme y engañarme desde el primer momento en que la conocí. Si piensa que se saldrá con la suya, está muy equivocada.—¡James! ¿Qué haces? —jadea con la voz entrecortada.—Vamos a dejar las cosas claras, si quieres tener una convivencia medianamente soportable conmigo aquí mientras estás embarazad
DaphneJuro que lo pensé demasiado. Lo pensé una y otra vez antes de tomar la decisión de entregarle a mi bebé. Al principio me negué rotundamente a ello porque ¿cómo podría entregarle al ser que estoy gestando dentro de mí?El contrato dice, entre otras cosas que nos divorciaremos de inmediato luego de que el bebé nazca, que él me proporcionará todos los cuidados necesarios mientras esté embarazada; no habrá ningún tipo de contacto físico o de otro tipo entre nosotros; tengo prohibido decirle a nadie que estamos casados.Eso último me pone nerviosa, porque sin querer, ya se lo había dicho a varias personas. No sé cuánto más se pueda mantener algo así en secreto.También está estipulado que tengo prohibido hablar con su novia. Él es quien le dirá todo lo que pasó y solo puedo hablarle para corroborar su historia con ella y que le crea.Lo que más me duele de ese convenio es la parte en la que dice que yo acepto darle a mi bebé y renunciar a cualquier tipo de parentesco, lazo o contact
JamesNo me gustó para nada la forma en la que ese médico me habló. ¿Quién se cree para decirme que lo que digo está mal? Él no tiene idea de todo lo que he pasado. Suficiente tengo con tener que tolerar la convivencia con esa mentirosa durante nueve meses.Voy caminando con Daphne a mis espaldas, la verdad es que no tengo ganas ni de esperarla, pero acabo de recordar que no le di las indicaciones para cuidar a nieve.—Sube al auto —le ordeno.—Puedo volver a casa sola, no te preocupes.—Sube y no me lo discutas —insisto con mi voz grave. Ella se encoje de hombros y entra por la puerta del copiloto sin chistar. Le abrocho el cinturón de seguridad antes de darme la vuelta para entrar por el lado del conductor.—James, no es necesario, de verdad. Sé que tienes muchas cosas que hacer.—Daphne, no insistas. Debo cuidarte mientras estés en estado. Ya oíste al doctor. Todos los bebés son una bendición.—Está bien —acepta sin poner más resistencia.Arranco el auto de una vez. Todavía estoy a
DaphneEl idiota de James se va y me deja ahí con el perrito. Ni siquiera fue capaz de despedirse de mí. Soy menos que un cero a la izquierda para este hombre.—Perrito, se despidió de ti, pero ni siquiera me miró. Para él, debes ser mucho más importante que yo. ¿Cómo puedo competir con su novia? Entonces, ¿qué tan importante creerá que es el bebé cuando nazca? —le digo a nieve.El pequeño cachorro me mira con la lengua afuera y sus grandes ojos negros, Casi pareciera que me estuviera sonriendo.Voy al cuarto donde están guardadas sus cosas y saco la correa y los zapatitos para cuidar sus patas. Para mi sorpresa el perro se queda muy tranquilo, se deja poner los zapatos y el arnés; y me mueve la cola con emoción; listo para salir.—Bueno, vamos a pasear entonces. —Me siento un poco ridícula hablando con un perro. Sé que no puede entenderme, pero es el único ser vivo con quien puedo conversar en este momento.—Al menos tú no me mirarás feo o me insultarás.Aseguro bien la correa en mi
JamesMe demoré mucho más de lo que pensé en la oficina. Cuando salgo de la empresa ya es de noche, aunque todavía no es demasiado tarde. Salgo justo para la hora de tráfico que más fastidio me causa, las calles de Manhattan se atascan por horas; no me queda más que esperar con la poca paciencia que me queda en el auto a que avance lentamente.Subo las ventanas porque no quiero aturdirme con el bullicio de afuera. Las luces de las calles y edificios iluminan bastante y me producen dolor de cabeza. Este día ha sido estresante.No pienso venderle el terreno de la isla a Mathews, ni loco podría permitir que cause un estrago ambiental y físico en esas personas, por muchos permisos que tenga, no es correcto. Sin embargo, todo eso me preocupa, sé que Mathews no se quedará tranquilo con mi respuesta, en algún momento tendré que ser honesto y decirle que he cambiado de opinión, aunque eso me traiga muchos problemas. Echarse de enemigo a un tipo como él no es lo más inteligente que puedo hacer
Daphne¿He escuchado bien?No puede ser que él esté proclamando frente a Noah que es mi esposo. Hace media hora ni siquiera toleraba mirarme y ahora se ufana frente a mi amigo y se llena la boca diciendo todo eso. ¿Qué le pasa?No puedo dejar de mirarlo boquiabierta, ¿cómo no voy a mirarlo así?James me sujeta firme del brazo sin apretar demasiado. Veo a Noah, quien tampoco puede creer nada de lo que está pasando. Es obvio que no le cae bien, lo mira con desdén y tiene los puños apretados.—Pues si es tu esposa, entonces deberías cuidarla mejor. Esas lágrimas no son más que tu culpa —espeta, furioso.—Lo que pase entre ella y yo no es tu problema —refuta James.Me quedo como una tonta mirándolos discutir sin saber cómo intervenir en la situación.—¡Basta los dos! Noah, te veré después, ¿está bien? —Mis ojos le suplican que se vaya.Relaja la postura tensa que tiene y suspira.—Llámame si me necesitas, no lo olvides —dice antes de dar media vuelta e irse.Cuando estoy segura de que Noa
JamesDaphne descoloca cada gramo de cordura que me queda en la cabeza. Odio que me haga sentir culpable por todo esto, cuando el hecho de que nieve se perdiera es su culpa. Aun así, soy yo quien termina siendo el peor energúmeno de todos por reaccionar como un loco desquiciado.¿Quién en su sano juicio se arroja contra una motosierra? Aunque sea para salvarle la vida a un pequeño animalito, y en especial si está embarazada. De solo volver a recordarlo provoca que hierva la sangre de la ira. Es demasiado buena persona, o demasiado tonta; y apuesto a que es más lo segundo que lo primero.Se ha mantenido callada desde que le dije que no me importaba su bienestar. No quise decirlo en serio, claro que me importa, en un sentido de que ¡es una persona!, tampoco soy un maldito psicópata sin sentimientos. Al menos como ser humano, sí me importa lo que le pase. No sé por qué le dije que no, pero veo que eso la molestó de alguna forma, porque no ha querido ni volver a mirarme.Subimos hasta el