Capítulo 4
"¿Por qué habría de arrepentirme? ¡Nunca la amé!", gritó Drake detrás de nosotros. Sus palabras me hirieron más profundamente que cualquier otra cosa en mi vida, atravesando mi alma como una daga afilada.

Que no me amara era algo que podía entender. Mas no había razón para humillarme de tal manera.

De repente, mis piernas flaquearon, pero Caden logró sostenerme entre sus brazos. Al conducirme hacia el auto, un sabor metálico invadió mi boca y, sin poder contenerme más, comencé a toser sangre que se deslizó como gotas escarlata por la ventanilla.

"¡Lyra! ¿Qué te pasa?", exclamó Caden mientras limpiaba frenéticamente la sangre de la comisura de mis labios.

"No es nada", le aseguré débilmente.

"¡Te llevo al hospital ahora mismo!", dijo con voz temblorosa.

No supe cuánto tiempo estuve inconsciente. Cuando desperté, vi a Caden llorando junto a mi cama.

"Caden", intenté llamarlo con todas mis fuerzas, pero él permaneció inmóvil. Me acerqué para darle una palmada en el hombro, pero mi mano lo atravesó como si fuera aire.

Me quedé paralizada al instante, pues ante mis ojos yacía en la cama alguien que era mi viva imagen.

'¡¿Acaso ese es mi cadáver?! ¿Ya estoy muerta?'

La cruel realidad me golpeó como un relámpago. Me había convertido en un alma sin cuerpo.

Durante los días siguientes, por razones inexplicables, mi espíritu siguió a Caden. Con dolor, lo vi contactar a mis padres y ocuparse de todos los preparativos para mi funeral. Al ver mi cuerpo sin vida, mi madre se desplomó en el acto, y el cabello de mi padre se tornó blanco de la noche a la mañana. La culpa me desgarraba el alma al presenciar su sufrimiento.

Durante los últimos tres años, había centrado toda mi atención en Drake. Ignoré por completo a mis padres, sin darme cuenta de que ellos también necesitaban mi amor y cuidado.

La noche antes del funeral, Caden permaneció junto a mi ataúd. En tan solo unos días, había adelgazado visiblemente, y las profundas ojeras en su rostro lo hacían lucir desgastado.

"Lyra, perdona a mi hermano. No se merece tu amor. No te vas a creer que ya se ha largado de vacaciones con Aeris", murmuró con amargura.

'Claro que lo creo, Caden. Puedo creer cosas peores que esa', esbocé una sonrisa triste, 'pero ahora, ya no le guardo rencor. Aún recuerdo cómo mi corazón se aceleró la primera vez que lo vi'.

En ese instante, Caden recibió una llamada de Drake.

"Caden, pasado mañana Aeris y yo nos casamos. ¿Qué te parece ser mi padrino otra vez?"

Caden guardó silencio.

"Sé que tú y Lyra eran muy cercanos. Si no quieres hacerlo, no te voy a obligar", añadió Drake.

"No hay problema. Ahí estaré", respondió Caden, dirigiendo una sonrisa amarga hacia mi ataúd.

"¡Qué irónico! ¡Van a tener su boda el mismo día que tu funeral! ¡Y encima quieren que yo sea el padrino!"

Esa noticia logró atravesarme el corazón incluso después de muerta.

El día de mi funeral, Caden vistió un traje negro y llevó gafas oscuras a la boda, ya que luego tenía que asistir al funeral. Mi alma lo siguió hasta el lugar de la ceremonia.

El castillo estaba adornado con flores que llenaban el ambiente de color, mientras una orquesta sinfónica interpretaba melodías elegantes en el fondo. En contraste, mi boda había sido humilde y sencilla. Esa es la cruel diferencia entre ser amada y no serlo.

La llegada de Caden atrajo la atención de todos.

"¿No te conseguí un traje blanco? ¿Por qué vienes vestido así? La boda aún no empieza, ¡anda a cambiarte ya!", dijo Drake con voz irritada.

"No hay tiempo para cambiarme. Después de ser tu padrino, tengo que ir al funeral de Lyra", contestó Caden mientras se quitaba las gafas oscuras, revelando sus ojos rojos e hinchados.

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