Zahra estaba empezando a despertarse. Pero su cerebro no quería dejar pasar la ocasión para terminar aquel pasaje de su pasado sin que quedara expuesto uno de los más bellos recuerdos que mantenía guardado para ella.
Entre un esfuerzo inútil de su cuerpo por abrir sus parpados, evitó su cometido tras liberar una pequeña fracción de melatonina para así regular el ciclo de aquel sueño en particular.
Zahra estaba un poco triste con la noticia, pero si era para su futuro, decidió que lo mejor era apoyarlo de la misma forma en que él le había brindado su amistad cada vez que la necesitó.
Benjamín se iría al extranjero para seguir con su carrera universitaria. El joven prodigio se iría a cumplir su sueño y bien sabido era que ése día llegaría tarde o temprano.
Era el último día de escuela y ya estaban llegando al final del trayecto que compartían de regreso a sus casas. Hablaron un rato largo mientras avanzaban cada vez más a paso de tortu
—Vendré por ti algún día.El eco de esas palabras retumbó entre los pensamientos de Zahra hasta que finalmente logró despertarse.Con un hilo de baba recorriéndole el rostro, se levantó de su cama sintiendo el peso de su semana, la cual recién comenzaba.Sin embargo, el aire de nostalgia duró bastante, acompañándola el resto del día sin que pudiera hacer mucho por evitarlo.Su semana podía resumirse en una rutina que rozaba la sencillez. Pasaba sus mañanas pegada al teléfono laboral, sentada frente a la pantalla de su computadora haciendo trabajo de oficina sin cesar. Después de almorzar se trasladaba hasta la librería universitaria de su propio instituto donde recibía pedidos de libros y los acomodaba en cada sector que correspondía, así com
—¿Jonathan? — preguntó Zahra al aire al cruzar miradas con aquellos ojos.—¿Zahra? ¿Cómo estás? ¿Qué haces acá? — preguntó entusiasmado al verla.—Recién salgo del trabajo. — le contestó, y sin que tuviera que devolverle la pregunta él se adelantó a contarle que estaba allí por su hermano.—¡Qué maravillosa coincidencia! Yo vine a buscar a mi hermano, él es profesor adjunto en una de las cátedras de leyes.—No sabía que tuvieras un hermano. Aunque no te había visto antes por el campus es bueno verte. — Zahra le entregó una sonrisa amable.Ver a aquel muchacho que le había prestado su oído y comprensión el día anterior hizo que pudiera recuperar to
Jonathan largó una carcajada, fascinado con la simpleza que tenía Zahra para definir a las personas.—Puede serlo, pero es un idiota bastante convencido. ¿Cómo fue que…?—No tengo idea de dónde sacó eso. Yo ni siquiera lo…— pero Zahra quedó en silencio. Recordó la noche de borrachera. Recordó el efecto embriagador que desencadenó en el tan conocido efectoborro cassettey ya no estaba tan segura de nada.¿Habrían dicho alguna cosa en particular esa noche? ¿Habría sucedido algo demasiado comprometedor durante aquella velada? Estaba blanca como un papel debido al espanto. Nunca se sintió tan expuesta como en aquel instante.Al ver la reacción de Zahra, Jonathan prefirió no ahondar más en la cuestión, menos aún con su
Zahra se despidió de los hermanos y mientras su mente trazaba el camino de regreso a casa, sus piernas se dedicaban a la tarea de ejecutarla al pie de la letra.Ambos hermanos se dedicaron a verla partir por unos minutos hasta que finalmente la perdieron de vista al tomar el subte que la llevaría camino a su hogar.—Te debe gustar mucho. — expuso sin preámbulos.—¿Qué cosa? — quiso saber Jonathan al oír la resolución de su hermano menor.—Ella, claro está— reconfirmó—. Te encanta, se nota a kilómetros.—¿Tan obvio soy? — inquirió mostrándose sonrojado al quedar así de expuesto. Pensaba que había podido ocultar sus sentimientos durante toda la velada.—Sí, es evidente que sabías que la encontrar&
Afuera hacía un frío ingobernable. Era obvio que ni el conserje ni nadie con dos neuronas activadas saldrían afuera para resolver una cerradura rebelde.—Creo que tendremos que intentar abrirla nosotros. — repuso ella intentando encontrar una salida más práctica aunque sea momentánea.—De eso te quería hablar. — acotó Benjamín aprovechando la ocasión para aportar con su idea.—Creo que tengo aceite que podría servirnos para lubricar la cerradura e intentar abrirla con tu llave. — comentó Zahra mientras iba a buscar su pequeño y práctico cajón de herramientas.—Si, bueno, eso no creo que funcione. — expuso un tanto avergonzado mientras sacaba su llave para mostrar que le faltaba un pedazo.—¿Pero qué le hicis
A la mañana siguiente Zahra salió a cumplir con su rutina laboral.Benjamín debió posponer sus reuniones y se dedicó a llamar a un profesional que acompañara al conserje a colocar la nueva cerradura de su departamento.—Bueno, ésta ya estaría. ¿Precisaban algún otro cambio? — consultó el profesional al finalizar con la tarea de colocar la nueva cerradura en la puerta de Benjamín.—De hecho… Mi vecina me dejó su llave para que también le hicieran un cambio a su cerradura— entregó la llave para que pudieran proceder con el cambio en aquella puerta y mientras el cerrajero hacía su deber, apartó al conserje para comentarle un poco mejor la situación—. Anoche apareció una persona ajena al edificio y logró entrar a su departamento. Quisiera
—No sé Evi, yo no tengo la figura de una modelo.—Ya hablamos de esto la vez pasada — Eva la interrumpió en el acto, recordándole que ya habían tenido esta misma conversación, no fue más que hace un par de meses atrás—. Y te lo repito por última vez, la figura la tienes, lo único que te falta es la delicadeza y la gracia felina hipnotizante con el cual las modelos se desplazan en la pasarela. Pero no hace falta nada de eso ahora, solo necesito hacer los ajustes necesarios a los vestidos que presentaremos mañana y para esa tarea eres más que perfecta.—Me alegro ser de ayuda entonces. — respiró más aliviada al saber que solo sería un trabajo interno entre ellas y el par de asistentes que estarían brindando soporte con la tarea.—No sabes lo mucho que te agradezco que estés a
Mientras que el cuerpo de Jonathan intentaba recuperar el control sobre sí mismo, la verdad era que su corazón estaba desbocado y su mente divagaba en alguna fantasía sin precedentes; Zahra se acercaba para encontrarse de frente con un rubio despampanante cuya melena de rulos dorados estaban tan perfectamente peinados que hacían lucir aún más la perfección de su bronceada piel de caramelo. —Te ves encantadora. — soltó un cumplido cuando al fin logró tomar el control de su propia voz. Tomó de la mano de Zahra y la besó con una honradez intachable haciendo sonrojar a quien recibía el gentil gesto. —También podría decir lo mismo… Te ves grandioso en ese traje. — admitió tímidamente, pero sin quitarle los ojos mientras su rostro seguía un tanto ruborizado. Ambos se contemplaron con un magnetismo místico y luego de algunos segundos Zahra rompió el silencio preguntándole por qué se encontraba allí. Resulta que