Capítulo58
La situación se salió de control y, al ver que no podía contactar a Mateo, Viviana dejó de fingir estar enferma. Si seguía haciéndolo, corría el grave riesgo de que le robaran la casa. Así que rápidamente tomó un taxi y se apresuró a regresar.

Cuando llegó, se encontró con una multitud de personas afuera del patio, rodeando la entrada en capas. Gracias a los policías que Rafael había llamado con anterioridad, pudo abrirse paso y entrar en la casa, aunque esos pocos metros le tomaron más de diez minutos, durante los cuales no faltaron manoseos indeseados.

Al entrar, vio a Mariana sentada de manera muy relajada en el columpio del patio, con gafas de sol y rodeada de guardaespaldas que sostenían una sombrilla para ella. A su lado estaba Pedro. ¡Parecía ser una verdadera jefa de la mafia!

Rafael y Antonia, al ver que su querida hija y la policía ya estaban presentes, recobraron por completo la confianza y bajaron para enfrentarse a Mariana.

—¡Oficiales de policía, miren a esta hija desagra
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