Capítulo62
Ezequiel estaba enfermo y había perdido mucho el apetito, así que Mariana le preparó con esmero una sopa y se la dio a comer. Luego, lo ayudó con cariño a lavarse las manos y la cara. Después de todo esto, ya era medianoche.

Cuando vio que el anciano se había dormido, Mariana se sintió muy aliviada y se dirigió al cuarto. Después de asearse, estaba tan agotada que apenas se acostó, cayó en un sueño profundo.

Mateo regresó del aeropuerto a las dos de la madrugada. Estaba exhausto, además de sufrir un fuerte dolor de estómago. Apenas llegó a casa, se dejó caer pesadamente en la cama. De repente, percibió un aroma muy familiar. Era el aroma único de Mariana. ¿Acaso estaba tan cansado que estaba soñando? ¿Cómo podría estar su fragancia en el cuarto? Al tocar algo tan suave y delicado, de forma instintiva lo apretó un poco.

Mariana, que dormía profundamente, se despertó sobresaltada. Cubriéndose la cara, gritó asustado, pensando que estaba soñando con un monstruo que le pellizcaba la cara c
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