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El tiempo es como el viento, viene y se va rápido. Han pasado un mese del que no veo a mi esposo. Durante el tiempo de su ausencia he estado con mis amigas, con los padres de Dylan y con Rafael. No voy a negar que me estoy muriendo, pero mi corazón morirá si él no aparece.
Las personas que me rodean han hecho lo imposible para que no me consuma en la tristeza, pero es inevitable que no muera en el intento, aunque me digan que él pronto regresara.
Ah, mi pregunta es; ¿por qué no viene? ¿Por qué prefiere el trabajo que a su esposa y sus hijos? ¿Por qué no me llama? ¿Será que estará con esas putas? ¿Será que ya se olvidó de mí? ¿Qué es lo que tiene ese hombre que no da
—Está preparada la reunión de mañana —al sentir la presencia de uno de mis hombres de confianza—. Quiero que te encargues personalmente.—Sí, jefe.—Quiero otra cosa y esto es como un favor, te lo pagaré bien —quito mi mirada del ordenador y la penetro en la de él—. Quiero saber que es lo que pasa con mi esposa, ¿qué comió?, ¿qué hace?, ¿dónde va?, ¿con quién platica?Necesito más información y siento que no me basto con lo que Rafael me dice. ¡Mmm…!, no es que desconfíe de él, pero no me llena la información que él me brinda.—Jefe, Rafael esta a cargo de su e
Liz.***Entrando a casa me suelto a chillar del enorme dolor de estómago que tengo, ¡estoy llena!, esta vez Rafa se pasó de bueno, me llevo al restaurante y luego a la heladería favorita… Ahora estoy demasiada satisfecha y lo único que quiero es dormir para que se me pase.Hay una cosa que me tiene intranquila y es que hace unas horas Rafa me dio un fuerte abrazo y me llenó de besos toda la cara. Me impresionó porque jamás lo había visto tan cariñoso, pero eso no se queda ahí porque de un momento de debilidad él me dio un beso. Sí, un beso del que jamás debió pasar porque Dylan es mi esposo y lo tengo que respetar.En ese instante ambos prometimos que esto jamás debe y puede
Dylan.No pude evitar sentirme como el peor hombre del mundo; me siento miserable y a la vez siento que no merezco el amor de ella porque mi estupidez ha llevado a que ella sufra. No puedo evitar sentirme impotente al saber que mi hermano está enamorado de ella, pero no puedo hacerle daño porque él hizo más que un trabajo. Él le ayudó a salir de esa depresión y odiarme.Después de unos minutos de pensar y de querer matarme por lo imbécil que fui decidí salir del despacho y subir hasta la habitación. Necesito pedirle perdón y demostrarle con hechos que jamás fue mi intención lastimarla.—Hola, amor… —dice con voz tímida—. Te estaba esperando—se acomoda un poco en el
***—Hola, puedo pasar —la puerta se abra dejando ver el rostro de Rafael.—Pasa Rafa.—Oh, Liz que bonitos los mellizos —lleva sus manos hacia su boca de lo sorprendido—, son grandes—al estar cerca se deslumbra al ver a los gemelos—. Liz, Dylan se fue a casa a cambiarse y a traerte ropa, y yo vengo a felicitarte, sé que serás una gran madre para Liliam y Dayron.Oh, que lindas palabras, siempre Rafael me sorprende de una u otra manera.—Te acuerdas de los nombres de los bebés ¡wau! Me sorprendes, y gracias a ti por apoyarme —mis palabras son sinceras y salen de lo profundo de mi corazón—, los bebés son comelones y
Dylan.Comienzo a desesperarme, dejó a los niños con mis padres y llamó a mis hombres.—Explíquenme que es lo que paso con mi mujer —hablé gritando.—Marcos está en el hospital —¡mierda!—, está inconsciente y no sabemos todavía quienes fueron señor—me responden con temor.—¡Como que no sabemos! ¡Que esperan para averiguar quien tiene a mi mujer! —el miedo de que ella esté entre la vida y la muerte me tiene al borde del abismo.—Yo sé quien tiene a Liz —doy media vuelta al sentir la presencia de Rafael.—Y tú qué haces
Liz.Me despierto y veo que estoy en una habitación que no es mi casa, pensé que todo era un sueño, pero me equivoque, está ahí Dominik yo no quiero hablar, no quiero vivir, no tengo a mis hijos, a mi esposo.Dylan sálvame, quiero estar contigo, no quiero comer ya no me importa nada me siento sucia, ese hombre me destrozó se llevó una parte de mí, Dios dame una oportunidad quiero a mi familia, no quiero estar aquí me duele todo mi cuerpo.—Liz, sé que te llamas —ahora si tiene toda mi atención—, Liz, escúchame—se levanta del sofá que esta a lado de la cama—, lo siento no ordene que te hicieran daño, te dejaré ir, pero hasta que te recuperes, no tienes tú que pagar lo que el hijo de puta hace
Ella abre los ojos y sale del auto, y yo voy a la par de ella entrelazados nuestras manos nos dirigimos a la casa. Entramos a la casa y los niños estaban enfrente de nosotros, Liz los quedaba observándolos y los niños corren hacia Liz gritando, mami, mami, mami, regresaste mami, Liz los abrazó fuerte a los dos y los besaba.—Mis niños no saben la falta que me hacían, los amos mis pequeños, pero saben que les tengo una noticia, mami vino a quedarse y no se irá porque ustedes son importantes para mami, los amo mis bebés yo no me iré jamás.—Liz puedes ir con los niños a la habitación para que descanses.—No, Dylan —niega con la cabeza—, yo he descansado mucho y ahora quiero pasar m&aacut
Liz.Me encuentro en el jardín viendo las estrellas y escuchando el sonido de la noche.—Liz, podemos hablar —me impresiono al sentir a Dylan inesperadamente.—Sí amor, pasa algo —sin quitar mi mirada del cielo estrellado le contesto.—Perdóname por lo que te voy a decir, pero necesito que tú y los niños se vayan sin mí por un tiempo —me levanto de golpe al escuchar eso—, hay muchas amenazas y cosas que organizar—parpadeo un par de veces hasta asegurarme que no es una ilusión—. Perdón, pero esto lo hago por su seguridad, tú sabes cuánto te amo y no quiero que vuelva a pasar.—¿Y tú crees que está es