Liz.
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Entrando a casa me suelto a chillar del enorme dolor de estómago que tengo, ¡estoy llena!, esta vez Rafa se pasó de bueno, me llevo al restaurante y luego a la heladería favorita… Ahora estoy demasiada satisfecha y lo único que quiero es dormir para que se me pase.
Hay una cosa que me tiene intranquila y es que hace unas horas Rafa me dio un fuerte abrazo y me llenó de besos toda la cara. Me impresionó porque jamás lo había visto tan cariñoso, pero eso no se queda ahí porque de un momento de debilidad él me dio un beso. Sí, un beso del que jamás debió pasar porque Dylan es mi esposo y lo tengo que respetar.
En ese instante ambos prometimos que esto jamás debe y puede
Dylan.No pude evitar sentirme como el peor hombre del mundo; me siento miserable y a la vez siento que no merezco el amor de ella porque mi estupidez ha llevado a que ella sufra. No puedo evitar sentirme impotente al saber que mi hermano está enamorado de ella, pero no puedo hacerle daño porque él hizo más que un trabajo. Él le ayudó a salir de esa depresión y odiarme.Después de unos minutos de pensar y de querer matarme por lo imbécil que fui decidí salir del despacho y subir hasta la habitación. Necesito pedirle perdón y demostrarle con hechos que jamás fue mi intención lastimarla.—Hola, amor… —dice con voz tímida—. Te estaba esperando—se acomoda un poco en el
***—Hola, puedo pasar —la puerta se abra dejando ver el rostro de Rafael.—Pasa Rafa.—Oh, Liz que bonitos los mellizos —lleva sus manos hacia su boca de lo sorprendido—, son grandes—al estar cerca se deslumbra al ver a los gemelos—. Liz, Dylan se fue a casa a cambiarse y a traerte ropa, y yo vengo a felicitarte, sé que serás una gran madre para Liliam y Dayron.Oh, que lindas palabras, siempre Rafael me sorprende de una u otra manera.—Te acuerdas de los nombres de los bebés ¡wau! Me sorprendes, y gracias a ti por apoyarme —mis palabras son sinceras y salen de lo profundo de mi corazón—, los bebés son comelones y
Dylan.Comienzo a desesperarme, dejó a los niños con mis padres y llamó a mis hombres.—Explíquenme que es lo que paso con mi mujer —hablé gritando.—Marcos está en el hospital —¡mierda!—, está inconsciente y no sabemos todavía quienes fueron señor—me responden con temor.—¡Como que no sabemos! ¡Que esperan para averiguar quien tiene a mi mujer! —el miedo de que ella esté entre la vida y la muerte me tiene al borde del abismo.—Yo sé quien tiene a Liz —doy media vuelta al sentir la presencia de Rafael.—Y tú qué haces
Liz.Me despierto y veo que estoy en una habitación que no es mi casa, pensé que todo era un sueño, pero me equivoque, está ahí Dominik yo no quiero hablar, no quiero vivir, no tengo a mis hijos, a mi esposo.Dylan sálvame, quiero estar contigo, no quiero comer ya no me importa nada me siento sucia, ese hombre me destrozó se llevó una parte de mí, Dios dame una oportunidad quiero a mi familia, no quiero estar aquí me duele todo mi cuerpo.—Liz, sé que te llamas —ahora si tiene toda mi atención—, Liz, escúchame—se levanta del sofá que esta a lado de la cama—, lo siento no ordene que te hicieran daño, te dejaré ir, pero hasta que te recuperes, no tienes tú que pagar lo que el hijo de puta hace
Ella abre los ojos y sale del auto, y yo voy a la par de ella entrelazados nuestras manos nos dirigimos a la casa. Entramos a la casa y los niños estaban enfrente de nosotros, Liz los quedaba observándolos y los niños corren hacia Liz gritando, mami, mami, mami, regresaste mami, Liz los abrazó fuerte a los dos y los besaba.—Mis niños no saben la falta que me hacían, los amos mis pequeños, pero saben que les tengo una noticia, mami vino a quedarse y no se irá porque ustedes son importantes para mami, los amo mis bebés yo no me iré jamás.—Liz puedes ir con los niños a la habitación para que descanses.—No, Dylan —niega con la cabeza—, yo he descansado mucho y ahora quiero pasar m&aacut
Liz.Me encuentro en el jardín viendo las estrellas y escuchando el sonido de la noche.—Liz, podemos hablar —me impresiono al sentir a Dylan inesperadamente.—Sí amor, pasa algo —sin quitar mi mirada del cielo estrellado le contesto.—Perdóname por lo que te voy a decir, pero necesito que tú y los niños se vayan sin mí por un tiempo —me levanto de golpe al escuchar eso—, hay muchas amenazas y cosas que organizar—parpadeo un par de veces hasta asegurarme que no es una ilusión—. Perdón, pero esto lo hago por su seguridad, tú sabes cuánto te amo y no quiero que vuelva a pasar.—¿Y tú crees que está es
Dylan.Siete meses, siete malditos meses que no sé nada de Liz ni de mis hijos, estoy furioso, ya que ella se fue del lugar que en verdad tenía que vivir, pero esta mujer es de armas tomar y se fue, ahora no sé dónde está.La situación del peligro está todo bajo control, pero ahora me encuentro devastado porque a ella no la puedo encontrar. ¡No puedo vivir un día más sin ella!—Dylan, perdón por sacarte de tus pensamientos, pero tengo que decirte algo, todo está marchando bien con el negocio, pero Liz tiene que estar donde está por el momento aunque no te preocupes la estaremos buscando eso sí no dejaremos de hacer.—Te estás escuchando, me estás enredando todo, no
—Felicidades, Ana, Fernando ya me informó de todo y gracias a Dios ya terminamos el turno, así que creo que es mejor irnos y cenamos en casa —me señala la salida.—Si, pero el Dr. Rivera me dijo que lo esperara que iba a hablar con el jefe.—Tranquila ya es hora de irnos yo hablé con Fernando, me dijo que hoy te fue excelente y que te espera mañana.—Vamos entonces Estela, ya quiero ver a mis hijos.***—Mami volviste y mi papi volverá pronto mami —Liliam con sus hijos brillante me decía lo emocionada que estaba.Entrando al apartamento no me dio de ir a saludar a mis niños porque vi