Tímidamente entro al despacho y él me queda observando cada paso que doy y cada gesto.
—Puedes tomar asiento Liz —su voz hace eco en mis oídos.
—Dylan yo…, y... —tartamudeo, tengo mucho miedo a la decisión que él llegue a tomar.
—Tranquila Liz yo quiero hablar contigo —se levanta del asiento para luego ver que rodea el escritorio.
—Dylan, perdóname, tienes que creerme, ¡yo te amo mi amor!
—Liz, no tengo nada que perdonarte porque te creo —me dejo caer al escuchar eso—. Liz, de corazón te digo que me deberías de perdonar tú a m&iacu
Dylan.Me siento de lo más feliz con el amor de mi vida y con mis hijos que pronto estarán aquí con nosotros, ya arreglé las cosas con Liz y eso me tranquiliza, ya que ella me ama. Pasamos toda la tarde en la habitación y ahora en la noche estamos en un restaurante cerca de la casa que estamos frente de la playa.Lo importante de todo es que tengo mucha seguridad a mi alrededor.Ambos estamos disfrutando de una cena romántica, pague para que el restaurante este solo a mi disposición, así que cerraron para los demás clientes, quiero que este día sea especial para ella y que sienta que es y siempre será la dueña de mi corazón, de toda mi vida.— Amor quiero que llevemos una vida co
(...)Liz.Ocho años después de vivir el día a día, llena de sorpresa, amor y aventura, acompañada de mucho amor y de una relación de la que no se compara.Como ha pasado el tiempo, ya mis niños están creciendo rápido, ambos tienen once años de edad.Liliam es igual que su padre; tiene esos ojos verdes, su cabello es rubio, y tiene los modos de su padre. Es una niña linda que cuando viene de su colegio me cuenta que muchos niños que les dice que es una niña bonita y que le gusta, pero cuando miran a Dayron se apartan de ella, ya que su hermano es celoso y no le gusta que nadie se le acerque a su hermana, ya que es una misión que su padre le ordenó que haga.
Dylan tiene un lado oscuro en su interior y pasado del cual había dejado atrás, pero las circunstancias hacen que él nuevamente vuelva al mundo de la perversión. Su porte y elegancia hacen que cualquier mujer se derrita ante sus encantos, pero para él no existe el amor hasta que se topa con una chica que hace que él pierda el control de sí mismo, dejando atrás al hombre prepotente y permitiendo al hombre celoso y sádico. El destino le presenta un juego tentador del que ambos se atreven a jugar y de ese mismo juego los llevará a la pasión y a la vida que ambos no pensaban tener. Ambos luchan por las adversidades que se le presentan; dudas y sobre todo la confianza que una pareja debe tener. Para Lizbeth es una tentación aceptar las propuestas que el galán de Dylan le
Liz.(…)Se ha llegado la noche y ahora me encuentro a unos pasos de la entrada del club. Respiro profundo, tomo el valor y entro al lugar donde no deseaba ir porque prefiero mi cama y almohada, que estar aquí para sentir que mis oídos pueden reventar en cualquier momento.Lo primero que hago al entrar al club es buscar con mis ojos biónicos a mis amigas porque una cosa es que vaya a una fiesta por ellas y otra que salgo de mí.¡Bingo! Las chicas están en la barra, ¡wao!, no llevan ni dos horas y ya están en modo de perderse en alcohol.—Wau, que bella que estás Liz —exclama, y corre hacia mí.Pongo mis ojos en
(...)Gracias a Dios que me levante con el pie derecho, me aliste como un rayo y desayune como Dios manda, ahora lista para el trabajo, solo que hoy salgo a las cinco de la tarde. Lo bueno es que ya estoy preparada psicológicamente a la jornada de trabajo.Llegando a la clínica y lo primero que me dicen es que me llama el Dr. Pérez, él es el doctor y jefe de nuestra área, aparte es el dueño de la clínica, es joven y si no me equivoco está por la edad de los treinta años y es mmm...Como soy una niña bien portada, corro hacia la oficina del jefe, dado que no quiero que mi expediente quede manchado.Doy dos toques a la puerta y después de escuchar que el doctor me dice que pase e
(...)Tocan el timbre, dejo el vaso de agua en la encimera y camino hacia la puerta.—¡¡¡Gabriel!!! —me sorprendo al ver a la persona que menos esperaba.Wao… Esto no me lo esperaba, me sorprende su visita inesperada, ¿cómo sabe donde vivo? Ah, mis datos personales, tuvo que revisar mi hoja de vida, dado que no encuentro otra justificación.—Liz ¿cómo estás? —en su rostro se le dibuja una enorme sonrisa—. Puedo pasar.—Sí, claro, pasa, estás en tu casa —tartamudeo de la impresión—, y que te trae por aquí—pregunté con una pizca de curiosidad. (...)Feliz por terminar mi turno, llevo mi mano hacia mi cuello y empiezo a darme un par de masajes. Ah, me siento tensa, creo que no me vendría mal ir un día al spa. Tomo mi cartera y salgo de mi consultorio para ir camino hacia mi apartamento.Cierro la puerta y me dirijo hacia la tabla digital donde pondré mi código y así notificaré que mi turno ha terminado.—Hola, Liz, como te sientes —después de poner mi código en el registro de salida y entrada, volteo a ver y me topo con el rostro de Gabriel—. Ya termino tu turno así que mañana te veré a la misma hora—asiento—. Ve a descansar.—Gracias, Gabriel, ten buen día. (…)Abro mis ojos al escuchar un par de voces por el pasillo, pero al parecer a Liz eso no le afecta, ya que esta cómoda y duerme como un angelito. Sí, me salí con la mía, ya que Liz está en mi habitación y se quedará conmigo hasta que ella lo decida.Ah, es que a mi madre le gustaría que me casara y que le diéramos muchos nietos.Con mucho cuidado me levanto de la cama, no quiero que Liz se despierte, deseo quedarme más tiempo con ella, pero tengo que buscar a mi padre y hablar un par de cosas con él.Me pongo las pantuflas y tomo mi móvil que está sobre la mesita de noche, le doy una última mirada a Liz para luego salir de la habitación.Capítulo 4
Capítulo 5