Hubiera querido escuchar una de sus frases divertidas, no, hubiera querido escuchar una de aquellas frases burlonas que le gustaba decir, tal vez ese gesto gracioso que hacía con su cabeza al mirarme comer sola en la escuela, cualquier cosa, que me molestara para hacerme enfadar o reír que era lo que más conseguía, pero no. Solo se limitó a terminar la frase que empecé, de la manera más fría que jamás había oído de él.
—¿Ya debería haber desaparecido para siempre? ¿Es eso lo que quieres decir? Creí que querías arreglar las cosas, —apartó la mirada—que por eso estabas aquí.
—Lucas, no quise
—Herir mis sentimientos, ¿Pero en realidad tengo sentimientos Emilia? —Empezó a acercarse peligrosamente a mí, con un evidente sarcasmo en su voz que no dejaba salir la mía—&iq
— ¿Sabes algo? Aun no entiendo por qué dejaste de venir. —susurraba cerca mío.—Yo tampoco. Solo tenía miedo.— ¿De qué?—De la señorita Hale.— ¿De la señorita Hale?—¡Señorita Hale!—¡Emilia!El sonido de un cuaderno cayendo sobre mi mesa me despertó haciendo que me sobresaltase. La señorita Liss me miraba expectante, toda la clase de arte tenía sus ojos en mí, tragué antes de encontrar algo de mi voz adormilada.—Lo siento.—Dígame algo señorita Hale, ¿le parece que mi clase es aburrida? ¿Por qué estaba durmiendo?—Yoeste—Se objetiva Emilia, no balbucees. —me murmuró.—No señora Liss, es que anoche no dormí bien, pensando en el cuadro con el qu
—Chandler, cállate quieres.—Está bien. entiendo, es cosa de chicas.Estaba viendo Friends con mi madre cuando sonó mi celular, era inconfundible el sonido de I Found a Way de Drake Bell, el intro de la serie. Lucas estaba a un lado en el piso y al escuchar el intro lo cantó a todo pulmón, se puso en pie, empezó a bailar en medio de la sala con pasos ridículos. Yo me reí, nos encantaba la serie, él, era mi Josh, mamá se había ido a la cocina para preparar palomitas, tenía suerte de que no me escuchara reír, dejé que el intro llegara a la mitad, por suerte quien llamaba estaba dispuesto a esperar.—Emilia ¿no piensas contestar? —mi madre llamó mi atención.—Sí, —me puse en pie— ¿ya van a estar las palomitas?—Ya están, solo les pongo mantequilla, te esperaría, pero creo que vas a tardar en esta llamada—señaló con la cabeza la pantalla, donde se podía observar el nombre de Mike.Entonces me apresuré a contestar, era una video llamada, sonreí al verl
—Qué opinas de este—preguntaba por enésima vez. Siempre era algo diferente, pero, me estaba empezando a hartar de todo.Austin y yo nos encontrábamos en medio del partido de futbol americano del equipo de la escuela en donde se encontraba Richard, competían contra las Águilas un equipo de afuera, el equipo local se llamaba las Ardillas, estaban perdiendo, era evidente que, hacia falta de mi amigo para lograr ganar, pero por alguna razón que desconocía, luego de haber insistido hasta el cansancio a que fuera, no apareció, ni el, ni Lilith.Lo que fuera, algo no andaba bien, el caso fue que al aceptar había olvidado por completo que tenía que reunirme con Austin para empezar los preparativos para la fiesta de la maestra de arte, y ahí me encontraba con ropa para nada adecuada en un estadio. La chica que decía ser mi amiga desde la infancia me obligó a ponerme un p
No estaba de más mencionar mi terrible aspecto, ni actitud tirada al suelo, ya sabía que los partidos de futbol eran así, por eso no iba a ninguno. Estuve allí porque ellos dijeron que era importante, me vistieron para la ocasión, ¿solo para qué? ¿Verme llegando a casa empapada de refresco de alguien más, con mi vestido arruinado y una autoestima lleno de refresco? Si era alguna broma esperaba que al menos a ellos les estuviera haciendo gracia.—Lo siento Ansel, estoy ocupado ahora, quizá lo dejemos para después—escuche decir a Austin por el celular, camine hasta él.—Austin, estoy bien, ve con tu amigo, voy a irme sola a casa—avise.Tapó la salida de voz del celular—Vamos, no te dejare ir en ese estado, déjame acompañarte a casa—insistió.—No, ya estoy grande ¿no crees?No estaba de acuerdo, pero al ver mi cara decidida asintió—Esta bien.—Nos vemos después, —hice ademán de querer acercarme—Mejor nos ahorramos las formalidades por hoy.<
—Emilia ya llegué, cielo santo, que clase de zoológico es este–escuchamos la voz de mi madre al entrar por la puerta. Todos teníamos puestos pijamas jumper de animales, los gemelos eran Leones, la morena un unicornio y yo un koala.Richard y yo que seguíamos en la cocina teniendo la conversación más sincera que jamás habíamos tenido, nos abrazamos rápidamente para finalizarla. Mike y Lily fueron los primeros que fueron a recibir a mi madre. Al igual que yo mamá no podía creerse estar viendo al rubio en persona.—Mírate que alto estas—le decía mi madre quien se quedaba hasta el mentón del gemelo—has crecido tanto como tu hermano, e igual de guapo.Codeé a Richy, para hacerle saber que tenía mismas cualidades y tan buenas como las de su hermano, él me sonrió.—Gracias señora Wang—respondió Mike amablemente.—Es tan lindo volver a verlos a todos juntos, en serio, que si todos sus padres pudieran verlos se enternecerían. —Mi madre tocaba los hombros de ambo
—Y esta es Emilia y sus amigos en su pijamada.Mi madre le mostraba las fotos que había tomado mientras dormíamos en la pijamada a mis abuelos que estaban de visita por mi cumpleaños, mis abuelos solo se reían mientras yo me estaba cuestionando sobre si debía taparme la cara o simplemente dejarlo pasar. Había entrado a la habitación desde antes que despertáramos para verificar que todo estuviera en orden, tomó fotos en el momento justo, cuando los pies de Mike estaban sobre mi estómago, cuando su cabeza estaba en mi estómago, cuando me abrazó como si fuera su almohada, cuando Richard abrazaba a su hermano como si fuera una almohada, cuando le mordía la mano, cuando Lilith puso su mano en mi cara, cuando el gemelo enamorado se fue a dormir del lado de ella, y muchas, muchas más. Suerte que solo eran mis abuelos, hubiera sido peor que alguien más las hubiera visto. Noté algo sobre el hombro de la abuela Lía, el escudo del capitán américa en una camiseta que yo conocía bien, él e
Estaba paralizada, no creía posible que Lucas fuera palpable hasta ese día, cuando la pequeña niña de ojos claros y cabello rubio lo tocó. Había tirado de su camiseta para llamar su atención, llevaba un peluche blanco en las manos, y cuando habló su chillona voz se dirigió al chico ya no tan invisible.—Dice mi amiga Juliana que eres guapo—Lucas me miró algo consternado, luego se volvió a ver a la niña, se agachó para quedar a su altura.—¿En serio? ¿Y dónde está tu amiga?—No hablaras en serio Lucas—le dije yo incrédula de su repentino interés en la otra chica.Me miró—Vamos, alguien más puede verme, ¿no crees que es genial?—Es extraño—afirmé.La niña le sonrió—Está aquí, te presento a Juliana.Señaló la nada. Me reí, tal parecía que Juliana era su amiga imaginaria. Pero qué bonito, había una reunión de amigos imaginarios en el parque. Él me miró mal, luego se volvió a la niña.—¿Tú cómo te llamas? —le p
—Bien Lucas, al pedirte disculpas quedamos comprometidos a ser buenos amigos—Puse mis manos sobre mis caderas con decisión.Él se hallaba en mi cama acostado mirando el techo, hizo como si no me había escuchado, igual sabía que lo hacía, seguí con mi primer discurso amistoso entre ambos después de mucho tiempo, desde que cumplí trece años para ser exacta, cuando dejé de tolerarlo, porque en esa edad me di cuenta que algo no andaba bien con él, ni conmigo, no era normal que a esa edad siguiera imaginándolo.Tenía que aprender a convivir de nuevo con él o amargar mi vida intentando ignorarlo, lo cual era difícil. También debía aceptar que no me agradaba la idea de que se fuera, solo que ese sentimiento era algo que jamás le diría abiertamente, ¿Por qué? Por qué no se le podía dar alas a algo que no tardaría en acabar cuando menos lo esperáramos, como su amistad con la pequeña Marrie. Además de que el trato que hicimos seguía en pie. Después de mi cumpleaños él