—¿Quieres una esposa de mentira a la que puedas abandonar cuando gustes? Ese es mi precio… Quiero los bocetos y el hermoso auto de quien se volverá mi exesposo —agregó Morgan orgullosa, dichosa de verlo molesto.—Eres abusiva, manipuladora, carroñera… —dijo Ivar en un susurro inclinándose hacia ella, pero sin lograr intimidarla. Morgan sabía que tenía el control de la situación.—¿Ivar? —preguntó Sigurd cuando estuvo lo suficientemente cerca.—Es un trato —susurró Ivar antes de voltear a hacia su padre y tomar de la mano a Morgan.—Pero qué encantadora señorita traes a tu lado —agregó Sigurd y Cristina no tardó en torcer la mirada.—Es solo la odiosa y fracasada secretaria de Ivar —dijo Cristina viendo a Morgan con desprecio. —¿Cómo dijiste? —preguntó Morgan fingiendo inocencia—. ¡Ejem!… Soy su esposa. Levantó su mano adornada con el anillo de matrimonio, dejando a Cristina sin palabras.—¿Esposa? —preguntó Sigurd con el ceño fruncido.—Nos casamos hoy en la mañana… —respondió Ivar
—¡Qué tú y mi tío, ¿qué?! —exclamó Kyrie intentando no escupir su café. A la hora de la comida había decidido buscar a su amiga. Había visto las imágenes en las noticias y la reconoció por el vestido. Tenían mucho que hablar. —Lo que oíste, puedes comenzar a llamarme «tía Morgan» —agregó divertida. —No lo pienso hacer… —dijo Kyrie aún escéptica y horrorizada.—Descuida, es solo para que lo dejen en paz… Solo será por un tiempo —agregó Morgan mientras hacía girar su taza de café sobre la mesa, con incertidumbre.—¿Solo por un tiempo? Siempre y cuando no se enamoren…—Como si eso fuera posible. —Morgan torció los ojos—. Es insoportable.Después de un silencio que ambas parecían disfrutar, una voz las interrumpió.—Morgan, ¿qué haces aquí? Este no es un lugar para gente como tú. —Era Debbie viendo a ambas mujeres con desprecio—. Ahora entiendo, mientras tu amiga te pague todo, no necesitas preocuparte. —Si este no es un lugar para gente como yo, que tengo empleo, no me imagino que se
—Te tira una cubeta de agua fría y, ¿tú deseas su cariño? —preguntó Ivar sin levantar la mirada hacia ella—. ¿Eres masoquista? Eso me haría entender por qué sigues en este trabajo pese a cómo te trato. —Creo que, si sigo en este trabajo, es por sádica… Más bien el masoquista es otro —respondió cruzada de brazos y ladeando su cadera de esa manera tan seductora que Ivar no podía ignorar—. Quisiera llevarme bien con Harold y que… —No es necesario, preferiría que te siga odiando… —agregó Ivar levantando su mirada fría y profunda, esa que la congelaba hasta los huesos—. Cuando te vayas le será más fácil, incluso se volverá motivo de júbilo. Entre más te odie, mejor. —Claro… ¿cómo no lo pensé? —contestó Morgan, de nuevo sintiendo ese retortijón en su corazón. Le era difícil recordar su papel. *** Esa tarde salió antes que Ivar, dejándolo trabajar junto a Cristina que mantenía un aire de victoria por quedarse con él. Morgan tenía una encomienda más importante y fuera del trabajo, pas
—¿A dónde crees que vas? —preguntó Sigurd en cuanto vio a Morgan bajar las escaleras. Llevaba un encantador vestido floral informal y botas amarillas de trabajo que le daban una apariencia campesina. Su belleza era adornada por inocencia y sencillez. Aun así, Sigurd no se confiaba y sabía que debajo de esa apariencia había una arpía de dientes afilados. —Saldré, regreso en un par de horas. Dudo mucho soportar más tiempo —dijo Morgan. —¿Mi hijo sabe? —No, pues estaba muy ocupado en el trabajo con Cristina —agregó Morgan con una sonrisa forzada. —Una buena mujer se queda al lado de su hombre en cualquier circunstancia y Cristina es una buena mujer —agregó Sigurd con orgullo—. Ella era mi primera opción para Ivar. —Ahora entiendo su frustración. —Morgan negó con la cabeza sintiendo lástima por él—. Lo bueno es que ya somos adultos y sabemos que no siempre podemos obtener lo que queremos. —Me alegra que estés consciente de eso, niña… —Auch… Bien bajado ese balón —agregó Morgan d
Ivar tomó a Morgan por la cintura con suavidad, acercándola a su cuerpo, y la besó, robándole el aliento, derritiéndola entre sus brazos, haciéndola perder la fuerza y cargando todo su peso con facilidad. —Disculpa la tardanza… —dijo contra sus labios una vez que el beso terminó. Sus ojos turquesa la hipnotizaron. —¿Morgan? —preguntó la señora Esther viendo tan enternecedor gesto, sorprendida por el cariño con el que ese hombre sujetaba a su nieta entre sus brazos—. ¿No piensas presentarme a tu esposo? Morgan en un estado de sedación, perdiendo todos sus sentidos e incluso la voz, solo veía directo a los ojos a Ivar, quien le ofreció una sonrisa arrogante y victoriosa, satisfecho por haber cegado su fuerza de voluntad y su consciencia. Era delicioso tener a esa fiera rebelde e insoportable, dócil ante él, lo hacía sentir fuerte e indestructible. Ivar llevó de la mano a Morgan hasta la mesa, mientras todos contenían el aliento ante su presencia y Debbie rabiaba en silencio, con ga
—¿Cómo supiste? —preguntó Morgan una vez que entraron al auto. Necesitaba distraer la mente de Ivar que parecía demasiado ansioso. —Me llamó Kyrie… —agregó Ivar cerrando los ojos con fuerza—. ¿Por qué no me lo dijiste? —¿Hubieras venido por iniciativa propia? —Claro… Ahora me debes un favor… —La idea iluminó su rostro. Volteó hacia Morgan mientras esta conducía, y su mirada descendió hacia el borde de su vestido, descansando tentadoramente a mitad de su tierno y blanco muslo. Ver su piel le causaba pequeños infartos y su pantalón comenzaba a apretar. —¿Eso quiere decir que me vas a cobrar esto? —preguntó indignada. —Negocios son negocios… Tú misma lo dijiste… —dijo Ivar y posó su mano en el muslo de ella, metiendo
—¿Es hora de dejarte ir, Esme? —le preguntó al listón antes de darle un beso y presionarlo contra su frente. Lo guardó con delicadeza en su lugar y de nuevo prestó toda su atención a la frágil mujer que dormía en el colchón. Se inclinó lentamente y la besó, apenas haciendo presión con sus labios, alimentándose de su calor y saciándose con esa boca torpe que se movía entre sueños, respondiendo inconscientemente a sus pasiones. Ivar se levantó de la cama con el cuerpo irradiando calor y la sangre bombeando con fuerza. Esa bestia deseosa de carne tierna y femenina gritaba dentro de él por salir de nuevo, rasguñando sus entrañas y exigiendo regresar a la cama y tomar a Morgan el resto de la noche, pero prefirió regresar al baño y esta vez darse una ducha fría antes de quedarse a dormir en la bañera, con la puerta cerrada y tentado a ponerle llave. Era
—Ah… ¿Tío? —preguntó Kyrie entrando a la oficina de Ivar. Parecía un conejito asustado—. ¿Me querías ver? —Necesito que lleves a Morgan a comprarse un vestido… —dijo fríamente sin levantar la mirada de sus documentos. —¿Un vestido? —preguntó Kyrie confundida. —Sí, salgan a dar una vuelta, vayan por un café… compren maquillaje, yo qué sé… Ivar sabía que Morgan no se encontraba cómoda en la villa, lo más seguro es que permanecería encerrada en la habitación evitando a toda costa a Sigurd, y no tenía intenciones de que su nueva condición exclusiva como esposa se volviera un completo suplicio. —…La fiesta de compromiso de Erik será mañana y Morgan necesita ropa y accesorios adecuados. Confío en que harán una buena elec