Capitulo 97

Narra David de María

Desperté sin saber qué hora era ni si era de día, de noche o de tarde, en la oscuridad de mi recámara y debo admitir, que me sentía aún un poco aturdido. El dolor de cabeza se había relajado, pero no se había ido en su totalidad, pero al menos me sentía un poco menos mal, que hace rato y lo atribuí a que también me ayudó el dormir un rato. Me puse los zapatos tenis, pasé al baño y luego bajé, quería ver si Alondra y mi madre estaban en casa o si se habían ido a algún lado con Fina.

Llegué abajo y vi que mi madre y Fina estaban en la sala jugando cartas muy concentradas, mi siquiera despegaron los ojos de sus cartas al bajar de la habitación. Busqué con la mirada a mi novia y di con ella, Alondra estaba en el comedor haciendo los deberes todavía. Ella al verme se emocionó y se levantó a abrazarme.

–Mi amor, ¿Cómo te sientes? – Preguntó ella – Perdóname por dejarte solo, pero tuve que bajar a hacer mis tareas.

Por eso no me podía quejar, Alondra era de las personas
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