Capitulo 23

Narra Alondra Ferreyra Pérez

Escuchaba a mi niño hermoso, a mi David, hablarme desde lejos, pero era raro pues yo no lo podía tocar, no lo podía ver, únicamente sentía su mano cálida entre la mía y eso me calmaba, me reconfortaba, sabía que estábamos juntos ¿Cómo y dónde? No lo sabía pero estando con él, eso era lo que más me importaba y necesitaba. Él me daba fuerzas para querer seguir adelante.

Lo escuché llorar, pedirme que volviera con él y sentí ganas de mirarlo, de hablarle y de decirle que ahí estaba con él, que no me iría a ningún lado. No sabía si estaba dentro de un mal sueño, cuando después de mucho tiempo de escucharlo llorar y de sentir caer sus lágrimas en mi mano y después rodar por mis mejillas, comencé a ver un poco borroso y poco a poco la imagen se aclaró y entonces lo vi, completamente descompuesto, despeinado y hecho un desastre algo sin duda, muy raro en él quién siempre estaba pulcro, presentable y divino para mí. Mientras contemplaba llorar a mi niño hermoso, é
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