Narra David De MaríaMi madre como era de esperarse, entró a mi recámara para que, le explicáramos lo que estaba pasando y era normal, pues mis gritos la habían llevado hasta ahí. Debió escuchar mis gritos y mis reclamos y el llanto de Alondra, quién seguía desecha sin que nada pudiera detenerla o calmarla, ella siempre era así, cuando se ponía a llorar.Pero ya no podía hacer nada, ya teníamos a mi madre, en la recámara y no se iría, hasta que le respondiera, no se iba a ir y ya, y yo no sabía que decirle.–David, te estoy hablando hijo – Mi madre me pedía la explicación – No puedo creer que apenas, nos habíamos despedido y estén de nuevo metidos en una discusión.–No pasa nada madre, las cosas se nos salieron un poco de control, pero ya. Todo está bien, te lo prometo – Dije minimizando el problema – No pasa nada, sólo ha sido una discusión.El nivel de los celos no se me bajaba todavía, esperaba que mi madre no hubiera escuchado, todo lo que le había dicho a Alondra, pero eso era ca
Narra David De MaríaEmpecé a decirle a mi madre, casi tal cuál, había comenzado la discusión con Alondra y a medida que avanzaba en mi relato, mi madre se ponía más y más molesta y enojada conmigo, lógicamente no era para menos y yo, tenía que calmarme pues, mientras le iba contando todo, revivía mi discusión con Alondra y volví a pegarme de nuevo muy fuertemente en la pared, lo que a mi madre le molestó demasiado.–A ver David, cálmate ya – Me abrazó por la espalda – Tienes que aprender a calmar, esos ataques de ira. Mira nada más, te has hecho daño, a lo puro estúpido hijo.Me tomó de la mano y vi como traía los nudillos rojos y a punto de sangrar, pero no sentía dolor, la ira me cegaba por completo. –No es eso madre, es que ya te he contado, que me muero de celos de lo de Axel, es algo con lo que no puedo, con lo que no quiero tener que pasar. Lo odio y quisiera que Alondra, me respete y no lo vea más – Dije exasperado – Tú lo has notado, delante de ti también ese tipo la abraza,
Narra Alondra FerreyraDesperté en la recámara de Carmen, al día siguiente del problema con David. Un delicioso aroma a café, me hizo que poco a poco fuera abriendo los ojos, Carmen estaba sentada a mi lado, sosteniendo la taza de café y mirándome con la ternura que, solo una madre puede mirar a su hija.–Hola, Alondra, ¿Cómo estás, hijita? – Me dijo con ternura – Espero, que te sientas un poco mejor, llevo un rato hablándote, pero no te despertabas.–Hola, Carmen, estoy bien gracias – Respondí – Es que, siempre me cuesta mucho despertar. Es algo, que desde que era una pequeña niña tengo y no lo he podido entender desde entonces.–Tranquila, hijita, te he traído un café – Carmen me dio la taza y la recibí – Te quiero mucho Alondra, quiero que sepas que, anoche David y yo hablamos largo y tendido.–Gracias, Carmen, yo también te quiero mucho ¿Dónde está mi David? – Le pregunté preocupada al no ver a mi chico – Tengo miedo que, ustedes hayan peleado, por lo que pasó entre él y yo.–No,
Narra Alondra Ferreyra–Vamos a estar bien mi consentida, te lo prometo.David me abrazó contra su pecho y sentí paz y calma, todo lo que sentía, siempre que estaba en sus brazos, cerré los ojos y miles de lágrimas cayeron sobre él, cuándo hice eso, él con cuidado y con ternura, levantó mi cara para besarme despacio y con cuidado, apenas rozando sus labios con los míos, pero cómo siempre que estábamos juntos, eso me dejaba con ganas de más, de mucho más. Me desesperé y abrí más mis labios para recibir sus besos y su lengua no se hizo esperar, para entrar a mi boca y devorarla toda, cómo si nunca la hubiera saboreado, era un baile delicioso, que me estaba dejando más que desesperada y con ganas de él, lo quería todo ahora.–Alondra mi amor, tenemos que calmarnos, tenemos que ir al Tec – Me decía mi chico muy agitado – Créeme que, ganas no me faltan, preciosa.No me importaba, yo quería que me hiciera el amor ahora, en ese momento, lo necesitaba sentir dentro de mí, no me quería tomar
Narra David De MaríaA pesar de la tardanza que tuvimos mi princesa y yo, no cambiaría por nada del mundo, el haber hecho el amor con ella de la hermosa forma en la que lo hicimos, eso sí que era iniciar bien el día. Bajamos a desayunar luego de vestirnos con lo primero que encontramos, pues como había dicho mi madre, sólo a nosotros se nos ocurría hacer eso antes de irnos al Tec.–Chicos, desayunen rápido por favor – Nos dijo mi madre – Por favor, no se olviden que saliendo ustedes del Tec, tenemos que ir al doctor.Eso no se me iba a olvidar, la salud de mi princesa, era lo primero que se debía atender, ya esos desmayos no me estaban gustando para nada y a mi madre tampoco.–Sí, claro que recuerdo eso Carmen – Dijo mi princesa – Odio ir al doctor, pero no me dejan otra salida.–Sí madre, de mi cuenta corre que, no se nos pase la ida al médico. Vendremos aquí a la casa contigo y de aquí nos vamos todos juntos.–Muy bien chicos, que les vaya muy bien en el Tec.–Gracias, Carmen a ti q
Narra David De MaríaYa con eso me tranquilizaba un poco, si allá la iba a atender el doctor, era un alivio, que estuviera dispuesto a ayudarnos en los estudios, para que nos dijera, que era lo que en realidad tenía. –Está bien madre, pero necesito, que si vamos a ir con mi princesa al hospital, le digas al doctor, que me deje estar con ella, en todo momento.No la iba a dejar sola en esto, ella necesitaba tener a alguien a su lado, para soportar su miedo a las agujas, porque me imaginaba, que con eso comenzarían, pero iba a estar a su lado.–Si hijo, veré que puedo hacer, pero ya, no perdamos tiempo. Iré a abrir el auto para que lleves a Alondra y ya poder irnos. Cuanto antes, será mejor.–Sí madre – Le contesté.Mi madre salió para abrir el auto y después yo, tomé en mis brazos a mi hermosa Alondra, que iba muy dormidita. Me subí con ella en brazos al auto, la llevaba en mis piernas, de vez en vez la besaba, la abrazaba y la consentía. Mi madre también estaba preocupada, yo la con
Narra Alondra FerreyraOdiaba todas esas situaciones que tenían que ver con el médico, odiaba ir a todas esas cosas y más que por otra cosa, yo lo había hecho por David y por Carmen eso de ir a que me revisaran, no por nada más, pues ellos habían hecho ya bastantes cosas por mí, como para que yo no accediera al menos a eso, porque ellos se veían muy preocupados. Pasé con David la mayor parte de la mañana de estudio en estudio y cómo había dicho el doctor sólo a los Rayos x, no pudo pasar mi chico conmigo, ya que así eran las normas de todos los hospitales.–Muy bien Alondra – El doctor, era muy amable – Ya casi terminamos, sacamos estas radiografías y sería todo.–Muchas gracias, doctor. No me gusta estar aquí, lo siento mucho por mi actitud negativa y no es nada en contra de usted, pero odio todo esto, es que no lo soporto, me da miedo – Me justifiqué – Espero que ya no me toque venir de nuevo y estar tanto tiempo como ahora.–Lo siento mucho, no eres la única paciente que me dice e
Narra Alondra FerreyraCarmen, se notaba que seguía preocupada por mí, trataba de evitar el decirme algo o preguntarme algo, lo podía leer en sus ojos y finalmente lo hizo, pues no pudo contener más su inquietud, porque creo que era necesario para ella comprender muchas cosas.–Alondra hija, sé que no te gusta hablar de tu familia, pero quiero saber algo – Me dijo Carmen – Por lo que veo, llevas mucho tiempo sintiéndote mal y se me hace mal de parte de tus padres que jamás te hayan atendido.Yo no le iba a mentir sobre eso, yo era a la que nunca se le había atendido, en ninguno de los aspectos de mi vida, ellos siempre me habían dejado de lado. No tenía porque no decirle la verdad a Carmen, que yo era la hija olvidada y repudiada, por no ser como ellos quisieron que fuera.–Sí, Carmen, ellos siempre han sabido lo que me ha pasado, pero les ha valido lo que yo pueda sufrir – Dije abatida – Mi papá dice quererme, pero no más de lo que quiere a Petra y ella, siempre que me ponía mal decí