Capítulo 29. Una mujer muy dispuestaNarra David De María RamírezAltagracia nos había caído muy bien a mí y a Sabadelle, ya que era una mujer desinhibida, arriesgada y segura de su cuerpo, que estaba demasiado bueno para ser verdad. Nada que ver con la enana de Alondra, que a pesar de tener muy buen cuerpo a ella la altura la desfavorecía totalmente, le restaba mucho ser de baja estatura.Me encantaba esta casa de mi familia y poder llenar de lujos a las mujeres que me llevaba a la cama. Ese día yo salí a caminar a la playa muy temprano y Altagracia salió de la casa y me alcanzó, ni me imaginaba que estaba despierta.–No deberías de estar tan solo David, mira que no me estás aprovechando bien del todo – Ella se sacó la parte de arriba del bañador – O es que acaso, no me merezco un mañanero.Ahora no me encontraba en condiciones, así que lo dejaría pasar por esta vez, que ella fuera a buscar a Sabadelle, si tenía mucha urgencia, yo necesitaba despejarme un poco, pero no de esa forma,
Capítulo 30. La cruda realidadNarra David De María RamírezNo le iba a mentir, que me la había estado montando en grande en la playa y de que ya habíamos empezado, pero hubo un fallo que lo arruinó por completo, ya ni al caso que volviera con él a buscar a Altagracia. –En eso estaba, colega – Admití – Pero, ella tenía que arruinarlo todo nombrándome a Alondra y al abogado ese. Voy a casa, a por una cápsula y ella es toda tuya. Como bien lo has dicho, le basta y le sobra para complacernos a los dos, así que es toda tuya.Había sido una buena idea de parte de Altagracia, venir y pagarnos su estancia con ese hermoso cuerpo, pero yo por el momento no la quería ni ver, que mi colega le hiciera los favores, yo ya había tenido suficiente de ella, que prefería que mantuviera la boca cerrada y que no arruinara lo que se había hecho.–Vale colega, no te pierdas mucho en tus pensamientos que hay mucho día y mucha playa y sexo por delante.Mi colega era experto en eso, le gustaba disfrutar de l
Capítulo 31. Otra llamada de atenciónNarra Alondra Ferreyra PérezAxel me miraba muy preocupado esa mañana cuando yo abrí los ojos y me encontraba acostada con él y dándome cuenta de que solo estábamos en esa recámara nosotros dos. La cabeza me estaba estallando terriblemente y conocía bien ese dolor tan intenso, era producto de la reseca por la borrachera de anoche de la que no me arrepentía para nada.–Alondra ¿Cómo te sientes, preciosa? – Axel me preguntó muy preocupado – Te veo un poco mejor que hace un rato.–Axel ¿Qué pasó? No me acuerdo bien de nada y ¿Por qué estamos durmiendo juntos? No me digas que pasó algo entre nosotros, yo no puedo hacer eso. Yo soy de David.No lo podía engañar, yo no estaría con otro hombre que no fuera mi güero hermoso, no le iba a poner los cuernos, pues él iba a regresar.–No cariño, no pasó nada de lo que estás pensando. Solo te dio una crisis depresiva muy fuerte, Elisa me pidió ayuda y te quedaste dormidita después de tomar un té relajante.Axel
Capítulo 32. A distraerse un ratoNarra Alondra Ferreyra PérezAhora no, su tiempo de hacer las cosas bien ya había pasado. Que me dejara en paz y hacer de mi vida lo que me diera la gana–No voy a dejar que eches a perder tu vida. No lo harás y te exijo que te metas a bañar y que te tomes algo, para esa resaca espantosa que traes. Hueles a puro borracho. No quiero que vuelvas a mencionar el nombre del pendejo de David aquí en mi casa.Era el colmo, me venía a querer prohibir algo, estaba muy equivocada, yo iba a conseguir donde vivir y que nadie me estuviera jodiendo la vida más de lo que ya la tenía jodida, tenía que estar de arrimada, por eso se aprovechaba para estar tirándome en cara que estaba en su casa, pues sus reglas me valían tres hectáreas, no le iba a estar obedeciendo nada a nadie, ya no era una chiquilla.–No te preocupes si tanto te molesta yo me largo, estoy harta de no tener nada, de ser una idiota que tiene que pedir limosna hasta para tener dónde vivir, deberías es
Capítulo 33. Picándome el orgulloNarra David De María RamírezSabadelle y yo, estábamos disfrutando al máximo de la experiencia de estar compartiendo con Altagracia y más que eso disfrutándola mutuamente, aún no llegábamos a eso del trío, pero eso lo pretendíamos sin lugar a dudas, la tendríamos al mismo tiempo, y sabía que a ella le iba a encantar. Aunque hasta ahora, la usábamos a nuestros antojos en ratos él y en ratos yo.Algo que me encantaba de ella, era que cedía ante mis caprichos y me cumplía todas mis fantasías y en eso superaba ampliamente a mi consentida, claro que la diferencia era que no la amaba y que mi cuerpo y mi mente seguían amando a Alondra, ella seguía en todo momento en mi mente y en mi piel, quería que esto no siguiera pasando.–David, vamos a meternos al mar – Altagracia me abrazó en la cocina y fue directo a agarrarme mi parte noble – Por favor, hace mucho calor y me quiero refrescar y bañar contigo.Quería estar en paz por un rato y a Altagracia la iba a ma
Capítulo 34. Siempre dispuestaNarra David De María RamírezTenía que aguantar todo, lo que pretendíamos hacer con ella, y no se iba a negar de eso, estaba seguro.–Claro que sí.Agarré el cabello de Altagracia nuevamente y me introduje de un solo empujón en ella, tiraba de su cabello para llevar el ritmo del encuentro y la penetraba con mucha fuerza, haciendo que todo se moviera en cada embestida que le daba. Ella agradecida, gemía, jadeaba y gritaba, dejándome claro que el amo y señor del disfrute que estaba teniendo en ese momento era yo y solo yo.La volteé e hice como me dio la gana, ella era flexible, algo que me gustó mucho, y ella solo daba gritos de placer, disfrutando de cada cosa que la hacía, era una marioneta que podía mover a mi antojo. Ella, al no poder abrazarme ni hacerme nada, se dejaba penetrar y estalló de placer cuando en medio de unas embestidas mordí sus pezones al grado de sangrarla y después de eso seguí dándole con una fuerza descomunal hasta que estallamos
Capítulo 35. Un buen prospectoNarra Alondra Ferreyra PérezSimone y los demás amigos con los que estábamos, se estaban riéndose de todo lo que yo decía y yo me divertía asegurándoles que a ese forro de hombre yo lo iba a conquistar, ya me lo había propuesto. Me sentí liberada y feliz al darme cuenta de que, al menos, mi buen ojo con los hombres no se había perdido a pesar de lo que me pasó con David, y Simone me animaba a querer ligar con él.–Vas Alondra, por lo poco que dejas ver de ti en el taller eres muy osada ¿Qué esperas para ir a conocerlo?Pues se había ido a algún lugar el chico guapo, lo perdí de vista, por un momento y se me había escapado, no lo podía creer, si estaba casi al frente mío.–No espero nada, pero ya no lo veo.No podía ser, pensé. Estaba llegando más gente al baile y ese guapísimo hombre se perdió de mi campo de visión, lo que me alteró demasiado y me preocupó también. Sin decir nada, me separé de Simone y de mis amigos y me interné más entre la gente, lo te
Capítulo 36. Presentando a un nuevo amigoNarra Alondra Ferreyra PérezSus manos acariciaron mis piernas y ese solo contacto me hizo sentir escalofríos. Yo, por mi parte, metí mis manos por atrás de su camisa y empezamos a acariciarnos mutuamente, hasta que pronto los vidrios de la camioneta se fueron empañando, él dejó de besar mi boca y siguió con mi cuello, con mi clavícula y mis hombros y yo, quería que todo pasara ahí en la camioneta sin importarme nada, ni nadie.Quería que me tomara ahí, sin más, estaba súper excitada. Mis manos viajaban por toda su espalda y por sus hombros, fui bajando los dedos y los metí por debajo del pantalón, apretando su bien formado trasero, mientras él se deleitaba pasando su boca por todos lados.–Daniel, espera – Le pedí – Es que siento que me voy a correr, ya no aguanto.Apreté los músculos internos, era una sensación muy cegadora, me nublaba la vista, pero era gratificante poder soltar toda la tensión que había estado acumulando, en todo mi cuerpo