Capítulo 23. Duros de entenderNarra Alondra Ferreyra PérezEl día que me dieron de alta del hospital, mi hermana Anastasia me llevó a su casa junto con Axel. Ya no me pude ir con Carmen a su casa. Mis pobres sobrinas Hada y Paola estaban muy afectadas después, de haberme encontrado como me encontraron y por esa razón mi hermana aprovechando que era ya fin de semana, las mando con mi cuñado Tavo a casa de una de las hermanas de él para que se distrajeran un poco y olvidaran ese mal rato mientras que ella y Axel me trataban de hacer entrar en razón.–Deja de hacerte ideas en tu tonta cabeza Alondra – Me dijo Anastasia – Ya basta. David no quiere nada contigo no le importas y ahorita que sonó tu celular y Axel respondió, tú viste que no era nadie.Las palabras de mi hermana me taladraban en lo más profundo de mi ser, esa mujer no tenía compasión ella arrasaba con todo y no le importaban los sentimientos de los demás, porque no tenía corazón en vez de eso tenía una piedra y yo no, yo ten
Capítulo 24. Llevada a la fuerzaNarra Alondra Ferreyra PérezSentí que me acomodaba Axel en el sillón, pero por más que trataba de abrir los ojos, simplemente no podía, los sentía pesados y llenos de algo más que la melancolía y el dolor que sentía muy dentro de mí. Después de no sé cuánto tiempo y cuando al fin pude abrirlos, enfoqué y vi a mi hermana y a Axel, ambos muy preocupados por mí.–Cariño, no te muevas – Me pidió Axel tomando mi mano – No te pasará nada malo ya viene un servicio médico a atenderte.Ya no quería estar aquí en esta casa, aquí no iba a recibir el apoyo que yo quería. Necesitaba que alguien me llevara a Madrid y con la única persona que yo iba a contar era Carmen. Ella sí me comprendía, ella sí sabía que yo quería a su hijo hasta la muerte.–No Axel, yo quiero ir con Carmen – Quise levantarme sin éxito – Por favor, llévenme con ella y quiero que ella me lleve a Madrid. Yo tengo que ir a buscarlo.Me entró una desesperación, necesitaba salir corriendo, necesita
Capítulo 25. Escondiéndose de todosNarra David De María RamírezNo podía, ni tampoco quería creer, que Alondra fuera tan desgraciada, infeliz y malvada, que no me había guardado nada de luto, ni a mí, ni al hermoso amor que habíamos compartido juntos, por eso me había venido a recluir a nuestro lugar de escapadas. Me sentía lleno de ira, mi cabreo estaba fuera de control y no sé, por cuantos días me negué de ver a Sabadelle, a Romina, a todo el mundo que me rodeaba, días en los que tampoco asistí a la Universidad, no quería nada de la vida. La mujer, que me había jurado amor eterno, ahora debía estar en las sábanas de ese desgraciado y yo aquí, hecho un imbécil llorando por ella. Me moría de coraje contra mí mismo, cuando tocaron la puerta del piso y fui a abrir, era Sabadelle.–Hola, colega – Mi amigo se veía preocupado – Te hemos buscado por cielo, mar y tierra. Hasta hoy se me ha prendido el foco y te he venido a buscar a nuestro lugar de escapadas y por suerte, aquí estás.Precis
Capítulo 26. Una invitada bien recibidaNarra David De María RamírezNo tenía ni cómo recordar quién era ella y ya me había entrado la curiosidad de saber de quién se trataba y aunque ella era de México, no la podía relacionar con nadie que yo conociera, pues había estado en muchos lugares y me habían presentado a demasiada gente y a demasiadas mujeres como para asociar una voz con un nombre o con un cuerpo.–Soy Altagracia, la prima más bella de Alondra, a la que no dejabas de ver en el último cumpleaños de Hada, la sobrina de Alondra ¿No te acuerdas?Me sentí ridículo y al mismo tiempo apenado, no podía creer que no me acordaba de esa mujer Altagracia, al menos debería recordarla de algo, por ser prima de Alondra, pero no. No venía a mi mente, ningún recuerdo de esa mujer y por mucha pena que me diera, era mejor que se identificara.Estos días, mi mente no estaba nada bien y ponerme a recordar caras o cuerpos y asociarlos con nombres, me resulta imposible, cuando ella me siguió habl
Capítulo 27. Nada que desperdiciarNarra Alondra Ferreyra PérezLa fiesta de Elisa había estado muy bonita y divertida tanto como para no querer irme cuando terminó. Axel se divertía también platicando con nosotras y estuvimos tomando y jugando juegos de mesa, hasta que solo quedábamos las hermanas de Axel y yo. Axel quería que ya nos fuéramos y yo no. No quería volver a casa de Anastasia, ya que sabía que íbamos a seguir peleándonos.–Alondra, me acompañas a la cocina por otras bebidas – Me pidió Elisa – Tenemos que acabarnos todo el vino. Nada se debe desperdiciar.Por mí no había problemas, era feliz escapando un rato de mi realidad, y si había más vino, nos lo íbamos a tener que acabar como decía ella, no había que dejar ni una gota.–Eso yo lo apoyo completamente, Elisa – Respondí – El vino nunca se puede desperdiciar. Vamos.Nos levantamos con eso en mente, el de ir a preparar las bebidas, yo podía aguantar lo que fuera, y además no le hacía daño a nadie si me ponía hasta las ch
Capítulo 28. Gente desalmadaNarra Alondra Ferreyra PérezLas cuatro ya estábamos más entonadas que nada, así que la íbamos a seguir, si Axel, se decidía, estaría encantada, pero no lo iba a obligar, si decidía irse, pero que no me quisiera llevar a la fuerza a casa de mi hermana, porque entonces me iba a salir y ya no me iban a encontrar.–Está bien y conste que lo hago solo porque veo a Alondra más animada y quiero que siga estando así de alegre – Admitió Axel – Eso es lo bueno de esta tomadera buena que traemos.Abracé a Axel impulsivamente y le di muchos besos en las mejillas como agradecimiento por haber accedido a que nos quedáramos con Elisa, para seguir pasándonosla bien. Era mi primera borrachera en compañía desde que se fue David.Él llamó a mi hermana para avisarle que íbamos a dormir aquí y que bueno que fue él quien lo hizo. Yo no quería ni hablar con ella. Seguimos tomando casi toda la noche y parte de la madrugada, hasta que nos terminamos hasta la última gota, como lo
Capítulo 29. Una mujer muy dispuestaNarra David De María RamírezAltagracia nos había caído muy bien a mí y a Sabadelle, ya que era una mujer desinhibida, arriesgada y segura de su cuerpo, que estaba demasiado bueno para ser verdad. Nada que ver con la enana de Alondra, que a pesar de tener muy buen cuerpo a ella la altura la desfavorecía totalmente, le restaba mucho ser de baja estatura.Me encantaba esta casa de mi familia y poder llenar de lujos a las mujeres que me llevaba a la cama. Ese día yo salí a caminar a la playa muy temprano y Altagracia salió de la casa y me alcanzó, ni me imaginaba que estaba despierta.–No deberías de estar tan solo David, mira que no me estás aprovechando bien del todo – Ella se sacó la parte de arriba del bañador – O es que acaso, no me merezco un mañanero.Ahora no me encontraba en condiciones, así que lo dejaría pasar por esta vez, que ella fuera a buscar a Sabadelle, si tenía mucha urgencia, yo necesitaba despejarme un poco, pero no de esa forma,
Capítulo 30. La cruda realidadNarra David De María RamírezNo le iba a mentir, que me la había estado montando en grande en la playa y de que ya habíamos empezado, pero hubo un fallo que lo arruinó por completo, ya ni al caso que volviera con él a buscar a Altagracia. –En eso estaba, colega – Admití – Pero, ella tenía que arruinarlo todo nombrándome a Alondra y al abogado ese. Voy a casa, a por una cápsula y ella es toda tuya. Como bien lo has dicho, le basta y le sobra para complacernos a los dos, así que es toda tuya.Había sido una buena idea de parte de Altagracia, venir y pagarnos su estancia con ese hermoso cuerpo, pero yo por el momento no la quería ni ver, que mi colega le hiciera los favores, yo ya había tenido suficiente de ella, que prefería que mantuviera la boca cerrada y que no arruinara lo que se había hecho.–Vale colega, no te pierdas mucho en tus pensamientos que hay mucho día y mucha playa y sexo por delante.Mi colega era experto en eso, le gustaba disfrutar de l