Capítulo 25. Escondiéndose de todosNarra David De María RamírezNo podía, ni tampoco quería creer, que Alondra fuera tan desgraciada, infeliz y malvada, que no me había guardado nada de luto, ni a mí, ni al hermoso amor que habíamos compartido juntos, por eso me había venido a recluir a nuestro lugar de escapadas. Me sentía lleno de ira, mi cabreo estaba fuera de control y no sé, por cuantos días me negué de ver a Sabadelle, a Romina, a todo el mundo que me rodeaba, días en los que tampoco asistí a la Universidad, no quería nada de la vida. La mujer, que me había jurado amor eterno, ahora debía estar en las sábanas de ese desgraciado y yo aquí, hecho un imbécil llorando por ella. Me moría de coraje contra mí mismo, cuando tocaron la puerta del piso y fui a abrir, era Sabadelle.–Hola, colega – Mi amigo se veía preocupado – Te hemos buscado por cielo, mar y tierra. Hasta hoy se me ha prendido el foco y te he venido a buscar a nuestro lugar de escapadas y por suerte, aquí estás.Precis
Capítulo 26. Una invitada bien recibidaNarra David De María RamírezNo tenía ni cómo recordar quién era ella y ya me había entrado la curiosidad de saber de quién se trataba y aunque ella era de México, no la podía relacionar con nadie que yo conociera, pues había estado en muchos lugares y me habían presentado a demasiada gente y a demasiadas mujeres como para asociar una voz con un nombre o con un cuerpo.–Soy Altagracia, la prima más bella de Alondra, a la que no dejabas de ver en el último cumpleaños de Hada, la sobrina de Alondra ¿No te acuerdas?Me sentí ridículo y al mismo tiempo apenado, no podía creer que no me acordaba de esa mujer Altagracia, al menos debería recordarla de algo, por ser prima de Alondra, pero no. No venía a mi mente, ningún recuerdo de esa mujer y por mucha pena que me diera, era mejor que se identificara.Estos días, mi mente no estaba nada bien y ponerme a recordar caras o cuerpos y asociarlos con nombres, me resulta imposible, cuando ella me siguió habl
Capítulo 27. Nada que desperdiciarNarra Alondra Ferreyra PérezLa fiesta de Elisa había estado muy bonita y divertida tanto como para no querer irme cuando terminó. Axel se divertía también platicando con nosotras y estuvimos tomando y jugando juegos de mesa, hasta que solo quedábamos las hermanas de Axel y yo. Axel quería que ya nos fuéramos y yo no. No quería volver a casa de Anastasia, ya que sabía que íbamos a seguir peleándonos.–Alondra, me acompañas a la cocina por otras bebidas – Me pidió Elisa – Tenemos que acabarnos todo el vino. Nada se debe desperdiciar.Por mí no había problemas, era feliz escapando un rato de mi realidad, y si había más vino, nos lo íbamos a tener que acabar como decía ella, no había que dejar ni una gota.–Eso yo lo apoyo completamente, Elisa – Respondí – El vino nunca se puede desperdiciar. Vamos.Nos levantamos con eso en mente, el de ir a preparar las bebidas, yo podía aguantar lo que fuera, y además no le hacía daño a nadie si me ponía hasta las ch
Capítulo 28. Gente desalmadaNarra Alondra Ferreyra PérezLas cuatro ya estábamos más entonadas que nada, así que la íbamos a seguir, si Axel, se decidía, estaría encantada, pero no lo iba a obligar, si decidía irse, pero que no me quisiera llevar a la fuerza a casa de mi hermana, porque entonces me iba a salir y ya no me iban a encontrar.–Está bien y conste que lo hago solo porque veo a Alondra más animada y quiero que siga estando así de alegre – Admitió Axel – Eso es lo bueno de esta tomadera buena que traemos.Abracé a Axel impulsivamente y le di muchos besos en las mejillas como agradecimiento por haber accedido a que nos quedáramos con Elisa, para seguir pasándonosla bien. Era mi primera borrachera en compañía desde que se fue David.Él llamó a mi hermana para avisarle que íbamos a dormir aquí y que bueno que fue él quien lo hizo. Yo no quería ni hablar con ella. Seguimos tomando casi toda la noche y parte de la madrugada, hasta que nos terminamos hasta la última gota, como lo
Capítulo 29. Una mujer muy dispuestaNarra David De María RamírezAltagracia nos había caído muy bien a mí y a Sabadelle, ya que era una mujer desinhibida, arriesgada y segura de su cuerpo, que estaba demasiado bueno para ser verdad. Nada que ver con la enana de Alondra, que a pesar de tener muy buen cuerpo a ella la altura la desfavorecía totalmente, le restaba mucho ser de baja estatura.Me encantaba esta casa de mi familia y poder llenar de lujos a las mujeres que me llevaba a la cama. Ese día yo salí a caminar a la playa muy temprano y Altagracia salió de la casa y me alcanzó, ni me imaginaba que estaba despierta.–No deberías de estar tan solo David, mira que no me estás aprovechando bien del todo – Ella se sacó la parte de arriba del bañador – O es que acaso, no me merezco un mañanero.Ahora no me encontraba en condiciones, así que lo dejaría pasar por esta vez, que ella fuera a buscar a Sabadelle, si tenía mucha urgencia, yo necesitaba despejarme un poco, pero no de esa forma,
Capítulo 30. La cruda realidadNarra David De María RamírezNo le iba a mentir, que me la había estado montando en grande en la playa y de que ya habíamos empezado, pero hubo un fallo que lo arruinó por completo, ya ni al caso que volviera con él a buscar a Altagracia. –En eso estaba, colega – Admití – Pero, ella tenía que arruinarlo todo nombrándome a Alondra y al abogado ese. Voy a casa, a por una cápsula y ella es toda tuya. Como bien lo has dicho, le basta y le sobra para complacernos a los dos, así que es toda tuya.Había sido una buena idea de parte de Altagracia, venir y pagarnos su estancia con ese hermoso cuerpo, pero yo por el momento no la quería ni ver, que mi colega le hiciera los favores, yo ya había tenido suficiente de ella, que prefería que mantuviera la boca cerrada y que no arruinara lo que se había hecho.–Vale colega, no te pierdas mucho en tus pensamientos que hay mucho día y mucha playa y sexo por delante.Mi colega era experto en eso, le gustaba disfrutar de l
Capítulo 31. Otra llamada de atenciónNarra Alondra Ferreyra PérezAxel me miraba muy preocupado esa mañana cuando yo abrí los ojos y me encontraba acostada con él y dándome cuenta de que solo estábamos en esa recámara nosotros dos. La cabeza me estaba estallando terriblemente y conocía bien ese dolor tan intenso, era producto de la reseca por la borrachera de anoche de la que no me arrepentía para nada.–Alondra ¿Cómo te sientes, preciosa? – Axel me preguntó muy preocupado – Te veo un poco mejor que hace un rato.–Axel ¿Qué pasó? No me acuerdo bien de nada y ¿Por qué estamos durmiendo juntos? No me digas que pasó algo entre nosotros, yo no puedo hacer eso. Yo soy de David.No lo podía engañar, yo no estaría con otro hombre que no fuera mi güero hermoso, no le iba a poner los cuernos, pues él iba a regresar.–No cariño, no pasó nada de lo que estás pensando. Solo te dio una crisis depresiva muy fuerte, Elisa me pidió ayuda y te quedaste dormidita después de tomar un té relajante.Axel
Capítulo 32. A distraerse un ratoNarra Alondra Ferreyra PérezAhora no, su tiempo de hacer las cosas bien ya había pasado. Que me dejara en paz y hacer de mi vida lo que me diera la gana–No voy a dejar que eches a perder tu vida. No lo harás y te exijo que te metas a bañar y que te tomes algo, para esa resaca espantosa que traes. Hueles a puro borracho. No quiero que vuelvas a mencionar el nombre del pendejo de David aquí en mi casa.Era el colmo, me venía a querer prohibir algo, estaba muy equivocada, yo iba a conseguir donde vivir y que nadie me estuviera jodiendo la vida más de lo que ya la tenía jodida, tenía que estar de arrimada, por eso se aprovechaba para estar tirándome en cara que estaba en su casa, pues sus reglas me valían tres hectáreas, no le iba a estar obedeciendo nada a nadie, ya no era una chiquilla.–No te preocupes si tanto te molesta yo me largo, estoy harta de no tener nada, de ser una idiota que tiene que pedir limosna hasta para tener dónde vivir, deberías es