Capítulo 20. Intento fallidoNarra Alondra Ferreyra PérezCaminé con el bote en mis manos y apenas si tenía tiempo, para que el veneno hiciera efecto y morir, antes que llegara Tavo y mis sobrinas a impedirlo. Ya no quería estar más en este mundo, ya no quería hacerlo. A nadie ya le importaba, a nadie le iba a preocupar que muriera, nadie iba a llorar por mí, había sido una carga para todos y mejor dejar de existir para ya no serlo.Me fui caminado al espejo del baño y me vi con vida por última vez, me despedí de mí misma, de la piltrafa que veía en el espejo, de una mujer que no tenía sueños, ilusiones, ni ganas de vivir. Me maldije y me dije, todo lo que me odiaba, por ser tan estúpida, por haber perdido al hombre que amaba y sin dar marcha atrás llené el vaso con el que me lavaba los dientes de agua del grifo y me fui tomando, todas y cada una de las pastillas del bote, sintiendo los estragos al poco tiempo de ingerirlas, sentía como me iba descomponiendo lentamente y esperaba que
Capítulo 21. Mi otra realidadNarra David De María RamírezCuando desperté, después de no saber lo que había pasado estaban Sabadelle, Jovana y Romina, mirándome con unas caras de muerte lo que me hizo de momento, que dudara si yo seguía en este mundo todavía. Los miré a los tres y Romina, no se contuvo y empezó a llorar. Entonces sí he muerto, pensé para mis adentros. Si no fuera así, mi amiga no tendría por qué estar llorando de la manera en la que lo estaba haciendo.– ¿Qué pasa Romina? – Le pregunté a mi amiga – ¿Estoy muerto? ¿Me morí?Todos se miraban entre ellos y nadie me respondía. Yo morí de eso estaba seguro, pero si estaba muerto ¿Por qué sentía dolor? Me dolía el pecho, como si alguien me hubiera encajado algo y lo hubiera dejado atravesándome de costado a costado. Algo muy grave estaba pasando conmigo, algo terrible me estaba pasando, pero ¿Ellos porque no me estaban escuchando? Era muy raro, no sabía si estaba muerto o vivo. Entonces Sabadelle se acercó a mí con una car
Capítulo 22. Una nueva oportunidadNarra David De María RamírezMe dieron ganas de darle otro golpe a Jovana, no había quedado conforme con lo que le había tocado hace rato no me podían estar culpando a mí y ahora se ponían de parte de Alondra. Las tres eran iguales. De seguro ya se habían burlado las tres de la muerte de Lola.–Son unas cabronas – Les dije a las dos, lleno de odio y les aventé cosas a la cara – En primera porque se ponen del lado de ella, pobrecita de Alondra ¿Y yo qué? No les importo un carajo es el colmo que yo les valga a las dos, y a ti también colega.Acaso no veían como me encontraba yo, también estaba sufriendo. No tenían por qué culparme a mí de todo lo que pasara, yo también había sufrido un daño irreparable y eso no lo veía ninguno de los tres, con estos amigos para qué quiero enemigos.– ¿Te vas a calmar? – Me preguntó Sabadelle retándome – Nadie, tiene que estar soportando tus arranques de idiota. Nada de lo que pasó con Alondra es culpa de nadie, solo tu
Capítulo 23. Duros de entenderNarra Alondra Ferreyra PérezEl día que me dieron de alta del hospital, mi hermana Anastasia me llevó a su casa junto con Axel. Ya no me pude ir con Carmen a su casa. Mis pobres sobrinas Hada y Paola estaban muy afectadas después, de haberme encontrado como me encontraron y por esa razón mi hermana aprovechando que era ya fin de semana, las mando con mi cuñado Tavo a casa de una de las hermanas de él para que se distrajeran un poco y olvidaran ese mal rato mientras que ella y Axel me trataban de hacer entrar en razón.–Deja de hacerte ideas en tu tonta cabeza Alondra – Me dijo Anastasia – Ya basta. David no quiere nada contigo no le importas y ahorita que sonó tu celular y Axel respondió, tú viste que no era nadie.Las palabras de mi hermana me taladraban en lo más profundo de mi ser, esa mujer no tenía compasión ella arrasaba con todo y no le importaban los sentimientos de los demás, porque no tenía corazón en vez de eso tenía una piedra y yo no, yo ten
Capítulo 24. Llevada a la fuerzaNarra Alondra Ferreyra PérezSentí que me acomodaba Axel en el sillón, pero por más que trataba de abrir los ojos, simplemente no podía, los sentía pesados y llenos de algo más que la melancolía y el dolor que sentía muy dentro de mí. Después de no sé cuánto tiempo y cuando al fin pude abrirlos, enfoqué y vi a mi hermana y a Axel, ambos muy preocupados por mí.–Cariño, no te muevas – Me pidió Axel tomando mi mano – No te pasará nada malo ya viene un servicio médico a atenderte.Ya no quería estar aquí en esta casa, aquí no iba a recibir el apoyo que yo quería. Necesitaba que alguien me llevara a Madrid y con la única persona que yo iba a contar era Carmen. Ella sí me comprendía, ella sí sabía que yo quería a su hijo hasta la muerte.–No Axel, yo quiero ir con Carmen – Quise levantarme sin éxito – Por favor, llévenme con ella y quiero que ella me lleve a Madrid. Yo tengo que ir a buscarlo.Me entró una desesperación, necesitaba salir corriendo, necesita
Capítulo 25. Escondiéndose de todosNarra David De María RamírezNo podía, ni tampoco quería creer, que Alondra fuera tan desgraciada, infeliz y malvada, que no me había guardado nada de luto, ni a mí, ni al hermoso amor que habíamos compartido juntos, por eso me había venido a recluir a nuestro lugar de escapadas. Me sentía lleno de ira, mi cabreo estaba fuera de control y no sé, por cuantos días me negué de ver a Sabadelle, a Romina, a todo el mundo que me rodeaba, días en los que tampoco asistí a la Universidad, no quería nada de la vida. La mujer, que me había jurado amor eterno, ahora debía estar en las sábanas de ese desgraciado y yo aquí, hecho un imbécil llorando por ella. Me moría de coraje contra mí mismo, cuando tocaron la puerta del piso y fui a abrir, era Sabadelle.–Hola, colega – Mi amigo se veía preocupado – Te hemos buscado por cielo, mar y tierra. Hasta hoy se me ha prendido el foco y te he venido a buscar a nuestro lugar de escapadas y por suerte, aquí estás.Precis
Capítulo 26. Una invitada bien recibidaNarra David De María RamírezNo tenía ni cómo recordar quién era ella y ya me había entrado la curiosidad de saber de quién se trataba y aunque ella era de México, no la podía relacionar con nadie que yo conociera, pues había estado en muchos lugares y me habían presentado a demasiada gente y a demasiadas mujeres como para asociar una voz con un nombre o con un cuerpo.–Soy Altagracia, la prima más bella de Alondra, a la que no dejabas de ver en el último cumpleaños de Hada, la sobrina de Alondra ¿No te acuerdas?Me sentí ridículo y al mismo tiempo apenado, no podía creer que no me acordaba de esa mujer Altagracia, al menos debería recordarla de algo, por ser prima de Alondra, pero no. No venía a mi mente, ningún recuerdo de esa mujer y por mucha pena que me diera, era mejor que se identificara.Estos días, mi mente no estaba nada bien y ponerme a recordar caras o cuerpos y asociarlos con nombres, me resulta imposible, cuando ella me siguió habl
Capítulo 27. Nada que desperdiciarNarra Alondra Ferreyra PérezLa fiesta de Elisa había estado muy bonita y divertida tanto como para no querer irme cuando terminó. Axel se divertía también platicando con nosotras y estuvimos tomando y jugando juegos de mesa, hasta que solo quedábamos las hermanas de Axel y yo. Axel quería que ya nos fuéramos y yo no. No quería volver a casa de Anastasia, ya que sabía que íbamos a seguir peleándonos.–Alondra, me acompañas a la cocina por otras bebidas – Me pidió Elisa – Tenemos que acabarnos todo el vino. Nada se debe desperdiciar.Por mí no había problemas, era feliz escapando un rato de mi realidad, y si había más vino, nos lo íbamos a tener que acabar como decía ella, no había que dejar ni una gota.–Eso yo lo apoyo completamente, Elisa – Respondí – El vino nunca se puede desperdiciar. Vamos.Nos levantamos con eso en mente, el de ir a preparar las bebidas, yo podía aguantar lo que fuera, y además no le hacía daño a nadie si me ponía hasta las ch