Capítulo 12 Una nueva amistadNarra Alondra Ferreyra PérezEn lo que ella había estado conmigo en el hospital, ellos la habían ayudado, se veía que yo iba a ser una carga para ellos, era una buena para nada, no sabía hacer nada, ni siquiera me sabía defender en eso.–Gracias.Me fui a lavar las manos como pude y después, me senté a la mesa con mis sobrinas que ya estaban sentadas ahí para cenar. Mi hermana y mi cuñado nos sirvieron la cena y yo, me comí lo que me dieron casi pasándomelo entero, la comida no me sabía a nada y parecía estar viviendo fuera de mi cuerpo, nada se sentía ni parecía real, yo en verdad, me sentía de lo más mal. Después de cenar, mis sobrinas y yo, lavamos los trastes y recogimos la cocina y después, nos fuimos a dormir a la recámara que ocupábamos las tres, desde que yo llegué a esta casa.–Buenas noches, chicas – Les dije a las dos – Por favor, ¿Me despiertan? Mañana, cuando se levanten. No puedo faltar a clases.Era la única forma que me podía levantar, y e
Capítulo 13. Buscando una salidaNarra David De María RamírezDespués de la borrachera terrible que me puse con Romina y con Sabadelle, ella, horas más tarde, se estaba arreglando para irse al bar. Yo ya no sabía, si era de día, de noche o de tarde, todo me estaba dando igual y la cabeza la sentía a punto de reventarme. Tenía mareos y náuseas, me arrastré al baño para expulsar todo el alcohol que tenía en el cuerpo y quién sabe qué más. Cerré un poco mis ojos y recordaba a Alondra, esto me iba a consumir por completo.–Colega, no puedes seguir así – Dijo Sabadelle – Necesitas, reponerte y levantarte de esto, sabemos que amas a Alondra, lo sabemos de sobra Romina y yo, pero tú has decidido dejarla. Ya para por favor y ya no te hagas más daño, que no tiene caso.Por supuesto que yo había sido el que había terminado con nuestra relación, pero no tenía otra opción, no podía aceptar que ella era así, que no podía sentir el dolor ajeno, que no tenía corazón, podía haber todas las personas d
Capítulo 14. Tomando una drástica decisión Narra David De María RamírezEra inútil querer sacarla de mi corazón, cuando cada latido que él emitía, era para ella, y por ella, me la recordaba cada pulsar, cada respiración que tomaba. No exageraba, cuando decía que cada latido del corazón, lo daba por ella, era la primera vez que me enamoraba y dolía mucho no saber, hasta cuando iba a poder soportar estar sin el amor de mi vida.–Hazlo entender entonces y deja de estarte destruyendo delante de todos nosotros, no te queremos ver así – Me expresó – No me gusta, verte decaído y acabado, pareces un muerto, una momia, una reliquia. Ya basta, De María, la vida, no puede terminar por tu estupidez, de no quererla olvidar.Lo dice como si fuera fácil, como si cerrando los ojos y dormir, ya me iba a despertar a la mañana siguiente sin sentir nada por ella, era absurdo, porque la vida se me podía ir apagando, llevaba tanto tiempo intentándolo, pero era inútil, esto no se iba a terminar nunca.–No
Narra Alondra Ferreyra PérezEse día, al terminar de trabajar en el taller de mi tío, me cambié y me puse un poco presentable a pesar de no tener ganas de nada, pues Carmen, me estaba esperando para ir a cenar. Me despedí de todos mis compañeros y amigos del taller y cuando estaba a punto de salir, Simone me alcanzó.–Alondra, sé que ahora mismo piensas que nada te levantará el ánimo – Simone me abrazó y me dio un papelito – Sé que apenas nos hemos conocido hoy, pero cuenta conmigo, te anoté mi dirección y mi número de teléfono, en caso de que necesites, lo que sea, que espero que no sea así y que nos veamos mañana aquí.–Gracias Simone, en serio muchas gracias – Respondí llorando – Mañana nos vemos aquí, yo también espero no sea necesario, molestarte.–No es una molestia, quiero que estés bien, hasta mañana Alondra.–Gracias, nos vemos mañana.Salí del taller arrastrando los pies y apenas puse un pie afuera, ahí estaba ella, mi mamá Carmen, para abrazarme y darme todo ese amor, que y
Capítulo 16. Un recuerdo muy dolorosoNarra Alondra Ferreyra PérezCon solo estar hoy aquí, me está costando, no iba a poder soportar mirar en cada rincón, sin recordarlo, si todo el lugar tenía su nombre escrito, por donde mirara ahí estaba su recuerdo. No iba a poder aguantar estar viviendo bajo el mismo techo, donde habíamos vivido muchos momentos felices.–Gracias mamá Carmen, pero por ahora no puedo – Apenas pude decir – Me está matando estar aquí, sin él. Lo veo en todas partes de esta casa, dónde tantas veces hablamos de amor.Eso sería un martirio para mí, sentir su presencia, su olor, entrar a su recámara y ver su ropa, olerla, pensar que él está presente, cuando estaba en otro continente, sin importarle como me encontraba, eso era lo peor, porque ni siquiera podía decir que me lo iba a encontrar por pura casualidad en le Tec, si había puesto toda la distancia de por medio.–Lo sé, pero no puedes dejarte caer mi niña. Límpiate esas lágrimas y vamos a la cocina, hice del tiram
Capítulo 17. Quizás, una muy mala decisiónNarra David De María RamírezLa cápsula me estaba haciendo sentir lleno de vida, eso era un alivio para mí y el inmenso dolor, que pensé que me iba a derribar, se estaba apagando de a poco, me sentía, aunque todavía un poco triste, era cómo si entre los efectos de la cápsula, además de hacerme sentir, más aliviado, me diera también la resignación y la fuerza de voluntad, para soportar que la mujer de mi vida, ya no está a mi lado y que no hay marcha atrás.Me levanté con mucha energía a desempacar mis maletas, algo que no había hecho y hasta ánimos tuve de ponerme a cocinar, puse la música a todo volumen y Sabadelle, mi colega, llegó un rato después que lo hice yo.–¡Bendita sea la cápsula! – Exclamó mi amigo – Veo que ha obrado un milagro, estás de pie y estás cocinando De María, eso hay que celebrarlo.Sabía que esto iba a ser pasajero, porque, aunque estuviera de pie, por los ánimos que me infundían la cápsula, mi problema en verdad era qu
Capítulo 18. Reacción adversaNarra David De María Ramírez–Créelo Jovana – Respondí – Aquí estoy. Te ves muy bien, con ese corte de cabello.Ahora lo llevaba un poco más corto y no se veía mal, muy al contrario, como le estaba diciendo, le sentaba muy bien, ahora me podía dar cuenta que, a mi adorada Alondra, nunca la había visto con su melena corta, era que le sentaba de maravilla traer su cabello como siempre lo traía, amaba su cabello y más, cuando yo se lo secaba.–Sí, es que pronto hará calor y no quiero complicarme con la melena larga. Huele delicioso, ¿Has cocinado tú? – Preguntó sorprendida – Sí es así, espero que sepa mejor de lo que huele, la comida.Era mi especialidad, cocinar y le podía asegurar que iba a estar mejor de lo que olía y de lo que se veía, nunca había fallado al cocinar algo, les podía garantizar que todo quedaba como de restaurante de esos de cinco estrellas, si no hubiera elegido la carrera de ingeniería, me hubiera dedicado a la cocina internacional.–Sí,
Capítulo 19. Mi último adiósNarra Alondra Ferreyra PérezDespués de esa noche que David le habló a Carmen, la depresión me pegó con más fuerza de lo que me estaba pegando, iba al Tec a estudiar más por obligación que por otra cosa y realmente, ya no le estaba poniendo para nada las ganas en absoluto. En el taller de mi tío, me pasaba lo mismo, hacía mi trabajo bien, pero muerta en vida, como había estado desde la última vez que vi a mi güero, hace un mes. Ese día que salí del taller, llegué a casa de mi hermana y me la encontré muy arreglada.–Hola Alondra – Me saludó mi hermana – Ven, ponte hermosa, te he comprado un vestido. Hoy se casa Adriana ¿Ya no te acuerdas?Para lo que yo iba a hacer, no tenía necesidad de estar arreglada, ni siquiera iba a necesitar estar vestida, si no me iba a llevar nada, pero era mejor no salir, tenía que aprovechar ahora que ella ya estuviera a fuera de la casa.–Hola Anastasia, sí me acuerdo de ella, una de tus amigas de la Universidad – Recordé – Est