Narrador.El corazón de René duele mucho más que antes a sabiendas de que cometió errores mucho antes de hacer el pacto, durante y después.—Ya no quiero hacer sufrir más a la gente que amo —masculla casi sin fuerzas—. Si mi alma en pena no es suficiente para ti, entonces tómame de esclavo. Llévate todo de mí, pero no los toques a ellos, por favor, no merecen nada de lo que hice. El único culpable soy yo. Soy yo el imbécil egoísta, ¡soy yo! ¡Y estoy arrepentido!—¡No existen arrepentimientos! —exclama el hombre y el humo del tabaco arde en la cara de René—. ¡Debes sufrir! —Y cuando lo dice, René siente de nuevo todo el cuerpo arder, como aquella vez—. Vas a seguir viviendo con tus demonios, ¡ese es tu castigo! ¡Ver cómo todo lo que amas se va en cuestión de segundos y vivirás eternamente con tu demonio haciéndote sufrir!—¡No quiero esto! —grita, intentando alejarse de los demonios que rodean su cuerpo—. ¡Ya no lo quiero! ¡Debe haber una manera de solucionarlo sin que nadie salga heri
A la sala de espera de la clínica no le cabe ni un alma más.Al Hillary escuchar el estallido y no tener acceso al penthouse tuvo que llamar al gerente para que abriera, y allí estaban, Marina y René abrazados, tumbados en el suelo.La noticia se expandió rápidamente. La familia Duque fue la primera en llegar a la clínica, llenos de angustia, lágrimas y dolor. Debía ser una mentira. Nada de eso podía estar pasando.Seguido de los Duque, tras la celebración por haber ganado el último juego y consolidarse como campeones, el equipo entero de los Cubs de Chicago también llegó a la clínica. Unos minutos después Gregory, el amigo de René, también se hizo presente.Mientras todos se encuentran viéndose a las caras cuestionando qué rayos fue lo que sucedió, Hillary con el corazón partido sostiene el teléfono en sus manos manteniendo una llamada a distancia con Rodrigo, quien no puede abandonar su trabajo por nada del mundo.Hillary les explicó a todos que cuando tocó sus cuerpos, estos estab
Narra René. —¡Ya, ya! Mami ya va a llegar ¡Miren este pececito!, ¡si dejan de llorar se pondrá muy feliz! —intento consolar a mis pequeños, los cuales se encuentran en sus respectivas cunas, sin embargo, el llanto persiste. Recuerdo cómo es que Marina los hace calmar en cuestión de minutos y sintiéndome nervioso, me pongo manos a la obra. Tomo a mi bebé Karen en uno de mis brazos primero, y luego tomo a mi pequeño Víctor en el otro. Los balanceo lentamente a ambos de un lado a otro, mientras los sostengo bien. Caben perfectamente en mis brazos y me siento nervioso pero tan feliz de poder tenerlos, así que comienzo a cantar. —I used to hear a simple song... That was until you came along... —canto bajito, meciéndolos, notando cómo Karen es la primera que deja de llorar mientras se estruja las manitos en la cara—. Now in it's place is something new... I hear it when I look at you... Tarareo moviéndome por toda la sala, sin dejar de verlos y sentirme el más enamorado de los padres.
FUTURO.Narra René.Mi cuerpo arde de una forma en que jamás pensé podría hacerlo. Es extremo, como si desde que mi cuerpo supo que estaría visitando de nuevo este lugar, se estuviese preparando para adherirse al suelo, acompañado de azufre, vapor y maldad.Cuando vine por vez primera no pude ver nada de lo que veo ahora. No me importaba nada. Era egoísta, narcisista y bastante ciego como para no darme cuenta de que poner un pie dentro de este lugar y dejarse envolver por él era como tener el alma en el infierno incluso antes de la muerte.Caigo al suelo de rodillas, sudando a más no poder. Esta vez no tengo agua, y tampoco las manos angelicales de Marina curándome. Ya nada me ayuda.Ya no lo soporto más.—¡No quiero esto! ¡Ya no lo quiero! ¡Debe haber una manera de solucionarlo sin que nadie salga herido!La garganta me arde al igual que la planta de los pies. Alzo mi cabeza viendo la mesa en donde se encuentran los dos libros; la luz tenue de las velas y velones me marea, al igual
PRESENTE.Narra Marina.René Duque es más que sensual. Y entre tanto cuando lo ves así como lo vi desde el primer día, u ahora, parece una persona normal.Pero no, no lo es.El mayor de los Duque, hermano de siete más, es tan perfectamente perfecto que, incluso cuando lo he visto prácticamente desnudo, es notorio que no posee alguna mancha, arruga, celulitis, mondonguito, hueco, vello ¡si quiera un rasguño! Que pudiese atentar con su piel. Y sí, para mí es incorrecto que un hombre como él exista.Va mucho más allá de su perfección física; es el hecho de que es rico de cuna, que es filántropo por demasiada naturaleza, que todo el mundo lo ama y que ha terminado sus relaciones en buenos términos, hasta el punto en donde sus ex’s lo tratan como un amigo.No… imposible que sea homosexual. Sé que le gustan mucho las mujeres; y confirmo ello porque algunas veces cuando tengo esta hora a solas con él para prestarle mis servicios lo he escuchado hablar por llamada sobre lo mucho que le ha gus
Narra Marina.Conozco a la familia Duque mucho antes de que pudiese tener frente a frente a René. Y la razón es porque fui compañera de cuarto de Rodrigo, uno de sus hermanos.Rodrigo Duque siempre ha sido un chico demasiado tímido y callado. No compartimos mucho durante el tiempo en que estuvimos en la misma habitación - un año académico - pero un día, tras haber sido golpeado algo brutalmente, siendo lo más afectado su pierna, fui yo quien se encargó de cuidarlo, entre pocas palabras, silencio y música latina; así que luego de que sanara me invitó a la inauguración del centro comercial de sus padres.Allí conocí a todos los integrantes, a excepción de René, quien estaba en ese momento siendo uno de los jugadores en la serie del Caribe, representando a su país. También puedo decir que comí mucha comida latina y bailé algo llamado Merengue por vez primera, con otro de los hermanos Duque.Por un buen tiempo se mantuvo el rumor de que Rodrigo y yo salíamos, pero eso se desmintió pronto
Narra Marina.No pretendía pasar tanto tiempo con la familia Duque pero al terminar la jornada con éxito todos me arrastraron a un restaurante tan fino que, al entrar, me hizo sentir que mi forma de vestir era la de un payaso.A la mayoría de ellos no parece preocuparles el hecho de que han pasado todo el día de pie, con sol, calor, y demás cosas agotadoras, pues tal cual como vi a la mayoría esta mañana se encuentran en esta gran mesa, conversando y sonriendo de anécdotas con los niños de hoy, por lo que yo solo me conformo con escucharlos y sonreír también aunque a veces hablen en español y yo no entienda.Desde que los conocí, siento que tienen algo diferente a cualquier otro grupo de personas con los que haya tenido que compartir, incluso con mis padres. Y creo que juega mucho a su favor el hecho de que sean latinos, pues tienen una energía que contagia a cualquiera.Bueno, casi todos.—¿Entonces me vas a negar que tú y Marina no fueron novios en la universidad? —dice Roxana.Me a
Narra Marina.Saliendo de la clínica en donde soy enfermera, tomo algunas fotos sacando la lengua para subirla a mis estados.Hoy no ha sido un gran día, después de la noche llena de angustia que pasé.Cuando recibí esos claveles algo extraño ocurrió. De repente sentí cómo ardían en mis manos, y cuando las olí, el olor que estas desprendieron era muy aterrador, a podrido.No entendía por qué pasaba todo eso, así que las dejé en la mesa de la pequeña sala mientras las observaba. Eran hermosos claveles, perfectos, pero eso que auraba en ellos, también me hacía sentir vacía por dentro mientras más los miraba.Tuve una pesadilla que jamás había tenido. Y de cierta forma, siento que estoy comenzando a perder la cordura.Esta mañana cuando fui a ver los claveles con temor, ya no olían ni brotaban aquello que me hacía arder las manos.Horas estudiando, trabajando y desvelándome en algún momento tenía que pasarme factura. Tengo veintiséis años ahora, este mismo año cumplo veintisiete, y jamás