Narrador.—Vale, vale, me parece suficiente esto... Hey, para... ¡Para!La morena detiene su caminar pensando en que tal vez ha alejado lo suficiente a Marina como para que deje de afectar a su amigo. Y cuando su vista se enfoca en la gran pantalla detrás de ellas, respira profundo.Chicago 7, Cincinnati 6.A Marina también le alegra saber eso.Karen parece pensar demasiado lo que tiene para decirle, y eso solo hace que la contraria se sienta estúpida.En primer lugar, Marina no debía estar allí. La razón por la cual sucedió fue porque Rafaela, la hermana de René, la localizó, así que terminó parando en su apartamento unas horas después de que el beisbolista se fuera.La gemela quería sus servicios de masajista pero no en la mansión Duque.—No quiero que anden de metiches —le explicó la gemela—. Ya sabes cómo son.Mantuvieron una charla muy larga durante toda la sesión acerca de la floristería que tenía varias sucursales, y lo mucho que eso la generaba paz, así como su vida en el mun
Narra Marina:La puerta de mi apartamento es tocada y con la expectativa presente, la abro rápidamente.Son la una de la madrugada del lunes y el caliente latino se recuesta del marco lateral de la puerta, luciendo cansado; en sus manos trae comida china, helado y rosas rojas y blancas que me extiende con una sonrisa que me expresa disculpas.Necesito que alguien me haga entender por qué cada que este hombre aparece en mi puerta, sin importar qué haya pasado, mi cabeza maquina cosas que no ha pensado con otros.Sí, como olvidar todo, desnudarlo aquí mismo y hacer de él lo que desee.Respiro profundo cuando tomo las rosas, tratando de mantener la calma en todos los sentidos.Así que pienso rápido en lo primero que debería decirle.—Hablé con Karen...Ya no pienso ocultarle nada.—Eso lo sé... —Suspira.—Y estuve en el...—Eso también lo sé, y es lo que me importa... El latino cierra la puerta tras él, deja las cosas en la mesa mientras yo busco un recipiente cúbico para prepararlo p
Narra René. Siento que el tiempo pasa en cámara lenta cuando bajamos del taxi y tomo la mano de una Marina sonriente que ve nuestro tacto mientras juntos nos adentramos a su lugar de trabajo. Se siente tan bien entre mi estado de ánimo tan ansioso. Luce su uniforme azul que la hace ver preciosa, delicada y sensual . Sus labios naturales con brillo y las ondas de su cabello suelto me generan una especie de cosquilleo en la punta de los dedos. La sonrisa nerviosa que tiene desde que le sugerí acompañarla me contagia. Hace demasiado tiempo que no me dejo ver de esta forma en publico con una mujer, menos siendo consciente de lo mucho que me mueve el piso, o peor aun, de lo mucho que me aterra perderla sin haberla tenido realmente. Ella saluda amablemente a todos con una sonrisa y las miradas se posan en nuestras manos unidas las cuales sudan, pero no nos soltamos. Después de ver y sentir por primera vez cómo puede arruinarse mi carrera no quiero que nos soltemos, nunca si es po
Narra René.—¿Puedes dejar de reír...? ¡René! Me agarro el estómago cuando más de una persona se contagia de mi risa y pronto mi masajista se une, así como una mujer que se acerca y que sé es la jefa de las enfermeras.—Muy chistoso todo, ¿no? —Por la forma en que ve a Marina nuestra risa se detiene en seco, pero mi amigo no, así que pongo mis manos encima tras la mirada da la mujer—. Señor Duque, ¿cómo sigue su hermano?—Bien, mejorando…—Enfermera Grimaldi, ¿tiene un reloj consigo?—S-sí, Kim, es que yo... —Marina intenta hablar.—Se nos hizo tarde porque, eh, nosotros... ehm... nosotros estábamos... aquí, estamos ya aquí... y ¿eso es lo que importa no? —intento excusarla.—No cuando el señor Dexter solo deja que Marina sea la que lo lleve al baño. Y eso debía ser ¡hace una hora!Marina me ve con pánico y la mujer con bastante molestia. Bien, no basta solo con la caída, también se me dificulta el habla.Y eso también me da risa.Tengo que apretar los labios mientras Marina se lleva
Narra Marina.—¿Y qué harás? ¿Le pedirás que lo busque o se lo llevarás?Ante la pregunta de Hillary, cuando está a punto de entregar su guardia, suspiro.—Creo que iré a llevarlo —expreso—. Es raro que no haya venido durante todo el día.Segundos después de que comenzara con mi día laboral una de las enfermeras me entregó el teléfono de René; supuse que tras la loca caída el teléfono salió de su bolsillo y no se percató de ello.Hillary termina de firmar y me ve.—¿Y...?—¿Y qué? —cuestiono confundida, así que ella abre los ojos muy grande queriendo decirme algo. Creo que sé lo que piensa—. No, Hillary, es su privacidad.—Ohhh, ¡vamos! ¿Qué más da? No se va a enterar.—Tiene clave —mascullo derrotada.—¿Qué? —Ella me golpea el brazo con la carpeta mientras ríe cuando la acompaño al ascensor—. Eres una diabla.—Yo no soy así. No tengo toxicidad en mi cuerpo.—Oh, créeme amiga mía, toda mujer enamorada lo tiene...Me detengo en seco, meto mis manos dentro de mis bolsillos y puedo senti
Narra Marina.Maldigo cuando Roberto continúa su discurso en español y no entiendo.Hay un suspiro que puedo interpretar es de René, así que mi corazón se estruja pensando en lo estúpida que soy.—Amo a Marina... —Mi cliente favorito confiesa, y mi ser se desestabiliza—. Hace mucho que dejé de querer a Karen de la forma en que lo hacía. Y la razón por la cual no accedí a su desesperada propuesta es por eso, porque no quiero hacerlo y porque eres mi hermano y te respeto aunque tú no tengas ni una pizca de eso hacia mí.Hay un gran silencio que me hace sentir más que ansiosa, así que uno de mis ojos se asoma por el espacio y puedo verlos; amarrados a una silla, de espaldas al otro, con las manos unidas. Como un par de niños pequeños.—Voy a fingir que estamos bien pero sabes que no es así, y no diré más al respecto —es lo que su hermano le responde.Mi estómago se retuerce por todo lo que una mujer ha podido causar en ellos, así que cuando la tengo frente a mí, quizás asegurándose de qu
Narrador. —Shhh shhh shhh, solo hazme tuya de una vez por todas y ya. Marina cierra los ojos mientras su frente se mantiene unida a la del latino, ambos con las respiraciones pesadas y la piel erizada. El agua fría comienza a mojar la ropa de la pelinegra y ante esa vista René no puede contenerse, así que allí frente a ella, completamente desnudo toma el shampoo en sus manos, lo echa en el cabello de la mujer y con leves masajes le lava el cabello mientras la besa. Pronto sus manos llenas de espuma se deslizan por el cuello de su chica y con su boca deja una marca justo allí porque necesita asegurarse que cualquiera pueda ver que no está sola. Marina jadea mientras no tiene las fuerzas para siquiera tocarlo porque René se adueña por completo de su cuerpo, quitándole toda la ropa, pasando el jabón por encima de sus pezones duros, rozando su masculinidad erecta con la tela que le impide entrar a ella. Ella lo abraza besando lo que puede de su cuerpo, mientras él disfruta pasar las
Narra René.Nuestros cuerpos están envueltos en el otro en forma de cuchara y el sentimiento abrumador en mi pecho necesita salir de alguna forma.—Eres una mujer increíblemente hermosa.La siento suspirar en mi pecho, mi corazón se acelera.—Tú eres…—Guapo, lo sé.—René… —Ríe un poco y solo me enamoro más—. Eres un hombre increíblemente atractivo también.—¿Eso piensas?—Eso pienso.Hay un pequeño silencio de mi parte. Se trata de la culpa, de mi enamoramiento, de nuestro destino y sus sentimientos.Si me voy le rompo el corazón, y si me quedo echaré a perder más que eso.Una lágrima se me escapa y rápido intento sentirme mejor ante esos pensamientos.—Ayer eras incapaz de verme a los ojos por más de tres segundos y ahora me miras así, sin vergüenza alguna por tus gritos toda la noche —le digo.—Yo no estaba...—Marina, estabas gritando. Y no quiero que lo dejes de hacer si quiera porque la habitación de mis padres está al lado de esta.—¡René! —Ella se da vuelta de inmediato y le