Narra Marina.Maldigo cuando Roberto continúa su discurso en español y no entiendo.Hay un suspiro que puedo interpretar es de René, así que mi corazón se estruja pensando en lo estúpida que soy.—Amo a Marina... —Mi cliente favorito confiesa, y mi ser se desestabiliza—. Hace mucho que dejé de querer a Karen de la forma en que lo hacía. Y la razón por la cual no accedí a su desesperada propuesta es por eso, porque no quiero hacerlo y porque eres mi hermano y te respeto aunque tú no tengas ni una pizca de eso hacia mí.Hay un gran silencio que me hace sentir más que ansiosa, así que uno de mis ojos se asoma por el espacio y puedo verlos; amarrados a una silla, de espaldas al otro, con las manos unidas. Como un par de niños pequeños.—Voy a fingir que estamos bien pero sabes que no es así, y no diré más al respecto —es lo que su hermano le responde.Mi estómago se retuerce por todo lo que una mujer ha podido causar en ellos, así que cuando la tengo frente a mí, quizás asegurándose de qu
Narrador. —Shhh shhh shhh, solo hazme tuya de una vez por todas y ya. Marina cierra los ojos mientras su frente se mantiene unida a la del latino, ambos con las respiraciones pesadas y la piel erizada. El agua fría comienza a mojar la ropa de la pelinegra y ante esa vista René no puede contenerse, así que allí frente a ella, completamente desnudo toma el shampoo en sus manos, lo echa en el cabello de la mujer y con leves masajes le lava el cabello mientras la besa. Pronto sus manos llenas de espuma se deslizan por el cuello de su chica y con su boca deja una marca justo allí porque necesita asegurarse que cualquiera pueda ver que no está sola. Marina jadea mientras no tiene las fuerzas para siquiera tocarlo porque René se adueña por completo de su cuerpo, quitándole toda la ropa, pasando el jabón por encima de sus pezones duros, rozando su masculinidad erecta con la tela que le impide entrar a ella. Ella lo abraza besando lo que puede de su cuerpo, mientras él disfruta pasar las
Narra René.Nuestros cuerpos están envueltos en el otro en forma de cuchara y el sentimiento abrumador en mi pecho necesita salir de alguna forma.—Eres una mujer increíblemente hermosa.La siento suspirar en mi pecho, mi corazón se acelera.—Tú eres…—Guapo, lo sé.—René… —Ríe un poco y solo me enamoro más—. Eres un hombre increíblemente atractivo también.—¿Eso piensas?—Eso pienso.Hay un pequeño silencio de mi parte. Se trata de la culpa, de mi enamoramiento, de nuestro destino y sus sentimientos.Si me voy le rompo el corazón, y si me quedo echaré a perder más que eso.Una lágrima se me escapa y rápido intento sentirme mejor ante esos pensamientos.—Ayer eras incapaz de verme a los ojos por más de tres segundos y ahora me miras así, sin vergüenza alguna por tus gritos toda la noche —le digo.—Yo no estaba...—Marina, estabas gritando. Y no quiero que lo dejes de hacer si quiera porque la habitación de mis padres está al lado de esta.—¡René! —Ella se da vuelta de inmediato y le
—Buenos días —dice Mamá.—Buenos días muchachones —nos desea Papá.Sé que aún están molestos por lo que ocurrió ayer pero también saben que no fue mi culpa entera y eso me mantiene menos preocupado.—Siéntense —nos dice Rafaela.—Anoche no pude dormir tan bien como ustedes pero al menos puedo caminar bien —suelta Roxana sin pudor, y agradezco que lo haya dicho en español.Todos ríen ante eso y Marina me toma la mano, está fría.—La hacen sentir incomoda, sean respetuosos —les digo a todos, en nuestro idioma natal.—Perdón, pero fueron ustedes los que me dejaron sin estudiar —habla Raúl.Mi padre lo ve de mala forma.—¿Estudiar sobre qué? Si no sabes qué hacer con tu vida.—Lo siento. —Marina nos sorprende al hablar en español—. No quise causar molestia alguna.Se me retuerce el estomago porque veo en sus ojos lo mucho que esto la avergüenza y les tiro una mirada molesta a todos, quienes nos observan con picardía.—Es normal, cariño… —Mi madre camina hasta nosotros y la toma de los hom
Narra Marina.Camino en una cuerda floja con precipicio directo al amor. El cuerpo me duele como nunca antes me había dolido y es porque anoche tuve el mejor sexo de toda mi vida.Es el único dolor que quiero volver a sentir.Aunque apuesto que con bastante práctica algún día ya no sentiré malestares.Más prácticas fuera de la casa Duque, por supuesto. Qué vergüenza. Nunca pasé algo como lo que vivo teniendo a René al lado.Mi padres no se preocupaban por mí realmente; pero probablemente se hubiesen sentido humillados de haber salido embarazada a temprana edad. Porque la reputación siempre fue importante para ellos.Suspiro al apartar tristes recuerdos de mis padres y darle paso a la memoria de mis sentidos.Mierda. Mi cuerpo se eriza con el recuerdo de él llenándome toda. Y cada uno de mis espasmos llevándome a tocar el cielo.No hizo falta que hiciera ni el más mínimo esfuerzo en nada. Él sabe cómo hacérmelo bien. Joder.Es más de lo que algún día pude imaginar.—¿Amor?—Hola...
Narra Marina.—Solo… llama si algo sucede.Ante la mirada preocupada de Hillary justo cuando firma el libro para poder irse, mis nervios se disparan.Creí que ese hombre ya no podría causar nada en mí, pero me equivoqué. El odio y la frustración de no haberme defendido como debí comenzó a recorrer por mis venas desde esta mañana.—Está bien señor Jake, no es necesario que coma la gelatina pero es importante que tome su sopa.—Ha estas alturas de mi vida, ¿cómo puedo negarle algo a una mujer como usted señorita Grimaldi?Mi paciente me hace reír, así que me acercó a él para poner una mano en su antebrazo. Entonces él comienza a comer su sopa mientras yo verifico que todo esté bien, en vista de que presentó taquicardias esta mañana.—Ya sabes qué hacer si necesitas algo más, Jake.Salgo de la habitación en donde me encuentro. Y es loco pero en cada rincón que he ido desde esta mañana he sentido que alguien me observa, lo cual me genera bastante ansiedad.Piensa en algo bonito, Marina.M
Narra René.Después de que me pidiera tiempo para ir a darse una ducha ella se encuentra desnuda, sin vergüenza alguna, boca abajo sobre la camilla especial. Mis manos están cubiertas de aceite de manzanilla, así que prosigo a poner en contacto mi piel con la suya para ayudarla a liberar su estrés.Nunca he tenido idea de cómo hacer esto, pero recuerdo perfectamente sus manos en mí y trato de hacer lo mejor posible.He tenido dolor de cabeza todo el día. Mi cuerpo al parecer está a punto de estallar en todos los sentidos. Tuve una junta con mi entrenador, manager y el dueño de mi equipo de béisbol y han decidido reincorporarme más rápido porque el equipo no quiere arriesgarse a un paso de pasar a las clasificaciones.Mi problema es que dije que sí. Y mi otro problema es que de regreso a la practica para el juego de pasado mañana no pude si quiera dar un hit.¿La respuesta de por qué ocurre ello? La tengo ahora en mis manos.En cuanto me encuentro con su cintura y tengo que bajar a su
Narra René.Cuando nos encontrábamos fuera del edificio y el frío me raspó la piel, me di cuenta que ambos estábamos desnudos.Maldigo mi desesperación interna por el calor que desde hace rato me persigue queriendo explotar, y en cuanto estoy por meterla a mi auto, el vigilante me da su chaqueta y una almohadilla sin chistar. Le agradezco con la mirada y emprendo mi viaje hacia la clínica.Marina comienza a balbucear cosas, a quejarse, y mi pecho duele hasta hacerme sollozar.Tengo mucho miedo.—Vas a estar bien, amor —le digo, tomando su mano fría que cuelga en el asiento trasero.Quisiera decir o si quiera pensar desde fondo de mi corazón que nunca he querido lastimar a las personas que amo.—¿Vas a ir con nosotros? —cuestionaba mi padre, colocando su corbata elegante.—No estoy seguro.—Bueno, decídete ya, ¿no? Solo faltan por alistarse las gemelas y Raúl, así que te da algo de tiempo para elegir.La familia se había dividido en dos.Mamá, Rodrigo, Raúl y Roxana, irían al festival