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Narra René.Nuestros cuerpos están envueltos en el otro en forma de cuchara y el sentimiento abrumador en mi pecho necesita salir de alguna forma.—Eres una mujer increíblemente hermosa.La siento suspirar en mi pecho, mi corazón se acelera.—Tú eres…—Guapo, lo sé.—René… —Ríe un poco y solo me enamoro más—. Eres un hombre increíblemente atractivo también.—¿Eso piensas?—Eso pienso.Hay un pequeño silencio de mi parte. Se trata de la culpa, de mi enamoramiento, de nuestro destino y sus sentimientos.Si me voy le rompo el corazón, y si me quedo echaré a perder más que eso.Una lágrima se me escapa y rápido intento sentirme mejor ante esos pensamientos.—Ayer eras incapaz de verme a los ojos por más de tres segundos y ahora me miras así, sin vergüenza alguna por tus gritos toda la noche —le digo.—Yo no estaba...—Marina, estabas gritando. Y no quiero que lo dejes de hacer si quiera porque la habitación de mis padres está al lado de esta.—¡René! —Ella se da vuelta de inmediato y le
—Buenos días —dice Mamá.—Buenos días muchachones —nos desea Papá.Sé que aún están molestos por lo que ocurrió ayer pero también saben que no fue mi culpa entera y eso me mantiene menos preocupado.—Siéntense —nos dice Rafaela.—Anoche no pude dormir tan bien como ustedes pero al menos puedo caminar bien —suelta Roxana sin pudor, y agradezco que lo haya dicho en español.Todos ríen ante eso y Marina me toma la mano, está fría.—La hacen sentir incomoda, sean respetuosos —les digo a todos, en nuestro idioma natal.—Perdón, pero fueron ustedes los que me dejaron sin estudiar —habla Raúl.Mi padre lo ve de mala forma.—¿Estudiar sobre qué? Si no sabes qué hacer con tu vida.—Lo siento. —Marina nos sorprende al hablar en español—. No quise causar molestia alguna.Se me retuerce el estomago porque veo en sus ojos lo mucho que esto la avergüenza y les tiro una mirada molesta a todos, quienes nos observan con picardía.—Es normal, cariño… —Mi madre camina hasta nosotros y la toma de los hom
Narra Marina.Camino en una cuerda floja con precipicio directo al amor. El cuerpo me duele como nunca antes me había dolido y es porque anoche tuve el mejor sexo de toda mi vida.Es el único dolor que quiero volver a sentir.Aunque apuesto que con bastante práctica algún día ya no sentiré malestares.Más prácticas fuera de la casa Duque, por supuesto. Qué vergüenza. Nunca pasé algo como lo que vivo teniendo a René al lado.Mi padres no se preocupaban por mí realmente; pero probablemente se hubiesen sentido humillados de haber salido embarazada a temprana edad. Porque la reputación siempre fue importante para ellos.Suspiro al apartar tristes recuerdos de mis padres y darle paso a la memoria de mis sentidos.Mierda. Mi cuerpo se eriza con el recuerdo de él llenándome toda. Y cada uno de mis espasmos llevándome a tocar el cielo.No hizo falta que hiciera ni el más mínimo esfuerzo en nada. Él sabe cómo hacérmelo bien. Joder.Es más de lo que algún día pude imaginar.—¿Amor?—Hola...
Narra Marina.—Solo… llama si algo sucede.Ante la mirada preocupada de Hillary justo cuando firma el libro para poder irse, mis nervios se disparan.Creí que ese hombre ya no podría causar nada en mí, pero me equivoqué. El odio y la frustración de no haberme defendido como debí comenzó a recorrer por mis venas desde esta mañana.—Está bien señor Jake, no es necesario que coma la gelatina pero es importante que tome su sopa.—Ha estas alturas de mi vida, ¿cómo puedo negarle algo a una mujer como usted señorita Grimaldi?Mi paciente me hace reír, así que me acercó a él para poner una mano en su antebrazo. Entonces él comienza a comer su sopa mientras yo verifico que todo esté bien, en vista de que presentó taquicardias esta mañana.—Ya sabes qué hacer si necesitas algo más, Jake.Salgo de la habitación en donde me encuentro. Y es loco pero en cada rincón que he ido desde esta mañana he sentido que alguien me observa, lo cual me genera bastante ansiedad.Piensa en algo bonito, Marina.M
Narra René.Después de que me pidiera tiempo para ir a darse una ducha ella se encuentra desnuda, sin vergüenza alguna, boca abajo sobre la camilla especial. Mis manos están cubiertas de aceite de manzanilla, así que prosigo a poner en contacto mi piel con la suya para ayudarla a liberar su estrés.Nunca he tenido idea de cómo hacer esto, pero recuerdo perfectamente sus manos en mí y trato de hacer lo mejor posible.He tenido dolor de cabeza todo el día. Mi cuerpo al parecer está a punto de estallar en todos los sentidos. Tuve una junta con mi entrenador, manager y el dueño de mi equipo de béisbol y han decidido reincorporarme más rápido porque el equipo no quiere arriesgarse a un paso de pasar a las clasificaciones.Mi problema es que dije que sí. Y mi otro problema es que de regreso a la practica para el juego de pasado mañana no pude si quiera dar un hit.¿La respuesta de por qué ocurre ello? La tengo ahora en mis manos.En cuanto me encuentro con su cintura y tengo que bajar a su
Narra René.Cuando nos encontrábamos fuera del edificio y el frío me raspó la piel, me di cuenta que ambos estábamos desnudos.Maldigo mi desesperación interna por el calor que desde hace rato me persigue queriendo explotar, y en cuanto estoy por meterla a mi auto, el vigilante me da su chaqueta y una almohadilla sin chistar. Le agradezco con la mirada y emprendo mi viaje hacia la clínica.Marina comienza a balbucear cosas, a quejarse, y mi pecho duele hasta hacerme sollozar.Tengo mucho miedo.—Vas a estar bien, amor —le digo, tomando su mano fría que cuelga en el asiento trasero.Quisiera decir o si quiera pensar desde fondo de mi corazón que nunca he querido lastimar a las personas que amo.—¿Vas a ir con nosotros? —cuestionaba mi padre, colocando su corbata elegante.—No estoy seguro.—Bueno, decídete ya, ¿no? Solo faltan por alistarse las gemelas y Raúl, así que te da algo de tiempo para elegir.La familia se había dividido en dos.Mamá, Rodrigo, Raúl y Roxana, irían al festival
Narra Marina.—Lamento que nuestra noche no haya terminado con una película y yo sobándote el cabello mientras te quedabas dormida.La suave voz de René hace que abra los ojos con cautela. Y mientras lo hago, entonces bromeo;—Voy a necesitar que sobes mucho mi cabeza.Para cuando abro los ojos de par en par recibo una punzada en la cabeza, en mi clavícula y me doy cuenta que, René no está. ¿Estaba soñando con él?—¿Qué fue lo que me sucedió? —Mantengo la calma al ver a Hillary entrar junto con el doctor Dmitry.—Una leve fractura en la costilla derecha —me dice con calma el doctor, y ahora que me lo informa, lo puedo sentir—. El collarín es por protección, porque tuviste una pequeña conmoción y una herida en el cuero cabelludo, pero no es tan grave. Todo dejará de doler en unas semanas. Ya el jefe de recursos humanos te dio de baja por un mes; tendrás que venir a traumatología cada diez días. Y sé que sabes mucho sobre esto pero, alguien tiene que limpiarte la herida en la nuca cada
Narra Marina. —¿Qué hacen aquí? —¿Cómo que qué hacemos aquí, hija? Somos tus padres. Nos preocupamos. —¿Pero quién los llamó? Y mi vista se va hacia René pero este luce confundido. Veo a Hillary, ella se encoge de hombros y entonces luego sé quién lo hizo. La única persona que está en mi información de emergencias es Hillary. Así que tuvo que haber sido Taylor. —¿Este es el hombre del video horroroso que se ha circulado de ti? —pregunta mi padre. Tiene cara de querer asesinar al pobre René. Dios mío. Siento que voy a desmayarme. —Papá, no es del todo lo que piensas. —Mucho gusto, soy René Duque... Mi hombre les extiende la mano, mis padres lo ven de reojo y se enfocan en mí. Entonces mi sangre hierve. —Disculpen, señor y señora Grimaldi. Vamos a hacerle un chequeo a Marina para saber si podremos darla de alta. En este momento necesita el menor ruido posible. Y estrés fuera. Hillary habla tan literalmente mientras me saca la sangre que trato de darle una sonrisa pero no pue