Narra Marina. —¿Qué hacen aquí? —¿Cómo que qué hacemos aquí, hija? Somos tus padres. Nos preocupamos. —¿Pero quién los llamó? Y mi vista se va hacia René pero este luce confundido. Veo a Hillary, ella se encoge de hombros y entonces luego sé quién lo hizo. La única persona que está en mi información de emergencias es Hillary. Así que tuvo que haber sido Taylor. —¿Este es el hombre del video horroroso que se ha circulado de ti? —pregunta mi padre. Tiene cara de querer asesinar al pobre René. Dios mío. Siento que voy a desmayarme. —Papá, no es del todo lo que piensas. —Mucho gusto, soy René Duque... Mi hombre les extiende la mano, mis padres lo ven de reojo y se enfocan en mí. Entonces mi sangre hierve. —Disculpen, señor y señora Grimaldi. Vamos a hacerle un chequeo a Marina para saber si podremos darla de alta. En este momento necesita el menor ruido posible. Y estrés fuera. Hillary habla tan literalmente mientras me saca la sangre que trato de darle una sonrisa pero no pue
Narra Marina.En cuanto me ayuda a subir las escaleras y llegamos a la segunda planta mi boca simplemente no puede permanecer cerrada.Hay dos secciones. En una hay un pequeño juego de muebles modernos en una esquina mientras que la que será nuestra cama se encuentra encima de unos dos finos pero grandes escalones dándole un toque bastante moderno y de la realeza. Hay flores de todos colores a ambos lados de la cama, sobre las mesas de noche y me pregunto si Rafaela tiene que ver con esto.Inhalo el ambiente y es algo que no sé descifrar. Se siente cómodo y libre.Mientras René se pierde en alguna parte de este piso solo camino a la pared panorámica que da vista a un pequeño balcón que deja ver las zonas cercanas a la residencia, cosa que me hace sentir demasiado abrumada.Una vida de ricos. Todo dice "millonarios".—¿Lista? —su voz me besa el lóbulo de la oreja y con un asentimiento me doy vuelta para encararlo.El latino me toma la mano con cautela y me dirige otra parte de este mi
Narra René.Veo a la mujer preciosa plácidamente dormida y mi cuerpo se estremece como un adolescente enamorado cuando aparto de su nariz un mechón de su cabello y por consiguiente, ella mueve los labios como quejándose.La tengo aquí, a mi lado, respirando mi mismo aire y viviendo bajo nuestro techo. No han pasado ni 12 horas desde que estamos aquí y ya siento que tenemos miles de años compartiendo.Desde esta mañana, a pesar de lo que ocurrió, me siento y estoy más atado a ella.Me separo de su lado, no sin antes dejarla bien abrigada, y decido tomar otra ducha. A pesar de que sé lo que debería suceder, por los momentos no ocurre como me lo esperaba; sigo sintiendo el fuego dentro de mi pecho, pero es un fuego lento, como si estuviera cuidando que nada se salga de control.Sé que a partir de hoy todo será casi nuevo para mí, estos meses serán de constantes cambios. Y aunque haya estado acostumbrado a progresar y no retroceder, sé que con la compañía de Marina podré superarlo.Tras u
Narra René.En cuanto mi familia se fue lo que hicimos después de cenar fue: yo volví a limpiar su herida, le di sus pastillas, y caímos profundamente dormidos.Abro los ojos sintiéndome algo agitado, pero intento calmarme al ver a Marina plácidamente dormida a mi lado. Mi corazón no deja de latir con fuerza y un nudo se instala en mi garganta para cuando entro al baño y veo mi reflejo en el espejo.Miro a mí persona, teniendo todos estos temores de cómo será enfrentarme a la vida como una persona completamente normal, y entonces mis pupilas se dilatan.Me siento triste, abatido, por haber dejado esa parte de mí, pero sé que todo esto tiene un propósito.*Flashback*—Oye Hillary, no quiero dejarla sola tanto tiempo, ¿habrá posibilidad de darme una ducha y cambiarme aquí?Aunque la mejor amiga de Marina lo dudó un poco no se tardó el ayudarme con ello. Pronto me estaba dando una ducha, me cambié, y antes de pronunciar una palabra ya él y sus seguidores estaban allí.Tragué hondo y par
Narra Marina.—No nos hemos ido, queremos verte antes —dice mi madre, y mi silencio es la respuesta—. Nos iremos el domingo, Marina. De verdad, nos gustaría hablar contigo de algo importante.—Te llamaré cuando me sienta mejor, madre. Gracias por llamar, adi-...—Hija...—Dime, papá.—Te queremos.—Claro. Tengan feliz día —cuelgo la llamada y dejo el teléfono a un lado de la cafetera.No los quiero ver más, ¿por qué no respetan mi decisión?Quiero echar la cantidad de agua en la cafetera pero luego recuerdo que en alguna parte René tiene su colador así que lo busco, y recordando cómo lo hace, sigo sus pasos.Una sonrisa se forma en mis labios cuando recibo como respuesta a la foto de mi travesía una video llamada de mi hombre.—Dios. Mi sueño se hizo realidad; mi mujer en nuestra casa recién despierta preparando el café como se debe, con colador.La risa que suelto lo contagia. Luego tenemos estos diez segundos mirándonos a la cara, simplemente disfrutando de nuestra sonrisa y ese peq
Narra Marina.Mis latidos se aceleran cuando lo dejo pasar. Este comienza a hablar diciendo que supo lo que me ocurrió y que le alegra saber que estoy bien, y yo, solo asintiendo y ansiosa, le pido que me dé respuesta.—¿Por qué vino tan rápido?—Bueno, digamos que el señor Duque podrá muy bien ocultar su vida amorosa, pero no su estado financiero.—¿De qué habla? Ambos nos sentamos casi frente al otro sobre el mueble de cuero, y entonces él prosigue sacando una carpeta llena de fotos; fotos de toda la familia Duque y sus estados de cuenta.—Señorita Grimaldi, el señor Duque por muchos años ha estado invirtiendo sus fondos en toda su familia.—Bueno... Eso no lo sabía, pero tampoco es algo de lo que deba preocuparse uno, es decir, es su familia.Pienso en lo que es mi familia y el corazón se me revuelve, puesto que jamás podría desarrollar un amor así por ellos.—¿Qué tanto lo conoce?—Lo suficiente como para saber que quiere a su familia.—Señorita Grimaldi. Voy a ser claro en esto
Narra René.—¿Pero está bien? —me cuestiona Gregory.—Sí. Ella está bien.—Entonces quédate tranquilo, compadre. Hoy es un día importante.Asiento hacia mi amigo el venezolano y seguimos platicando acerca de las nuevas reglas que ha impuesto la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol, entre ellas, una que me preocupa; los nuevos lineamientos para determinar el mejor jugador del año en la competencia mundial.—¿Listo, campeón? —Gregory me anima.—Nos vemos después del juego —le digo, a lo que este sacude su mano despidiéndose y yéndose del lugar en donde estamos hospedados.Por última vez veo el teléfono; después de enviarle la foto mía con el uniforme a Marina esta solo reaccionó con un corazón, así que me dejó creyendo, aunado a la respuesta de mi llamada, que algo realmente raro le sucede.Vuelvo con el equipo, y Dawn, uno de los Pitchers, finalmente se acerca.—¿Estás bien?Los demás, desde ayer, solo se han limitado a mirarme de lejos y saludar a medias, pero no los culpo. Prim
Narra Marina.Las horas para mí pasan llenas de angustia, con un mal presentimiento en el pecho y esa sensación de que no estoy sola; sin embargo, mientras intento limpiar mi habitación y luego la cocina con algo de música, me mentalizo que solo son cosas mías. Me obligo a pensar que es imposible todo lo que el detective insinuó, lo que pensé, investigué y vi, por mi bien, y por el bien de mi relación con René.Me obligo a pensar que el beisbolista solo ha tenido muy buena suerte con los negocios, que es prospero y nada de malo hay en ello. Es lo que ha construido a través de los años, es lo que con mucho sacrificio y superación personal se ha ganado. No tengo por qué cuestionarlo, mucho menos de una forma tan retorcida.El timbre suena justo cuando quiero responder a la imagen de René con ese uniforme que a pesar de vérsele un poco grande, le luce exquisito, y ya preparada para lo que vendrá, abro la puerta.Rebecca y Manuelle me sonríen ampliamente con un bolso en ambas manos.—Pens