Narra Marina.Las horas para mí pasan llenas de angustia, con un mal presentimiento en el pecho y esa sensación de que no estoy sola; sin embargo, mientras intento limpiar mi habitación y luego la cocina con algo de música, me mentalizo que solo son cosas mías. Me obligo a pensar que es imposible todo lo que el detective insinuó, lo que pensé, investigué y vi, por mi bien, y por el bien de mi relación con René.Me obligo a pensar que el beisbolista solo ha tenido muy buena suerte con los negocios, que es prospero y nada de malo hay en ello. Es lo que ha construido a través de los años, es lo que con mucho sacrificio y superación personal se ha ganado. No tengo por qué cuestionarlo, mucho menos de una forma tan retorcida.El timbre suena justo cuando quiero responder a la imagen de René con ese uniforme que a pesar de vérsele un poco grande, le luce exquisito, y ya preparada para lo que vendrá, abro la puerta.Rebecca y Manuelle me sonríen ampliamente con un bolso en ambas manos.—Pens
Narra René.Antes de pisar el avión que nos llevará a Detroit le echo un vistazo al mensaje de Marina."Te quiero, y siempre voy a estar orgullosa de ti. Las derrotas también son parte de la vida."Claro. Ahora lo entiendo, pero mi antiguo yo no lo hacía, detestaba las derrotas. Y ahora solo sufro las consecuencias de mis actos.Le respondo dándole las gracias por sus palabras, y también le digo que la llamaré mañana en la mañana. La extraño, la necesito, pero no puedo hacer nada al respecto; yo tengo que seguir al menos con mi responsabilidad y ella no merece arriesgar su bienestar por mí.Suelto una risa amarga, que me quema despacio, pues yo soy y seré el culpable de su destino.Barnsley pasa por mi lado tropezando mi hombro y solo volteo la cara para no tener que enfrentar su mirada. Somos buenos compañeros, pero sé que en fondo me odia por mi desempeño hoy, pues, es el capitán del equipo, y esto de alguna manera recae más sobre él. Y ni qué hablar del entrenador Weiner.Patch no
Narra Marina.El viaje a Detroit estuvo mucho más difícil que cualquier otro que hubiese vivido. A decir verdad, fue el primer viaje que hice sola, sin planear, solo guiándome por mi corazón; sin importar que el dolor en mi cuello estaba matándome al igual que el de mis costillas.Pero ahora me remuevo en la cama, y aquí lo veo. René está boca abajo alejado de mí, pero su mano tiene la mía entrelazada. Tengo una buena vista de su trasero, de su espalda llena de algunas espinillas que jamás había visto, pero a pesar de que esté diferente a como lo conocí, sigue causando que mi cuerpo se altere.Echo una mirada hacia abajo, mis pezones están más que despiertos, y eso se debe a que no estoy arropada, hace mucho frío, y cómo no, por la presencia del beisbolista luciendo así para mí.Muerdo mi labio sintiendo cómo mi abdomen bajo se conmueve cuando él gira su cabeza de repente, y ronca levemente. Sus labios lucen resecos, su rostro agotado, y puedo notar lo tenso que están sus hombros.No
—Cariño, no hay nada que me haga más feliz que me digas tus más profundos secretos y sentimientos.Es aquí en donde le explico mi historia. Como él lo sabe, sólo viví dos años en Italia; mi familia, incluyendo los padres de mi papá, se vinieron a Chicago para tener una mejor calidad de vida, más oportunidades de trabajo. Cuando tenía siete años mis padres se mudaron a Maywood porque unos amigos lejanos les consiguieron un buen puesto de trabajo; sin embargo, el lugar en donde se hospedarían no permitían niños, solo adolescentes mayores de 14 años, así que me quedé a vivir en Chicago con mis abuelos, sin problema alguno.Las cosas comenzaron a cambiar cuando por alguna razón ellos se sumieron demasiado en el trabajo, dejaron de hacer visitas mensuales, ya no tenían tiempo para llamarme. Los abuelos me decían que, ya que ellos nos mantenían, demandaba demasiado tiempo trabajando. Yo estaba pequeña, no lo entendía. Entonces, cuando cumplí catorce años y no me llevaron con ellos por sus t
Narra René. Faltan solo tres horas para que empiece el partido contra los tigres de Detroit y me encuentro extrañando el tacto de mi bella chica, mientras estoy sentado en una sala de juntas de un hospital. Patch me ve intentando no perder la paciencia, aunque luce también preocupado. Billis es el que se encuentra a mi lado apretando mi hombro de vez en cuando mientras el entrenador Weiner entra hablando finalmente con el médico que me atendió en todo el proceso esta mañana. En línea, a través de la pantalla de la laptop en vídeo llamada se encuentra director administrativo del equipo, el dueño de los Cubs, el presidente y su secretaria. Weiner ve directamente a la cámara cuando junto con el doctor se sientan a mi alrededor, con una carpeta en mano. —No son buenas noticias —Weiner informa, dejándome un hueco en el pecho. —Hay lesiones que no han sanado, sus valores están muy bajos, y ni qué hablar del peso. 8 kilos perdidos desde el último dato; debido a su altura esto causa de
Narra Marina.El sábado, ese mismo día en que a René le dieron aquella noticia, terminamos la noche acurrucados con el otro mientras veíamos una película y comíamos un paquete de galletas de limón dietéticas. Resulta que a mi hombre le han detectado diabetes y sé que debo apoyarlo; además, me pareció buena idea que nuestro largo día terminara con cierto tono dulce, en todos lo sentidos.Me encargué de hacerlo dormir con una terapia de masajes que se estaba rehusando a recibir, justificándolo porque según él yo había hecho suficiente por sí.Y la verdad es que jamás sentiré que lo que le doy es suficiente. Desde hace unos días solo siento que tengo que entregarme a él de todas las formas posibles, y me impresiona lo mucho que mi pensamiento ha cambiado desde el primer momento en que me enteré de sus sentimientos por mí.El día domingo por la mañana, antes de que este se despertara, me contacté con su entrenador personal, Billis Clark, ya que sabía que todo lo que le diría al menos lo
Narra Marina.—¿Lista?—Sí claro.Salimos tomados de la mano. En el ascensor como se ha vuelto casi costumbre, nos encontramos con el boxeador; sin embargo, esta vez, él dice que puede esperar el otro, lo cual nos sorprende pero dejamos pasar.Dejar pasar... desde el viernes en la noche no he querido hablar con René sobre su comportamiento tras la visita de Karen y Roberto. Y no fue hasta ayer sábado cuando salí y hablé todo el día con mi amiga Hillary que este quiso tomar una verdadera conversación conmigo. Mencionó que la semana que viene estamos invitados al cumpleaños de su sobrino, fuera de la ciudad, así que me pidió que lo ayudara a comprar unos bonitos regalos, por lo que acepté. Y no es hasta hoy, que espero me lo explique, porque si no explotaré.Sé que hay cosas que él quizá quiera mantener privadas, pero no puede pretender que yo omita algo como eso, mucho menos si lo hizo delante de mí. No cuando sabe que aunque ya lo superé, Karen me generaba una inseguridad.El camino
Narra René.De vuelta a nuestro paraíso con los regalos para mis sobrinos, y una conexión que habíamos perdido por un par de días, Marina y yo nos ponemos a cocinar unas ricas brochetas de pollo con calabaza y otras verduras.Ambos conversamos de todo un poco mientras cortamos verduras aquí y allá; le digo que ahora que estoy de "vacaciones", y ella aun tiene unas semanas libres, deberíamos aprovechar y hacer un viaje fuera del país, lo cual a ella le encanta.Se pierde en la habitación de arriba y la escucho reír después de que comparo las brochetas de pollo con mis piernas.Entonces me encuentro solo, miro alrededor, me cruzo con mi reflejo en las ventanas panorámicas y aprieto mi puño derecho.He sido un completo desastre estos días, pero estoy intentando remediarlo.Marina baja las escaleras con una sonrisa y al verme a los ojos se inclina un poco para besarme. Recibo sus labios, le sonrío intentando ocultar mi pesar, como lo he hecho todos estos días, y seguimos cocinando.—¿Ser