—Cariño, no hay nada que me haga más feliz que me digas tus más profundos secretos y sentimientos.Es aquí en donde le explico mi historia. Como él lo sabe, sólo viví dos años en Italia; mi familia, incluyendo los padres de mi papá, se vinieron a Chicago para tener una mejor calidad de vida, más oportunidades de trabajo. Cuando tenía siete años mis padres se mudaron a Maywood porque unos amigos lejanos les consiguieron un buen puesto de trabajo; sin embargo, el lugar en donde se hospedarían no permitían niños, solo adolescentes mayores de 14 años, así que me quedé a vivir en Chicago con mis abuelos, sin problema alguno.Las cosas comenzaron a cambiar cuando por alguna razón ellos se sumieron demasiado en el trabajo, dejaron de hacer visitas mensuales, ya no tenían tiempo para llamarme. Los abuelos me decían que, ya que ellos nos mantenían, demandaba demasiado tiempo trabajando. Yo estaba pequeña, no lo entendía. Entonces, cuando cumplí catorce años y no me llevaron con ellos por sus t
Narra René. Faltan solo tres horas para que empiece el partido contra los tigres de Detroit y me encuentro extrañando el tacto de mi bella chica, mientras estoy sentado en una sala de juntas de un hospital. Patch me ve intentando no perder la paciencia, aunque luce también preocupado. Billis es el que se encuentra a mi lado apretando mi hombro de vez en cuando mientras el entrenador Weiner entra hablando finalmente con el médico que me atendió en todo el proceso esta mañana. En línea, a través de la pantalla de la laptop en vídeo llamada se encuentra director administrativo del equipo, el dueño de los Cubs, el presidente y su secretaria. Weiner ve directamente a la cámara cuando junto con el doctor se sientan a mi alrededor, con una carpeta en mano. —No son buenas noticias —Weiner informa, dejándome un hueco en el pecho. —Hay lesiones que no han sanado, sus valores están muy bajos, y ni qué hablar del peso. 8 kilos perdidos desde el último dato; debido a su altura esto causa de
Narra Marina.El sábado, ese mismo día en que a René le dieron aquella noticia, terminamos la noche acurrucados con el otro mientras veíamos una película y comíamos un paquete de galletas de limón dietéticas. Resulta que a mi hombre le han detectado diabetes y sé que debo apoyarlo; además, me pareció buena idea que nuestro largo día terminara con cierto tono dulce, en todos lo sentidos.Me encargué de hacerlo dormir con una terapia de masajes que se estaba rehusando a recibir, justificándolo porque según él yo había hecho suficiente por sí.Y la verdad es que jamás sentiré que lo que le doy es suficiente. Desde hace unos días solo siento que tengo que entregarme a él de todas las formas posibles, y me impresiona lo mucho que mi pensamiento ha cambiado desde el primer momento en que me enteré de sus sentimientos por mí.El día domingo por la mañana, antes de que este se despertara, me contacté con su entrenador personal, Billis Clark, ya que sabía que todo lo que le diría al menos lo
Narra Marina.—¿Lista?—Sí claro.Salimos tomados de la mano. En el ascensor como se ha vuelto casi costumbre, nos encontramos con el boxeador; sin embargo, esta vez, él dice que puede esperar el otro, lo cual nos sorprende pero dejamos pasar.Dejar pasar... desde el viernes en la noche no he querido hablar con René sobre su comportamiento tras la visita de Karen y Roberto. Y no fue hasta ayer sábado cuando salí y hablé todo el día con mi amiga Hillary que este quiso tomar una verdadera conversación conmigo. Mencionó que la semana que viene estamos invitados al cumpleaños de su sobrino, fuera de la ciudad, así que me pidió que lo ayudara a comprar unos bonitos regalos, por lo que acepté. Y no es hasta hoy, que espero me lo explique, porque si no explotaré.Sé que hay cosas que él quizá quiera mantener privadas, pero no puede pretender que yo omita algo como eso, mucho menos si lo hizo delante de mí. No cuando sabe que aunque ya lo superé, Karen me generaba una inseguridad.El camino
Narra René.De vuelta a nuestro paraíso con los regalos para mis sobrinos, y una conexión que habíamos perdido por un par de días, Marina y yo nos ponemos a cocinar unas ricas brochetas de pollo con calabaza y otras verduras.Ambos conversamos de todo un poco mientras cortamos verduras aquí y allá; le digo que ahora que estoy de "vacaciones", y ella aun tiene unas semanas libres, deberíamos aprovechar y hacer un viaje fuera del país, lo cual a ella le encanta.Se pierde en la habitación de arriba y la escucho reír después de que comparo las brochetas de pollo con mis piernas.Entonces me encuentro solo, miro alrededor, me cruzo con mi reflejo en las ventanas panorámicas y aprieto mi puño derecho.He sido un completo desastre estos días, pero estoy intentando remediarlo.Marina baja las escaleras con una sonrisa y al verme a los ojos se inclina un poco para besarme. Recibo sus labios, le sonrío intentando ocultar mi pesar, como lo he hecho todos estos días, y seguimos cocinando.—¿Ser
Narra Marina.Tomo a Hillary de la mano después de decirle lo guapa que se ve con su vestido negro, el cual luce perfecto por su tono de piel, y caminamos hasta Rafaela quien está cerca de la barra con Roxana. Hay mojitos y aunque sé que estoy tomando medicamentos, y además tengo la menstruación, no creo que vaya a caerme tan mal uno solo.—¡Salud! —decimos todas para tomar de nuestras copas.—Gracias por venir eh, no pensábamos verte hoy —le comenta Rafaela a mi amiga, la cual sonríe con timidez.—Pues aquí estoy, saliendo de mi armario —le responde mi amiga.Roxana ve a su hermana de forma extraña e inmediatamente intervengo.—No, no dice que es lesbiana o algo así. Es solo que ella es bastante...—¿Conservadora? —pregunta Rafaela.—Eh, algo así, no tan al estilo americano pero sí —responde Hillary.—No te preocupes, mira, la familia Duque es todo lo que necesitas para tener una vida social amplia. Si quieres tener amigos, pues nada más júntate con nosotras y créeme, en menos de un
Narra René.Conduzco tan agotado que los ojos casi se me cierran solos. Además de tenerlos hinchados de tanto llorar en el baño antes de subir al auto, siento como si hubiese pasado 24 horas sin dormir.Es increíble lo que el malestar emocional puede causar en el cuerpo.Marina no está a mi lado; se fue con Hillary después de decirme:—Dame algo de tiempo.Al principio pensé que todo estaba perdido. Que Karen me había traicionado, que le había contado toda mi verdad a Marina; pero no. Hizo algo que no sé si es peor: le sembró dudas e inseguridades.Es fatal porque justo ahora siento que todo lo que hemos avanzado se echará a perder.Lo único que espero es que mañana toque la puerta de nuestro paraíso terrenal, decidida a quedarse conmigo por nuestro "para siempre".Recibo una llamada al llegar al penthouse y aunque quiero ignorarla no lo hago al ver que se trata de Rodrigo.—Raúl me acaba de llamar. Rocío sí puso la orden de restricción contra ese idiota.Suspiro. Sé que si vuelve a a
Narra René.—Esto no es un sueño, ¿verdad? —cuestiono, sin poder evitar el llanto, y ella sacude la cabeza mientras pone el anillo negro con diamantes pequeños en mi dedo—. Dios, Marina, mira lo que me haces. Cada vez soy más sentimental.Tomo sus labios queriendo expresarle lo emocionado, conmocionado, sorprendido y agradecido que estoy por ella, por su presencia, sus actos, y el amor que siente por mí.—Yo... —dice entre nuestro beso, y dejo que hable—. Nunca creí que pudiera algún día conseguir algo como lo que tenemos. Te amo, René. Y voy a estar contigo siempre, sin importar lo que otros piensen, porque a mí solo me importas tú, y todo lo que me haces sentir.Asiento frenéticamente. No puedo creerlo. Ambos lloramos de la emoción, la cargo en mis brazos, la beso, ella me abraza por el cuello y se hunde luego en él para suspirar.Mi corazón se puede escuchar en toda la habitación. Late emocionado por todo esto, porque no me lo esperaba, porque aunque quería ser de ella para siempre