Narra Marina.—¿Lista?—Sí claro.Salimos tomados de la mano. En el ascensor como se ha vuelto casi costumbre, nos encontramos con el boxeador; sin embargo, esta vez, él dice que puede esperar el otro, lo cual nos sorprende pero dejamos pasar.Dejar pasar... desde el viernes en la noche no he querido hablar con René sobre su comportamiento tras la visita de Karen y Roberto. Y no fue hasta ayer sábado cuando salí y hablé todo el día con mi amiga Hillary que este quiso tomar una verdadera conversación conmigo. Mencionó que la semana que viene estamos invitados al cumpleaños de su sobrino, fuera de la ciudad, así que me pidió que lo ayudara a comprar unos bonitos regalos, por lo que acepté. Y no es hasta hoy, que espero me lo explique, porque si no explotaré.Sé que hay cosas que él quizá quiera mantener privadas, pero no puede pretender que yo omita algo como eso, mucho menos si lo hizo delante de mí. No cuando sabe que aunque ya lo superé, Karen me generaba una inseguridad.El camino
Narra René.De vuelta a nuestro paraíso con los regalos para mis sobrinos, y una conexión que habíamos perdido por un par de días, Marina y yo nos ponemos a cocinar unas ricas brochetas de pollo con calabaza y otras verduras.Ambos conversamos de todo un poco mientras cortamos verduras aquí y allá; le digo que ahora que estoy de "vacaciones", y ella aun tiene unas semanas libres, deberíamos aprovechar y hacer un viaje fuera del país, lo cual a ella le encanta.Se pierde en la habitación de arriba y la escucho reír después de que comparo las brochetas de pollo con mis piernas.Entonces me encuentro solo, miro alrededor, me cruzo con mi reflejo en las ventanas panorámicas y aprieto mi puño derecho.He sido un completo desastre estos días, pero estoy intentando remediarlo.Marina baja las escaleras con una sonrisa y al verme a los ojos se inclina un poco para besarme. Recibo sus labios, le sonrío intentando ocultar mi pesar, como lo he hecho todos estos días, y seguimos cocinando.—¿Ser
Narra Marina.Tomo a Hillary de la mano después de decirle lo guapa que se ve con su vestido negro, el cual luce perfecto por su tono de piel, y caminamos hasta Rafaela quien está cerca de la barra con Roxana. Hay mojitos y aunque sé que estoy tomando medicamentos, y además tengo la menstruación, no creo que vaya a caerme tan mal uno solo.—¡Salud! —decimos todas para tomar de nuestras copas.—Gracias por venir eh, no pensábamos verte hoy —le comenta Rafaela a mi amiga, la cual sonríe con timidez.—Pues aquí estoy, saliendo de mi armario —le responde mi amiga.Roxana ve a su hermana de forma extraña e inmediatamente intervengo.—No, no dice que es lesbiana o algo así. Es solo que ella es bastante...—¿Conservadora? —pregunta Rafaela.—Eh, algo así, no tan al estilo americano pero sí —responde Hillary.—No te preocupes, mira, la familia Duque es todo lo que necesitas para tener una vida social amplia. Si quieres tener amigos, pues nada más júntate con nosotras y créeme, en menos de un
Narra René.Conduzco tan agotado que los ojos casi se me cierran solos. Además de tenerlos hinchados de tanto llorar en el baño antes de subir al auto, siento como si hubiese pasado 24 horas sin dormir.Es increíble lo que el malestar emocional puede causar en el cuerpo.Marina no está a mi lado; se fue con Hillary después de decirme:—Dame algo de tiempo.Al principio pensé que todo estaba perdido. Que Karen me había traicionado, que le había contado toda mi verdad a Marina; pero no. Hizo algo que no sé si es peor: le sembró dudas e inseguridades.Es fatal porque justo ahora siento que todo lo que hemos avanzado se echará a perder.Lo único que espero es que mañana toque la puerta de nuestro paraíso terrenal, decidida a quedarse conmigo por nuestro "para siempre".Recibo una llamada al llegar al penthouse y aunque quiero ignorarla no lo hago al ver que se trata de Rodrigo.—Raúl me acaba de llamar. Rocío sí puso la orden de restricción contra ese idiota.Suspiro. Sé que si vuelve a a
Narra René.—Esto no es un sueño, ¿verdad? —cuestiono, sin poder evitar el llanto, y ella sacude la cabeza mientras pone el anillo negro con diamantes pequeños en mi dedo—. Dios, Marina, mira lo que me haces. Cada vez soy más sentimental.Tomo sus labios queriendo expresarle lo emocionado, conmocionado, sorprendido y agradecido que estoy por ella, por su presencia, sus actos, y el amor que siente por mí.—Yo... —dice entre nuestro beso, y dejo que hable—. Nunca creí que pudiera algún día conseguir algo como lo que tenemos. Te amo, René. Y voy a estar contigo siempre, sin importar lo que otros piensen, porque a mí solo me importas tú, y todo lo que me haces sentir.Asiento frenéticamente. No puedo creerlo. Ambos lloramos de la emoción, la cargo en mis brazos, la beso, ella me abraza por el cuello y se hunde luego en él para suspirar.Mi corazón se puede escuchar en toda la habitación. Late emocionado por todo esto, porque no me lo esperaba, porque aunque quería ser de ella para siempre
Narra Marina.Viernes.Siento que cada que mi compromiso con René se fortalece, comienzo a conocer una nueva parte de mí.—¡Duque batea hacía el jardín central, y no hay quien lo pare! —grito, casi riendo, haciendo voz de narradora—. Duque se posiciona en segunda. Gregory Sánchez se prepara —digo, y el amigo de René me ve y ríe, mientras mi hombre se ve súper concentrado en su base—. Duque avanza hacia tercera, ¡tenemos base robada!, y su padre no pudo detenerlo.No puedo parar de reír cuando el señor Duque luce desconcertado porque no se dio cuenta de nada. Y en cambio mi hombre tiene una gran sonrisa en la cara.Suspiro cuando el castaño me tira una mirada y mi corazón bombea con demasiada fuerza. —¿Crees que haya sido buena idea? —me pregunta Patch cortando el momento.—¿El qué?, ¿todo esto? Por supuesto que sí.Intentamos crear un partido con las personas de su confianza. Solo es una especie de simulacro, ya que la mitad de los chicos no sabe qué hacen aquí. Por ejemplo, Raúl est
Narra René.Isaías le da a la piñata mientras todos los latinos coreamos la canción para este momento. Tengo a Marina abrazada por los hombros con cara alegre aunque no sepa exactamente qué decimos, y de repente se va de mi lado para ayudar a mi cuñada con mi sobrina ya que quiere comer pastel antes de tiempo.Verla con un niño en brazos me hace querer embarazarla lo más pronto posible; pero luego recuerdo nuestra realidad y el sentimiento nostálgico se posa en mi pecho. Pues lamentablemente con mis decisiones le he quitado la oportunidad de ser madre.Los caramelos de la piñata caen al suelo y todos los niños se apresuran en tomar lo que pueden. Allí es donde veo a Marina en medio de todos con mi sobrina ayudándola a tomar caramelos, y estallo de risa. Eso es trampa. La amo tanto.Rolando me palmea el hombro y con un movimiento de cabeza me pide que lo siga, así que lo hago. No hemos podido hablar bien desde hace mucho así que espero que esta sea nuestra oportunidad.—Tienes una fam
Narra René.El teléfono suena en mis pantalones mientras toco lo que puedo del cuerpo de mi mujer. Estamos en el ascensor y me importa un carajo que nos estén viendo por las cámaras.Marina jadea, y me mira con esos ojitos hermosos brillantes en cuanto mi mano se desliza por su espalda baja; introduzco mi mano dentro de su pantalón, llegando a la tela de sus pantys y estiro el elástico.Ella me muerde el labio y ahora soy yo quien jadea, sin dejar de sonreír.—¡Responde ya! —me pide, sacando el teléfono de mi bolsillo.Entonces lo tomo, atiendo sin ver, y cuando las puertas del ascensor se abren, la persona que está frente a nuestro paraíso terrenal, me hace achicar los ojos.—¡Por fin llegan! —me dice Roberto.Cuelgo la llamada sabiendo que es él. Y trago hondo al ver su estado físico. Mi hermano siempre ha sido un hombre que anda bien vestido y con buen ánimo, y luce como yo después de haber decidido quedarme con Marina. Terrible, sí.—Hola Roberto, ¿cómo estás?, ¿quieres jugo o caf