Narra René.Cuando nos encontrábamos fuera del edificio y el frío me raspó la piel, me di cuenta que ambos estábamos desnudos.Maldigo mi desesperación interna por el calor que desde hace rato me persigue queriendo explotar, y en cuanto estoy por meterla a mi auto, el vigilante me da su chaqueta y una almohadilla sin chistar. Le agradezco con la mirada y emprendo mi viaje hacia la clínica.Marina comienza a balbucear cosas, a quejarse, y mi pecho duele hasta hacerme sollozar.Tengo mucho miedo.—Vas a estar bien, amor —le digo, tomando su mano fría que cuelga en el asiento trasero.Quisiera decir o si quiera pensar desde fondo de mi corazón que nunca he querido lastimar a las personas que amo.—¿Vas a ir con nosotros? —cuestionaba mi padre, colocando su corbata elegante.—No estoy seguro.—Bueno, decídete ya, ¿no? Solo faltan por alistarse las gemelas y Raúl, así que te da algo de tiempo para elegir.La familia se había dividido en dos.Mamá, Rodrigo, Raúl y Roxana, irían al festival
Narra Marina.—Lamento que nuestra noche no haya terminado con una película y yo sobándote el cabello mientras te quedabas dormida.La suave voz de René hace que abra los ojos con cautela. Y mientras lo hago, entonces bromeo;—Voy a necesitar que sobes mucho mi cabeza.Para cuando abro los ojos de par en par recibo una punzada en la cabeza, en mi clavícula y me doy cuenta que, René no está. ¿Estaba soñando con él?—¿Qué fue lo que me sucedió? —Mantengo la calma al ver a Hillary entrar junto con el doctor Dmitry.—Una leve fractura en la costilla derecha —me dice con calma el doctor, y ahora que me lo informa, lo puedo sentir—. El collarín es por protección, porque tuviste una pequeña conmoción y una herida en el cuero cabelludo, pero no es tan grave. Todo dejará de doler en unas semanas. Ya el jefe de recursos humanos te dio de baja por un mes; tendrás que venir a traumatología cada diez días. Y sé que sabes mucho sobre esto pero, alguien tiene que limpiarte la herida en la nuca cada
Narra Marina. —¿Qué hacen aquí? —¿Cómo que qué hacemos aquí, hija? Somos tus padres. Nos preocupamos. —¿Pero quién los llamó? Y mi vista se va hacia René pero este luce confundido. Veo a Hillary, ella se encoge de hombros y entonces luego sé quién lo hizo. La única persona que está en mi información de emergencias es Hillary. Así que tuvo que haber sido Taylor. —¿Este es el hombre del video horroroso que se ha circulado de ti? —pregunta mi padre. Tiene cara de querer asesinar al pobre René. Dios mío. Siento que voy a desmayarme. —Papá, no es del todo lo que piensas. —Mucho gusto, soy René Duque... Mi hombre les extiende la mano, mis padres lo ven de reojo y se enfocan en mí. Entonces mi sangre hierve. —Disculpen, señor y señora Grimaldi. Vamos a hacerle un chequeo a Marina para saber si podremos darla de alta. En este momento necesita el menor ruido posible. Y estrés fuera. Hillary habla tan literalmente mientras me saca la sangre que trato de darle una sonrisa pero no pue
Narra Marina.En cuanto me ayuda a subir las escaleras y llegamos a la segunda planta mi boca simplemente no puede permanecer cerrada.Hay dos secciones. En una hay un pequeño juego de muebles modernos en una esquina mientras que la que será nuestra cama se encuentra encima de unos dos finos pero grandes escalones dándole un toque bastante moderno y de la realeza. Hay flores de todos colores a ambos lados de la cama, sobre las mesas de noche y me pregunto si Rafaela tiene que ver con esto.Inhalo el ambiente y es algo que no sé descifrar. Se siente cómodo y libre.Mientras René se pierde en alguna parte de este piso solo camino a la pared panorámica que da vista a un pequeño balcón que deja ver las zonas cercanas a la residencia, cosa que me hace sentir demasiado abrumada.Una vida de ricos. Todo dice "millonarios".—¿Lista? —su voz me besa el lóbulo de la oreja y con un asentimiento me doy vuelta para encararlo.El latino me toma la mano con cautela y me dirige otra parte de este mi
Narra René.Veo a la mujer preciosa plácidamente dormida y mi cuerpo se estremece como un adolescente enamorado cuando aparto de su nariz un mechón de su cabello y por consiguiente, ella mueve los labios como quejándose.La tengo aquí, a mi lado, respirando mi mismo aire y viviendo bajo nuestro techo. No han pasado ni 12 horas desde que estamos aquí y ya siento que tenemos miles de años compartiendo.Desde esta mañana, a pesar de lo que ocurrió, me siento y estoy más atado a ella.Me separo de su lado, no sin antes dejarla bien abrigada, y decido tomar otra ducha. A pesar de que sé lo que debería suceder, por los momentos no ocurre como me lo esperaba; sigo sintiendo el fuego dentro de mi pecho, pero es un fuego lento, como si estuviera cuidando que nada se salga de control.Sé que a partir de hoy todo será casi nuevo para mí, estos meses serán de constantes cambios. Y aunque haya estado acostumbrado a progresar y no retroceder, sé que con la compañía de Marina podré superarlo.Tras u
Narra René.En cuanto mi familia se fue lo que hicimos después de cenar fue: yo volví a limpiar su herida, le di sus pastillas, y caímos profundamente dormidos.Abro los ojos sintiéndome algo agitado, pero intento calmarme al ver a Marina plácidamente dormida a mi lado. Mi corazón no deja de latir con fuerza y un nudo se instala en mi garganta para cuando entro al baño y veo mi reflejo en el espejo.Miro a mí persona, teniendo todos estos temores de cómo será enfrentarme a la vida como una persona completamente normal, y entonces mis pupilas se dilatan.Me siento triste, abatido, por haber dejado esa parte de mí, pero sé que todo esto tiene un propósito.*Flashback*—Oye Hillary, no quiero dejarla sola tanto tiempo, ¿habrá posibilidad de darme una ducha y cambiarme aquí?Aunque la mejor amiga de Marina lo dudó un poco no se tardó el ayudarme con ello. Pronto me estaba dando una ducha, me cambié, y antes de pronunciar una palabra ya él y sus seguidores estaban allí.Tragué hondo y par
Narra Marina.—No nos hemos ido, queremos verte antes —dice mi madre, y mi silencio es la respuesta—. Nos iremos el domingo, Marina. De verdad, nos gustaría hablar contigo de algo importante.—Te llamaré cuando me sienta mejor, madre. Gracias por llamar, adi-...—Hija...—Dime, papá.—Te queremos.—Claro. Tengan feliz día —cuelgo la llamada y dejo el teléfono a un lado de la cafetera.No los quiero ver más, ¿por qué no respetan mi decisión?Quiero echar la cantidad de agua en la cafetera pero luego recuerdo que en alguna parte René tiene su colador así que lo busco, y recordando cómo lo hace, sigo sus pasos.Una sonrisa se forma en mis labios cuando recibo como respuesta a la foto de mi travesía una video llamada de mi hombre.—Dios. Mi sueño se hizo realidad; mi mujer en nuestra casa recién despierta preparando el café como se debe, con colador.La risa que suelto lo contagia. Luego tenemos estos diez segundos mirándonos a la cara, simplemente disfrutando de nuestra sonrisa y ese peq
Narra Marina.Mis latidos se aceleran cuando lo dejo pasar. Este comienza a hablar diciendo que supo lo que me ocurrió y que le alegra saber que estoy bien, y yo, solo asintiendo y ansiosa, le pido que me dé respuesta.—¿Por qué vino tan rápido?—Bueno, digamos que el señor Duque podrá muy bien ocultar su vida amorosa, pero no su estado financiero.—¿De qué habla? Ambos nos sentamos casi frente al otro sobre el mueble de cuero, y entonces él prosigue sacando una carpeta llena de fotos; fotos de toda la familia Duque y sus estados de cuenta.—Señorita Grimaldi, el señor Duque por muchos años ha estado invirtiendo sus fondos en toda su familia.—Bueno... Eso no lo sabía, pero tampoco es algo de lo que deba preocuparse uno, es decir, es su familia.Pienso en lo que es mi familia y el corazón se me revuelve, puesto que jamás podría desarrollar un amor así por ellos.—¿Qué tanto lo conoce?—Lo suficiente como para saber que quiere a su familia.—Señorita Grimaldi. Voy a ser claro en esto