Inicio / Fantasía / Mi Alfa de Plata / 1. Un aroma distinto
1. Un aroma distinto

Una manada de enormes lobos corrían velozmente por un sendero empinado lleno de arbustos y rocas. Todos estaban siendo guiados por un macho alfa, un lobo que sobresalía entre los demás. Era un espécimen de increíble belleza, el líder de la manada. Era un lobo de un pelaje espeso color gris, sus ojos eran color esmeralda y todo el cuerpo del animal irradiaba poder y valentía.

Esa tarde un grupo de lobos habían salido a cazar en compañía de su alfa, el pueblo donde convivían estos animales salvajes necesita alimentarse ya que eran una familia numerosa. Y dada la escases de alimentos debían recorrer cientos de kilómetros para encontrar alimento para todos. No era una tarea fácil la que llevaban estos lobos que se hacían llamar “los cazadores” solo ellos podían abandonar el dominio de los lobos para ir en busca de comida.

La razón de porque solo ellos eran los únicos con este derecho era fácil, el bosque donde habitaban estaba lleno de humanos cazadores. Les agradaba cazar a los lobos solo por su espeso pelaje, pero lo que desconocían esas personas era que estaban tratando con hombres lobos. Por el momento ningún lobo de la manada Luna de plata había perecido ante la mano de estos humanos salvajes, pero eso no quería decir que no pudiera suceder en algún momento.

Por ende el alfa de la manada había seleccionado a un grupo de lobos lo suficientemente rápidos y agiles para la tarea de cazar. Eren, era un alfa muy precavido. Defendía a su pueblo hasta la muerte y no estaba dispuesto a permitir que la vida de ninguno de los suyos estuviera en peligro. La vigilancia alrededor del pueblo era extrema, nadie traspasaba los límites sin que él no estuviera enterado. No era un alfa de 500 años por nada, se había ganado el respeto de su gente con el pasar de los años y eso era algo que apreciaba profundamente.

Pero no solo él llevaba el cargo de todo el pueblo Luna de plata, su beta Deon siempre se quedaba en el pueblo cuidando de todos. Era su mejor amigo y a igual que él se ganó el respeto y cariño de los lobos.  A pesar de ser más joven que Eren era igual de astuto e intuitivo. Así que podía dejar a luna de plata a su cargo con los ojos cerrados.

—Alfa. Lo llama  mentalmente uno de los cazadores que corre a su lado. —Hemos recorrido hectáreas y aun no hayamos ningún animal para cazar.

—Lo encontraremos, debemos tener paciencia.

—Pero nos hemos alejado demasiado del pueblo mi alfa, ¿no es arriesgado? Podríamos ser atacados por los cazadores.

—Están muy lejos, puedo olerlos a kilómetros de aquí.  Contesta Eren deteniéndose en seco.

Eleva el morro hacia arriba aspirando un aroma en particular, desde que salió de casa convirtiéndose en lobo una fragancia poco inusual invadió sus fosas nasales, y aunque sabía que estaba mal lo que estaba haciendo el alfa se estaba alejando de la manada porque seguía aquella esencia que lo mantenía curioso… su misión era encontrar comida para la cena de esa noche, pero por alguna razón sus motivos cambiaron drásticamente.

Eren se sentía algo confundido, porque jamás babeaba tanto como lo estaba haciendo ese día. Se sentía muy inquieto ante aquella fragancia tan empalagosa. Sabía que algo no iba bien, necesitaba descubrir que era lo que lo tenía tan ansioso. Hasta las feromonas de su cuerpo se habían encendido.

—Alfa, ¿se encuentra bien? Pregunta el mismo lobo a su lado. Todos rastreaban algún animal mientras que su líder se detuvo.

—¿De qué hablas?

—Nos hemos dado cuenta de que su aroma es mucho más fuerte que antes, ¿todo va bien?

Eren lo sabía, su propio olor se había vuelto penetrante y posesivo. Pero era inevitable no sentirse de esa manera. Ese aroma lo cargaba loco, solo deseaba encontrar que era lo que lo tenía tan mal. No podía achacarle aquella reacción a su celo, ya que se encontraba muy lejos todavía. Pero entonces, ¿Qué era? Ignorando al lobo que estaba a su lado, Eren continuo olfateando el aire un poco frio, de su morro salía vapor blanco pero aun así su olfato era demasiado agudo como para pasar desapercibido cualquier cosa.

Entonces su nariz capto exactamente el lugar de donde provenía ese aroma que volvía loco sus entrañas. Los ojos verdosos del lobo enfocaron ese lugar, pero ¿debía ir? Convenía arriesgar la vida de sus chicos solo porque tenía curiosidad por saber de qué se trataba, aunque a esas alturas comenzaba a sospecharlo. Miro fijamente el camino correspondiente que debía tomar, era la vía que tomaban los humanos para llegar al pueblo.

—Alfa, estamos cerca de una carretera en la que transitan los humanos. Indica un lobo llegando  a su lado.

—Iremos a ver algo.

Y dichas aquellas palabras hecho a correr en esa dirección impulsado por la curiosidad. Todo su cuerpo le pedía que fuera a ese lugar, y cada vez que se acercaban más intenso se hacia el aroma. Tenía que ser eso, no había otra razón explicable para ponerle nombre a lo que estaba sintiendo. Pero, ¿Por qué en ese lugar? Eso no le estaba agradando. Llevando su cuerpo al extremo Eren corría como un lobo salvaje esquivando rocas y arbustos seguido de su manada.

Entonces estando tan cerca de la vía donde transitaban coches el sordo ruido de unas yantas llamo la atención del lobo y sus compañeros. Todos llevaron su vista hacia la vía en el que venía un autobús a toda prisa el cual había perdido el control, se notaba al chofer tratando de mantener el control del volante pero le había sido imposible de maniobrar el enorme autobús. Sin remedio este se volcó comenzando a dar vueltas en la desolada carretera de la montaña.

Los lobos se encontraban escondidos entre los matorrales observando el desastre inminente en que ellos no podían hacer nada. Al final el autobús Traspaso las barreas amarillas de seguridad cayendo por el barranco que existía al lado de la vía.

—Alfa, debemos irnos de aquí. Los humanos vendrán para socorrer a esas personas. Nos pillara en medio.

Eren noto a sus lobos nerviosos, no es que les tuvieran miedo a los humanos solo que todos intentaban mantener en secreto su existencia y sobre todo naturaleza. Por esa razón llevaban tantos años vivos, por mantenerse ocultos de una humanidad cruel… pero por alguna razón no podía irse, ese aroma que lo arrastraba por todo el camino se encontraba dentro de ese autobús lleno de personas que se quejaban.

—Quédense aquí. Ordeno a los chicos.

Corrió hacia el autobús que se mantenía con los neumáticos hacia arriba mientras echaba humo por un costado, los cristales de las ventanas se encontraban rotos así que esto le permitió al alfa asomarse mientras olfateaba… en cuanto lo hizo  lo primero que diviso un par de ojos azules lo miraron fijamente. Eren sintió un latigazo en su corazón, esa chica lo miraba firmemente sin pestañar.

De pronto ella cerró los ojos quedando inconsciente. Eren se dio cuenta que el aroma que lo había llevado a ese lugar se desprendía de ella, no podía dejarla allí… algunos de sus lobos se acercaron a él.

—Eren debemos irnos, los humanos se acercan. ¡Son cazadores!

Sin pensárselo mucho el alfa se transformó en humano y como pudo metió su cuerpo desnudo al interior del autobús sacando aquella chica rodeaba de personas muertas y otras heridas... Estando con ella en sus brazos sintió su corazón palpitar más de la cuenta. Definitivamente esa mujer era su luna. Tomándola con firmeza Eren corrió directo al bosque desapareciendo entre la maleza.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo