—¿A-amantes? – le cuestionó al llevar sus manos a su pecho, al sentirlo pegarse a ella.
Agradecía la poca luminosidad, pues su rostro ardía de imaginar lo que eso significaba, sonrió tontamente.
– De-debes estar bromeando, no aceptare tal cosa — mencionó sin saber cómo reaccionar.
Caleb cerró los ojos y suspiró frustrado “No pierdas el control”, se recordó… si, Leia era un capricho, uno que lo enloquecía y lo hacia actuar como un completo imbécil.
Bajó su cabeza hasta apoyarla contra la de la pelinegra y se forzó a calmarse.
—Leia… - mencionó roncamente sin despegarse de ella.
Ella alzó su vista a él y los zafiros que el joven tenía por ojos, brillaron ante la poca luz lunar
—Parece que están peleando— comentó sin mucho interés Hilary a Leia que permanecía en el interior de la palapa observando, hasta ese momento sola, a la juvenil pareja.—Eso parecía— mencionó en voz baja al verlos abrazarse.Dio un suave respingo y se obligó a girarse cuando vio la suspicaz mirada de Emireth fijarse en ella a pesar de la distancia.—Bah, a quién le importa— mencionó hastiada la pelicorta.Estaba cansada por la noche anterior, pero al igual que todos pretendía aprovechar ese último día.— Ven, vayamos con Erick y los chicos a jugar voleibol — agregó Hilary y la jaló, los pies desnudos de las chicas encontrarían refrescante la suave arena de la playa segundos después.Ella s
— Bien, vayamos – dijo el rubio deseando hacer algo mucho mas delicioso. —¿En serio? – cuestiono Leia casi incrédula. —Sí, me cambio y bajo— le dijo y sonrió al verla sorprendida y con un indicio de sonrisa asomarse por sus rosados labios. —Bien, entonces te esperamos abajo — dijo todavía incrédula y se apresuró a desaparecer de ahí. —Leia— la detuvo al sujetarla del brazo— Tenemos una conversación pendiente – el rubio la miraba directamente a los ojos. Ella asintió y terminó mordiendo ligeramente su labio, por la promesa de problemas que esa conversación le representaba. Caleb notó su labio ser torturado por ella y la jaló para besarla, se complació al escucharla gemir, tal vez nerviosa, y sentir sus redondos senos pegados a su camisa, soltó su brazo y la envolvió en un abrazo, con su mano libre la tomó de la nuca y la obligó a dejarlo profundi
Volteó su rostro buscando a Hilary y ya no la encontró, su vista se fijó en las escaleras e inevitablemente pensó en Caleb y en que él había sido un distractor, bastante peculiar, al dolor que sentí al desquebrajarse su rosado sueño adolescente. Bajó apresurada a reunirse con el resto, antes de pensar más de lo que debía en ese arrogante ojiazul que quería seguir teniéndola en sus manos, sus amigos ya la esperaban y no tardó mucho en estar riendo entre el alboroto causado por Hilary, Erick e incluso Erick y Kristel. Asomado desde el gran ventanal, Caleb veía con sus fríos ojos azules al escandaloso grupo de jóvenes al que acompañaba, había salido de bañarse y terminaba recién de acomodar su rubio cabello, vio desinteresado ya lo lejos al motivo de su molestia correr al ser perseguido por Kristel e introducirse sin pensar en el agua, negó en silencio, ¿cómo podría seguir comportándose como un par de niñas? Deslizó su vista un poco más y m
Leia lo vio con desconfianza y se obligó a pensar en otra cosa que no fue el cosquilleó en su estómago, por encontrarse otra vez en una situación bastante peculiar con Caleb.Habían recorrido durante diez minutos la terracería por una angosta vereda, llegaban a una planicie. Observó con las luces del auto un gran y viejo árbol que era rodeado por arbustos y pastos altos.—¿Hay un nuevo mirador? – preguntó y se sintió tonta ante su absurda y desubicada pregunta al recordar las palabras dichas por él.Ahora que se veía ahí, el nerviosismo y expectación por el qué ocurriría y cómo ocurriría, la invadieron.—Sí, uno kilómetros más adelante, con vista al mar y la ciudad — le dijo mientras volteaba atrás para estacionar el a
La levantó al sujetarla con ambas manos por la cadera y buscó hundirse en su cuerpo.—¿Has tomado las píldoras? – le preguntó jadeante e impaciente por ella.Leia sintió un estremecimiento recorrerla al sentir la punta del hinchado y casi palpitante miembro del rubio en su entrada — S-si – respondió.—Entonces— mencionó y la traspasó con su endurecido miembro al dejarla caer sobre él.Leia gimió a pesar de morder su labio y él no contuvo un ronco gemido placentero al volver a sentir su miembro ser acogido por la apretada carne de Leia, se tensó por unos segundos cuando ella se abrazó a él al soportar el placer mezclado con un ligero dolor al recibirlo – Entonces— repitió—, puedo disfrutarte a placer — finalizó para apretar s
Había terminado de peinar su cabello hacía un par de minutos, y, aun así, seguía pasando el redondo cepillo entre su sedosa cabellera, suspiró resignada.—Esto está muy mal, Leia, estás muy mal —Se decía a sí misma al verse a los ojos en el espejo de cuerpo entero colocado en un pequeño armario en su pieza, bajó su mano con el cepillo en ella y mordió su labio preocupada, jugó con un mechón de su cabello con la mano libre, y se miró de pies a cabeza; una falda de holanes blanca y una blusa lila de manga tres cuartos y hombros descubiertos, eran las piezas de ropa que usaría para el día.—Casi no me reconozco— volvió a mencionar en un susurro, pero no por su forma de vestir, sino por la extraña forma de comportarse con la que venía estado actuando.&nbs
Apenas había salido de su dormitorio dejando una adormilada Kristel, cuando su celular vibró, lo sacó del pequeño bolsillo de su falda y al ver el identificador supo que no sería nada bueno.Casi cae al trastabillar a causa de las zapatillas altas y su presuroso paso combinados, maldijo internamente y se apresuró a dirigirse al estacionamiento, llegaría tarde a su primera clase por culpa de Caleb y sus absurdas órdenes, ¿quién se estaba creyendo?El sol del mediodía bañaba su cuerpo y el mismo era cubierto, en ocasiones, por la sombra de los otoñales árboles de ébano y de roble que regaban al aire sus verdes hojas todavía en esplendor, Intentaba no ver al par de estudiantes que llegaban a cruzarse en su camino, pues en su interior temía que alguna pudiera ver en ella, a dónde y con quién iba, y el nerviosismo q
—¿Qué demonios hacemos aquí? – Le dijo casi en un susurro, pero molesta.Le desagradó el cómo la enfermera la veía y le sonreía mientras Caleb le explicaba quién sabe qué.—Verás a un médico— dijo en tono frío, aún seguía pensando en lo dicho por Erick.—Eso ya me lo dijiste, además resulta obvio, pero, ¿para qué? – le cuestionó y le jaló de la camisa, ya que él había volteado el rostro en otra dirección.—Lo sabrás en su momento— aseguró, todavía no entendía cómo Leia no había visto el gran letrero de Ginecología, tras ellos.Ella frunció el ceño —¡Jódete, Caleb! … yo me largo de aquí&m