—Se me hizo tarde… - se lamentó la cobriza al ver la hora en su móvil, eran las nueve más quince y en sus planes estaba estar en rectoría antes de las nueve —genial, Leia…
Bajó corriendo las escaleras y el sonido de una llamada la hizo detenerse antes de atravesar la puerta de cristal que le daría salida del edificio.
—Caleb… - mencionó al ver el nombre que el móvil le mostraba —hola— respondió y sintió un nerviosismo extraño ¿cuánto habría escuchado de lo que su madre le dijo?
¿Dónde estás?
—Me dirijo a rectoría— descrito y siguió avanzando —tengo varias cosas qué hacer – aseguro.
—¿Necesitas ayuda? – cuestionó y e
Leia había atravesado las enormes puertas de madera del imponente y antiguo edificio, recientemente remodelado de rectoría, y había recorrido los largos pasillos de diferentes secciones donde transitaban tanto docentes, alumnos y padres de familia, el trayecto se le hizo más largo que aquella primera vez que estuvo ahí en su primer día de clases.Sus dedos golpeaban nerviosos la reluciente madera de ese mostrador, detrás del cual se encontró una de las secretarias confirmando la información que recientemente le había dado. +Leia recorrió su vista por el lugar, estaba en la sección que correspondía a su facultad, era un espacio enorme, puertas con los nombres grabados en delgadas placas metálicas de los distintos directivos, escritorios, computadoras, el sonido del teclado como de diversas impresoras y las charlas de los presentes llenaban el lu
Minutos más tarde y llegados al estacionamiento, Leia miro agradecida que su auto ya tenía sus cosas en el interior.—Ah, las chicas son geniales… hicieron entrar todo — dijo al abrir el auto, saber que no volvería le fue de gran ayuda.—No planearás que vayamos en esto, ¿cierto? – la fría voz del rubio a su espalda la hizo voltear.—¿Por qué no? – dijo y sonrió -… nos llevará a donde necesitemos— aseguró al dirigirse a su lado— sube— animó.—De ninguna manera, bajaremos tus cosas e iremos en mi auto— dijo el joven —entrégame las llaves.Leia resopló cansadamente — De cualquier forma, mi auto tiene que venir conmigo… así que subes, o nos sigues y corres el riesgo de perderme&hell
La cobriza que había cambiado su pantalón por uno corto short de mezclilla, vio que también en ese lugar se encontraban varios muebles, una cama de dos plazas a la cual le faltaba el colchón, pero también había un escritorio, el cual comprobó que debajo de esa blanca sábana que lo cubría, se encontraba en excelente estado.—Todo el lugar está igual — se quejó el rubio al recargarse en la puerta.—Sí, pero nada que un día o dos de limpieza no arreglen — Leia se esforzó por ser optimista cuando se acercó a correr las persianas del pequeño balcón.Los ojos azules del joven registraron la cremosidad de las piernas de la cobriza al verla estirarse… sonrió y mordió su labio al comenzar a surgir su libido.—Es bonito, ¿cierto? &ndash
Con su respiración agitada escuchó sus preguntas, ella tragó difícilmente —mi auto se averió— mintió y él sonrió —él me trajo… ah, Nicoleta… la tormenta no me deja escucharte bien… hay interferencia — volvió a mentir cuando el rubio alzó su pierna para colocarla sobre su hombro y tener mayor acceso al néctar de su sexo.Entiendo… niña, si necesita que vaya a asear la casa solo dígalo –—No Nicoleta, de ninguna forma… estoy en eso… gracias…Caleb deslizó su lengua a su intima entrada y Leia no pudo más, apartó el móvil de su rostro y cortó la llamada… jadeó y gimió al mantener apretado su dedo sobre el botón rojo que apagaría el dispositivo, el m
El agitado joven deslizó sus labios por el hombro y cuello femeninos provocando un estremecimiento a la débil chica.Leia mordió su labio y se recargó en el pecho desnudo del rubio.—Debe haber un problema con nosotros dos— mencionó y su voz no son tan divertida como pretendía al apenas estar desapareciendo la pasión que desbordaron.Él sonrió de medio lado al alzar sus manos que descansaban en su cadera, directo a sus senos y acarició los mismos.—¿Por qué? ¿por hacerle el amor a mi novia? — le cuestionó al oído y ella vibró y ladeó su cabeza pretendiendo controlarse, sonrió.—No, por hacerlo donde sea— aclaró ella, y esa última pregunta soltada por él, acarició su estómago con un cosq
La fría y analítica mirada negra de Emireth, se clavó en el horizonte al observar la tarde caer y ser opacada por esas nubes de tormenta y las gotas de agua resbalar tras el cristal de su ventana, no las notó al recordar la conversación con James momentos antes.—Así que por fin muestras tu carácter…— habló para ella misma, pero al referirse al pelinegro.James había estado en ese lugar sin que ella lo esperara y le había informado que el día de mañana tenían una cita con un ginecólogo de confianza y ese mismo médico descartaría o confirmaría su supuesto embarazo…era una complicación.Sonrió molesta al girarse y recargar su cuerpo en la pared y cristal a su espalda…había sido divertido molestar a Leia al quedarse con James, había sido convenien
Afuera, en la sala, Leia había iniciado una conversación con Kristel, tuvo qué decirle la verdad, su casa era inhabitable por el momento y que viviría un par de días con Caleb… su charla se alargó al punto que el rubio que había salido a esperarla optó por tomar una ducha, Leia se forzó a continuar mintiendo y asegurándole que nada pasaba entre ella y su apuesto novio, ya que no deseaba decírselo por teléfono y menos por verse en esa situación… sabía que Kristel lo tomaría mal, pero prefería hacerlo de frente.—Es por eso que tendrán que esperar para visitar mi nueva casa — mencionó, por último.La castaña resopló desanimada —siento mucho que pases por esto…—Descuida, espero que solo sea una etapa— dijo e intentó creer
El característico sonido de un chat activo atrajo la atención del rubio, se acercó a su computador y se sentó a esperar a la cobriza… prestó atención al mensaje que Stefano le había mandado y dio un par de instrucciones más del encargo que había ordenado esa mañana; también le ordenó mandar a alguien a recoger su auto que se había quedado en la universidad y que se le llevara hasta ese edificio.El rubio resopló cansadamente al apretar el puente de su nariz.—¿Agotado? — preguntó Leia divertida al verlo deslizar su cuerpo por esa silla de piel y tomar una postura más relajada.—Algo— aceptó el joven al cerrar su portátil y llevar su mirada a la joven salía envuelta en su tonta toalla verde y de ranas, ahora veía que era enorme —¿qu&e