Las hojas de los árboles lucían relucientes bajo la luz ambar del sol, aunque Leia, no podía apreciarlo, caminaba apresurada intentando escapar de ese incomodo momento, las palabras de James habían sido demasiado dolorosas, con ello, sus últimas esperanzas se habían esfumado…así como sus tontas ilusiones de cuento de Hadas.
—¡Leia! — la detuvo James antes de que se alejara demasiado de la cafetería.
Leia cerró los ojos mientras se animaba a enfrentar su mirada.
—Siento si te incomodó la plática…— se disculpó tomándola del brazo para verla —… pero no tienes que irte – dijo James sintiéndose miserable, la había lastimado.
—No me voy por eso…en verdad tengo que hacerlo — se justificó Leia, no solo fue la pl&aacut
El viento golpeaba con gentileza su rostro en aquel auto que iba a cierta velocidad, los nervios no se hacían esperar, había aceptado aquella demasiado indecorosa propuesta sintiéndola como la única opción para dejar de ser la niña aburrida y sosa y convertirse en una ardiente mujer…como Emireth Young era.Leia apretó suavemente su falda entre sus manos, volteó a verlo de reojo y sin terminar de desaparecer su nerviosismo, mientras avanzaban por las grandes avenidas de la ciudad.—¿Exactamente a… dónde vamos? — le cuestionó y mordió su labio mientras lo veía conducir, dio un respingo cuando él de reojo volteó a verla.—Ya te lo dije… a mi departamento — mencionó fríamente Caleb mientras la flecha verde del semáforo le autorizaba avanzar.
—¿Nunca te has tocado? ¿Nunca te has masturbado? — cuestionó Caleb y su voz sonó más ronca de lo que le hubiese gustado, sabía que era virgen, pero eso podría haber sido una opción.—N-no… jamás…— respondió ella y su rostro ardió en vergüenza.—Es algo muy natural… que… reconozcas tu cuerpo…— aseguró y contuvo las ganas de besarla, ese juego era de él, y no pensaba caer con ella.—D-detente…— suplicó cuando él de forma atrevida, llegó a la parte en medio de sus piernas y acariciaba esa zona tan prohibida de su cuerpo, apretó sus piernas para frenarlo.—¿Por qué? — volvió a cuestionar y besó una vez más su cuello —¿no te gusta?&mdas
James estaba tan furioso que sentía que aquella rabia no se extinguirá con nada, ella, su inocente y dulce Leia, se había largado con ese maldito al que odiaba tanto.—¿Qué se fue con él? — cuestionó incrédulo Erick.Después de que esos tres salieran de la cafetería, James había regresado solo y visiblemente molesto, no había mencionado ninguna palabra, después Emireth salió de ahí llevándoselo consigo, y no era hasta ese momento, en el que estaban por comenzar el entrenamiento de la tarde que se veían.—Eso fue lo que dije…— respondió James fastidiado.—Creo que debes dejar de darles importancia, era un riesgo y lo sabías — mencionó cansadamente Erick.—Aun así… esto no me gusta nada — m
Leia miraba hacia la nada dentro de su habitación sintiéndose aun mareada por todo lo que había pasado en el departamento de Caleb.— Le dije que si…— recordó ese par de cosas que el joven le había preguntado a la mitad de su orgasmo, Caleb le había preguntado si le estaba gustando, y después le preguntó si lo dejaría seguir haciéndoselo a ambas cosas ella había respondido afirmativamente…—¿Por qué? — se cuestionó… en ese momento no pensaba en James… en lo único que pensaba era en él, y en eso que le hacía.– No, no era por él, no era por Caleb — se convenció a si misma, creer lo contrario la asustaría.—¡Leia! — habló la castaña Kristel sorprendiendo a una distraída cobriza al entrar sin avisar a su c
— El nuevo socio se ha añadido… el capital de la empresa creció y por consiguiente, tus utilidades…— escuchó Caleb del otro lado de la línea y una sonrisa curvó sus labios.—Eso significa que puedo disponer de la misma cantidad de dinero que se me había estado depositando…— mencionó con tono frio el joven ojiazul.— No solo eso… pronto no tendrás que preocuparte por mesadas…— la voz del otro lado de la línea arrastraba un tono casi siniestro que lo hizo fruncir el ceño.— Eso espero… es frustrante — el rubio dejó de lado cualquier idea y se enfocó únicamente en su situación.—Te enviaré por correo los datos del nuevo socio y unos papeles a tu departamento que debes firmar y devolver de inmediato, es mero trámite, yo como Di
Leia se vio una vez más frente al espejo… había tenido un par de clases por la mañana, justo había decidido cambiarse de ropa, pues las mañanas eran frías en esos días finales de verano y principios de otoño, pero para el medio día, el calor reinaba… usaba un short corto de color beige, una playera semi ajustada gris que dejaba ver lo redondeado de sus senos y unos tenis planos a combinación con ésta…ese día había decidido atar su cabello en una coleta alta, como acostumbraba, al vestir tan informal o hacer deporte, tenía varias horas libres, ya para las clases de la tarde, buscaría algo más adecuado.Suspiró cansadamente al recordar que estaba sola… Kristel y Hilary estaban en clases… se observó al espejo y vio su imagen desanimada… ¿qué le estaba pasando?... no era normal verse tan
La cobriza respingó.—¿Eh? – dijo sin entender a que se refería.—¿Lo hiciste? — Caleb se repitió, aunque odiaba hacerlo.Ella tragó duro y bajó su vista, había olvidado por completo que él le había ordenado masturbarse.— S-si…— mintió.Caleb entrecerró sus ojos sin creerle.— Mírame — le ordenó el apuesto rubio al volverla a sujetar del rostro.Los ojos de Leia temblaron… “¿se dará cuenta?”… justo ahora le preocupaba al verlo molesto, aunque todavía no sabía qué tenía de malo que lo desobedeciera, pero le aterraba.— Mentirosa — dijo Caleb y sonrió arrogantemente ¿Acaso lo creía idiota?—¡
Recorrió en varias ocasiones con su fría mirada los pasillos saturados de estudiantes, mientras avanzaba por el edificio de su facultad, otra vez no estaba.Sacó su celular y digitó su número, marcó y esperó un momento… ella no contestó.— ¿Qué demonios te estás creyendo, Leia? – se preguntó molesto mientras mandaba un mensaje.Era jueves, y desde el lunes que se separaron en el estacionamiento, no había vuelto a saber de ella. quiso darle tiempo para asimilar las cosas, ella era estúpidamente pudorosa, y estaba seguro que el solo hecho de verlo a la cara le representaría un problema después de lo último que hicieron, pero ya se había fastidiado… él era quien ponía las reglas y no la iba a dejar pensar lo contrario.Siguió su camino con destino