El sol de las ocho de la mañana iluminaba los jardines del campus, el vaivén de estudiantes comenzaba su trajín diario y el desfile daba comienzo en filas interminables que buscaban llegar a tiempo para sus clases, Leia se sentía disgustada con ella misma, se había desvelado en aquella fiesta y ahora mismo sufría las consecuencias de ello…era mejor pensar solo en eso que seguir meditando las palabras dichas por Caleb Blackburn y lo que había visto que ocurría entre James y esa chica Emireth…definitivamente era mejor.
—Solo a mí se me ocurre desvelarme cuando tengo clases temprano…— se lamentó en voz baja la joven Leia, mientras descansaba su rostro apoyado en su mano, veía sin mucho interés lo que su profesor estaba escribiendo en la enorme pizarra, sin embargo, e inevitablemente, por más que deseara no pensar en ello, de pronto dejó de prestar at
Caminando apresurada por los pasillos, Leia sentía sus mejillas arder, no tenia mucha experiencia en nada, en realidad, toda su vida había sido dentro de su circulo familiar y los Miller, James y su apuesto hermano mayor, eran los únicos chicos con los que ella había cruzado palabra en su vida, luego, claro, estaba Erick que era el novio de su mejor amiga Kristel, pero fuera de ellos, jamás había hablado con ningún otro, su padre siempre había sido muy estricto y ella toda su vida escolar la había pasado en colegios religiosos y de señoritas, incluso su padre pretendía que siguiera siendo así en la universidad, pero ella se negó rotundamente y por primera vez en su vida estudiaba en un centro de estudios mixto…por supuesto, nunca pudo imaginar que habrían muchachos como Caleb Blackburn tan…atrevidos…—¡Leia! — gritó la p
Ella negó en silencio ¿qué les decía?—N-no… no salgo con él…solo nos estamos conociendo – dijo Leia ya nerviosa.—Ah… deberías hacerlo… es guapísimo…— interrumpió Hilary emocionada.—Creo que en esta ocasión estoy de acuerdo con ella…— apoyó Kristel, Caleb no le caía bien, pero al menos podía distraerla de su arraigado amor por el imbécil de James.—No salimos… solo hemos hablado… un par de veces…— se avergonzó al recordar de qué habían sido sus charlas.—Ah, mira… ahí viene…— dijo Hilary al percatarse de la presencia del joven en el lugar, todos voltearon su vista a él.—¡Ey, Caleb, Erick! — los
Las hojas de los árboles lucían relucientes bajo la luz ambar del sol, aunque Leia, no podía apreciarlo, caminaba apresurada intentando escapar de ese incomodo momento, las palabras de James habían sido demasiado dolorosas, con ello, sus últimas esperanzas se habían esfumado…así como sus tontas ilusiones de cuento de Hadas.—¡Leia! — la detuvo James antes de que se alejara demasiado de la cafetería.Leia cerró los ojos mientras se animaba a enfrentar su mirada.—Siento si te incomodó la plática…— se disculpó tomándola del brazo para verla —… pero no tienes que irte – dijo James sintiéndose miserable, la había lastimado.—No me voy por eso…en verdad tengo que hacerlo — se justificó Leia, no solo fue la pl&aacut
El viento golpeaba con gentileza su rostro en aquel auto que iba a cierta velocidad, los nervios no se hacían esperar, había aceptado aquella demasiado indecorosa propuesta sintiéndola como la única opción para dejar de ser la niña aburrida y sosa y convertirse en una ardiente mujer…como Emireth Young era.Leia apretó suavemente su falda entre sus manos, volteó a verlo de reojo y sin terminar de desaparecer su nerviosismo, mientras avanzaban por las grandes avenidas de la ciudad.—¿Exactamente a… dónde vamos? — le cuestionó y mordió su labio mientras lo veía conducir, dio un respingo cuando él de reojo volteó a verla.—Ya te lo dije… a mi departamento — mencionó fríamente Caleb mientras la flecha verde del semáforo le autorizaba avanzar.
—¿Nunca te has tocado? ¿Nunca te has masturbado? — cuestionó Caleb y su voz sonó más ronca de lo que le hubiese gustado, sabía que era virgen, pero eso podría haber sido una opción.—N-no… jamás…— respondió ella y su rostro ardió en vergüenza.—Es algo muy natural… que… reconozcas tu cuerpo…— aseguró y contuvo las ganas de besarla, ese juego era de él, y no pensaba caer con ella.—D-detente…— suplicó cuando él de forma atrevida, llegó a la parte en medio de sus piernas y acariciaba esa zona tan prohibida de su cuerpo, apretó sus piernas para frenarlo.—¿Por qué? — volvió a cuestionar y besó una vez más su cuello —¿no te gusta?&mdas
James estaba tan furioso que sentía que aquella rabia no se extinguirá con nada, ella, su inocente y dulce Leia, se había largado con ese maldito al que odiaba tanto.—¿Qué se fue con él? — cuestionó incrédulo Erick.Después de que esos tres salieran de la cafetería, James había regresado solo y visiblemente molesto, no había mencionado ninguna palabra, después Emireth salió de ahí llevándoselo consigo, y no era hasta ese momento, en el que estaban por comenzar el entrenamiento de la tarde que se veían.—Eso fue lo que dije…— respondió James fastidiado.—Creo que debes dejar de darles importancia, era un riesgo y lo sabías — mencionó cansadamente Erick.—Aun así… esto no me gusta nada — m
Leia miraba hacia la nada dentro de su habitación sintiéndose aun mareada por todo lo que había pasado en el departamento de Caleb.— Le dije que si…— recordó ese par de cosas que el joven le había preguntado a la mitad de su orgasmo, Caleb le había preguntado si le estaba gustando, y después le preguntó si lo dejaría seguir haciéndoselo a ambas cosas ella había respondido afirmativamente…—¿Por qué? — se cuestionó… en ese momento no pensaba en James… en lo único que pensaba era en él, y en eso que le hacía.– No, no era por él, no era por Caleb — se convenció a si misma, creer lo contrario la asustaría.—¡Leia! — habló la castaña Kristel sorprendiendo a una distraída cobriza al entrar sin avisar a su c
— El nuevo socio se ha añadido… el capital de la empresa creció y por consiguiente, tus utilidades…— escuchó Caleb del otro lado de la línea y una sonrisa curvó sus labios.—Eso significa que puedo disponer de la misma cantidad de dinero que se me había estado depositando…— mencionó con tono frio el joven ojiazul.— No solo eso… pronto no tendrás que preocuparte por mesadas…— la voz del otro lado de la línea arrastraba un tono casi siniestro que lo hizo fruncir el ceño.— Eso espero… es frustrante — el rubio dejó de lado cualquier idea y se enfocó únicamente en su situación.—Te enviaré por correo los datos del nuevo socio y unos papeles a tu departamento que debes firmar y devolver de inmediato, es mero trámite, yo como Di