Descuido planeado

—¿Qué haces? — le preguntó cuando la sintió bajar su mano en medio de sus muslos y acariciarle su miembro.

Leia perdió el aliento al verlo y se encogió de hombros —S-sólo demostrarte que… también te extrañé.

Cuando Leia se apartó de él y le acarició suavemente el pecho, para terminar arrodillada entre sus piernas, entonces fue el turno de Caleb de perder el aliento.

Ella, muriéndose de pena porque, aunque la luz de la habitación estaba apagada, la del pasillo alcanzaba a iluminarlos, coló sus dedos en el dobladillo elástico de ese pantalón deportivo, y luego de acariciar por encima de la ropa la hinchada y sensible masculinidad del rubio, deslizó el pantalón y el boxer del chico, sobresaliendo el firme miembro que casi rozó el propio abdomen masculino

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