La mirada oscura, casi negra y fría de cierta pálida joven se fijó en la gran ciudad en el horizonte, luego de haber caminado un par de elegantes pasos sobre esos tacones que completaban el exquisito vestido beige que portaba, bajo el abrigo de marca que tanto amaba.
—El joven estará aquí en un momento, señorita — la suave voz de la secretaria de presidencia hizo voltear a la chica que sólo le asintió en respuesta.
Señora, esa era la palabra que debería distinguirla, eso, todo lo que estaba bajo sus pies era lo que se merecía, ella había estado a nada de obtenerlo, tal vez había presionado demasiado a Caleb al grado de casi perderlo pero ese error no podía repetirlo, ella iba a estar con él hasta el final, ambos así lo deseaban aunque ahora él parecía haberlo olvidado.
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Leia se estiró en las puntas de sus pies buscando bajar una pequeña maleta que siempre le había servido para transportar productos de aseo personal y maquillaje, Oreo, curioso como siempre saltó a unos de los compartimentos del closet y le molestó los ojos al rozar su larga cola en su cara.—Oreo — regañó la chica al tomarlo en brazos.El felino se restregó en su cuello y Leia sonrió.—Es extraño que esté aquí, ¿verdad? — le dijo al rascar tras su oreja.Aunque era viernes y debía estar trabajando, su supervisor siendo consciente de sus planes, le sugirió dejar de asistir y prepararse con calma; él estaba al tanto de todo y aunque no podía pagarle por no asistir, al menos podría ayudarla no marcando las faltas de los tres días que debía trabajar en su hoja de recomendación, si es que llegaba a necesitarla.—¿Estás aburrido? — le preguntó como si pudiese contestarle y se sentó en la cama con él en brazos. Leia frunció los labios desanimada — Seguro nos extrañas, lo peor es que estaremo
Altas palmeras se dispersaban por los jardines, pequeños arbustos y flores de vistosos colores, ya para ese entonces la cobriza tenía idea de cómo eran los chalet en los que se quedarían, pues había varios a lo lejos; un par de personas también caminaban por ahí y algunos niños corrían por los amplios jardines. —Este será el lugar donde pasaremos las noches — informó el rubio y Leia sintió un escalofrío recorrerle la piel por la idea que eso le traía. El camino de granito se hacía ancho y subía por un par de escalones circulares, que eran enmarcados por varias plantas de hojas grandes y brillantes, sus maletas estaban a los pies de la puerta de madera, un pequeño candil colgaba del techo blanco, el mismo color que se extendía a las paredes con grandes ventanas, el reservado era de dos pisos, el segundo menos extenso que el primero, pero Leia casi podía adivinar que la parte no cubierta de techo en la planta alta, era destinada a área de esparcimiento, como ya antes había visto. —Va
—¿Qué hizo qué? – la voz de Darlene sonaba notoriamente sorprendida tras escuchar hablar a Emireth.La altiva y astuta cobriza volteó a verla mientras molesta se servía una copa de vino — Ya te lo dije, el imbécil se largó del país seguramente con Leia — dijo con un tinte de indignación impregnando sus palabras.Estaba realmente ofendida luego que hace unas horas había ido a buscarlo y el encargado del edificio le informó tal cosa, pero no pudo conseguir que le dijese a dónde.Darlene la vio con algo parecido a la preocupación en sus ojos.—No deberías consumir alcohol, sabes que te hace daño – le reprocho al saber su estado.Emireth emitió un pequeño gruñido irritado —¿Qué demonios importa? – r
– ¿En serio? Te dije que no habría nada de qué preocuparnos— regañó Hillary que esa noche de nochebuena había decidido cenar con Kristel en casa de Elric.Ella se iría poco antes de media noche para terminar de celebrar con su novio ocupado y finalmente conocer a su familia.—Ah, ya cállate y procura no tocar el tema en este lugar — amenazó Kristel cuando por fin entraron a la enorme casa donde Elric todavía vivía con sus padres, y alojaban a su tía, Scarlett.—Oye, y entonces, ¿dices que la mamá de Caleb y él no se llevan bien? ¿Por qué? – cuestiono.Kristel lanzó una mirada de advertencia que divirtió a la pelicorta.—Me pregunto cómo se la estarán pasando ese par, la idiota de Leia ni siquie
Leia suspiró sintiendo una incomodidad desplegarse por su cuerpo, movió su cabeza lado a lado intentando liberar tensión.—¿Te sientes bien? — preguntó Caleb que iba recargado completamente a su asiento, viendo con poco interés la película que ese vuelo mostraba.La mano de Leia que exhibía el par de anillos fue directo al pecho femenino — Me siento ansiosa — reconoció intentando acomodarse en el asiento a su lado.Él frunció el ceño mínimamente —¿Por qué razón? –—No lo sé… desde hace días me he sentido extraña… ganas de llorar o algo así— dijo lo último con un rastro de vergüenza. Sonrió ante la extrañez de su ahora esposo y ladeó su cuerpo para abrazarse a uno de los
Leia gimió con un rastro de sufrimiento debido al juego ruin de Caleb al no pretender tocarla, lo escuchó sonreír y ella llevó sus ojos cristalinos de pasión, al espejo frente a ellos; se percató apenas de cómo su sonrisa desaparecía para ahora morderle el hombro, era un maldito.Ella quiso moverse cuando él comenzó a penetrarla con sus dedos, satisfaciéndose más él por lo que generaba en ella.—Quédate quieta, Leia — ordenó con voz muy gruesa y la penetró con más fuerza, haciéndola tanto humedecerse como crecer un poco más esa clase de excitante molestia que sentía — Pórtate bien, princesa — indicó y su miembro duro latió ansioso de encajarse en ella.—¿Princesa? — ella apenas logró preguntarse entre espasmos inv
Leia sonrió y se llevó su mano izquierda a rascar su mejilla, avergonzada quizás, luego de que ellos sabían que había estado con Caleb en ese viaje, quedando más que descubierta la vida sexual que mantenía con el rubio.—¿Les ofrezco algo de tomar? — quiso cambiar el tema —Por ahora sólo tengo jugo de naranja – dijo la alegre chica.Kristel negó y los ojos azules de Elric se achicaron al fruncirse su ceño, luego que no había dejado de verla.—Leia— interrumpió el chico — ¿qué es eso? — preguntó ahora viendo el par de anillos que la chica portaba en uno de sus dedos.Kristel bajó su mirada extrañada —… Leia…— soltó sin darse cuenta, totalmente desconcertada.Leia tapó su
—Ponte de pie, Leia — suplicó Caleb mientras intentaba cargarla.Ella negó al soltarlo y seguir tumbada en el suelo, sus manos se apoyarían en el frío vitropiso mientras que seguía llorando y tratando de asimilar las cosas… ¿y cómo iba acostumbrarse a estar sin su mamá?, era, aunque no siempre estuviera presente, como su mejor amiga, su mayor aliada de vida, Leia no entendía como se podía sentir ese dolor tan punzante en el pecho y garganta y seguir respirando.Caleb logró levantarla y apretarla en un abrazo —Necesitas recostarte y calmarte— aconsejó el de larga rubio, intentando con su segura voz tranquilizarla.Leia negó —Debo ir— afirmó — Papá debe de estar fatal— reconoció y eso la hizo sentir peor.Ella había estado feliz vi