—Sólo esta vez— presionó él al apoyar su mano en el escritorio, dispuesto a no dejarla pasar.
Leia frunció el ceño al verlo.
—¿Por qué? — preguntó seria. Que él se interesara en ese tipo de cosas, era muy peligroso para ella… y Edrick.
—¿Estás o no con él? — presionó viéndola a los ojos. Los ojos azulinos atravesaron los azulinos buscando una verdad. Leia tensó su mandíbula.
—Sí— dijo luego de un momento, viéndolo a los ojos.
Él sonrió soberbio. Mentirosa.
Apoyó la otra mano y ella se tensó y desvió su rostro, pues los labios de Caleb quedaron casi sobre los suyos.
La proximidad de sus cuerpos comenzó a hacerles mal.
Caleb la penetró con la lengua y ella no pudo callar un gemido. Gracias al cielo que el lugar estaba vacío, o eso creía. El rubio bebió de su sabor y recorrió su lengua entre su sexo, entreteniéndose ventajosamente en su clítoris. Leia tembló. Él presionó ese punto sensible con su lengua y succionó con fuerza el mismo, mientras que su dedo medio frotaba el interior caliente de Leia. Ella sólo pudo seguir temblando.Caleb era su muerte.Sabía exactamente qué y dónde tocar, para hacerla sudar, gemir y hasta llorar.Comenzó a faltarle el aire.—Mierda— él gruñó cuando no pudo esperar por su orgasmo ahí abajo. Se puso de pie y comenzó a besarle los labios. Los brazos de Leia le rodearon el cuello cuando casi pierde el equilibrio. La mano izquierda
Una vez en su casa vacía, Leia se duchó y buscó no pensar hasta no tener la cabeza fría. Encendió el televisor mientras se cambiaba y aun así su cabeza la traicionó.¿Qué estaría haciendo Caleb en ese momento? ¿Qué pensaría de ella?¡Dios!... él sí la buscó.Exhaló y cerró sus ojos preocupada.«Que te buscara no cambia nada» le recordó su parte sensata. «Desde un principio no quería dejarte ir, ¿recuerdas?»La cobriza se sentó en su cama mientras terminaba de secar su cabello.Era cierto.Que Caleb la buscara no cambiaba el hecho de lo que le dijo, no cambiaba sus pensamientos ni tampoco borraba sus palabras respecto a un hijo.«&i
—Caleb… ¿qué, qué ocurre? — preguntó con cierta desconfianza, pues sus asuntos laborales ya no eran de urgencia.—Necesito verte— fue cortante.Leia asintió —¿Ocurre algo malo? –—Dímelo tú – le respondió.—¿Perdón? –—¿Vienes o voy? –Leia frunció el ceño —¿A la ensambladora? –—Justo aquí –Ella tuvo una sensación de angustia formándose en su garganta. Exhaló despacio —Dame treinta minutos— pidió.Ella esperó en la línea a que él dijera algo más, pero Caleb colgó. Leia dejó escapar el aliento y luego de
—¡No tienes idea de las malditas noches que pasé pensando en todo lo que pude haber dicho para que te quedaras! Para que me eligieras a mí. No sabes cuánto te busqué – lloro Caleb sufriendo.Leia tembló.—Y cuando te encontré, preferiste alejar a nuestro hijo, dejándolo con mi madre— dijo, dejando para otro momento ese otro punto que Leia, traidoramente, había ocultado — todo para que yo no lo conociera, ¿Qué querías? ¿Qué me largara y nunca la viera? –Ella negó.—¿Por qué demonios me dejaste follarte y no dijiste algo tan importante como eso? ¡¿Por qué?!— alzó la voz y ella casi respingó — Te dije todo lo que te había extrañado y también buscado, ¿por qué no lo
—Wow— exclamó Edrick asomándose luego de haberse detenido — Hace mucho que no veníamos aquí – dijo el pequeño emocionado.Leia sintió ansiedad en su estómago.—¿Estamos celebrando algo? –—No, cariño, verás…— la cobriza que vestía un sencillo vestido negro, luego de haberse cambiado al perder su tarde de trabajo, hizo tronar sus dedos — hoy… hoy conocerás a alguien –—¿A alguien? ¿Alguien importante? — preguntó con el ceño fruncido y ya con ganas de bajarse.Leia asintió.—Seguro después de esto tendrás muchas preguntas que… que tal vez no sepa responderte muy bien, pero… ¿Quisieras ser educado mientras esto termina? –—Siempre soy educado— le recordó el pequeño que portaba un bonito conjunto tipo hípster, que lo incomodaba un poco porque solía levantarse cuando corría, Edrick acomodó su infaltable gorrita de orejas de gatito y volteó a ver afuera — Y, ¿a qué hora bajamos? –Leia soportó la presión en su estómago.—Ahora— respondió — Enseguida te abro –La chica de pelo cobre y coleta
El día siguiente Leia logró mantenerse concentrada en su trabajo, aunque de vez en vez, divagaba pensando en su hijo y ese proceso de asimilación que vivía. Recordar lo emocionado que se fue al colegio para contarles a todos que sí tenía un papá…un papá tan cool, además, le dibujó media sonrisa; aunque la preocupación no disminuyera del todo, pues ella todavía debía de dejar clara su situación con él. También necesitaba saber qué tan enserio se estaba tomando él las cosas; no quería que fuese de esos padres que llegan, llenan de regalos e ilusiones a los niños y luego se van. Edrick no se merecía eso.Minutos después de las tres de la tarde, Scarlett le envío un texto diciéndole que Caleb sí había pasado a recoger a Edrick al colegio y eso sólo la animó a seguir
Los días siguientes fueron una rutina.Leia llevaba a su hijo al colegio, Caleb lo recogía, pasaban la tarde juntos y por la noche lo llevaba a casa, cuando Leia ya estaba ahí. Él sólo se aseguraba que el entrara bien y después se iba, sin saludar o voltear atrás. Para la cobriza ya era común sentir esa presión en cuello y garganta cada que su hijo llegaba diciendo lo bien que se la había pasado y que su papá ya se había ido, que volvería el día siguiente.Intentaba que no doliera, pero Caleb la estaba destrozando, se preguntaba cómo hacía él para no sentir lo que ella, ¿Qué tanto la odiaba? ¿Qué tanto pudo lastimarlo para que él lo hiciera de esa forma con ella?El sábado Caleb tuvo demasiado trabajo como para poder pasar temprano por Edrick, el pequeño ya estaba listo y con mochila al hombro para cuando él llegó. Eran las cinco de la tarde y Leia estaba sentada con el niño en el escalón de la puerta, frente al jardín. Edrick había abierto la puerta de la calle para verlo llegar.Cua
«Acéptalo, Caleb. Tu hijo pagó las consecuencias de la inmadurez de sus padres. Leia hizo lo que pudo, pero tú ni siquiera seguiste buscando».Las palabras de mi madre remordían día tras día eso que llamaba conciencia. Para ser honesto, anteriormente había pasado sobre ésta con relativa facilidad si eso me llevaba a un bien mayor. Nunca tuve problema con ello. Al contrario. Ser un miserable cabrón podía llenarme de orgullo si no me convertía en un perdedor al que se le escapaba de las manos aquello que realmente importaba.Pero ahora era diferente.Ahora tenía un hijo.Y a Leia. Esa gran mujer que se recompuso tras el desastre en el que convertí su vida y me dejó volver a ella.Quería ser una mejor persona.Veo a Edrick dormir y sigue revolvi&e